martes, 2 de agosto de 2011

México y Michoacán DESPUÉS DEL CAOS


            Con la economía colapsada, desquebrajada la política, por los suelos la educación, la obra pública cerca del cero, y la mayor parte de los fenómenos sociales enredados en el caos, Michoacán vive la peor de las inseguridades.
            Sin embargo, eso no es lo más grave. El gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, asegura que “en el Estado no hay focos rojos”, y que   sólo “nos amanecemos con noticias meramente amarillistas”.
            Lo anterior significa que se esquiva o se ignora, por parte del ejecutivo estatal, una realidad lacerante a la vista de todos. Y lo más peligroso es no darse cuenta de que existe esa anarquía; como lo más perverso es mentir, afirmando que todo está bien, frente a tal desbarajuste.
            Autos y camiones devorados por el fuego en las calles, constantemente, en diferentes rumbos de Morelia y de Michoacán. Granadazos y balaceras sembrando de cadáveres los asfaltos y los campos. Descabezados por doquier causando el terror. Ciertamente todo lo anterior no son focos rojos; es, sí, la anarquía plena.
            Si no hubiera desorganización extrema, ¿cómo se explica la reciente llegada de nuevas fuerzas armadas a Michoacán, en número de mil ochocientos, que se suman a las miles ya existentes?
            Empero, ese caos en Michoacán está generado, entre otras causas, por dos motivos de grueso calibre que podrían graficarse, por los excelentes caricaturistas de la Revista SIEMPRE!, con una de esas viejas escopetas de doble cañón; uno, el de la izquierda, y el otro el de la derecha, disparando a la vez en contra de los michoacanos.
            Recuérdese que a nuestra entidad federativa le ha tocado, de gravedad, más de 10 años de malos gobiernos, y por partida doble: el federal de Vicente Fox y la también michoacana Martita Sahagún, y el ahora encabezado por nuestro paisano Felipe Calderón Hinojosa, a quien le gusta ejercer como comandante en jefe de nuestras fuerzas armadas y como jefe nato del Partido Acción Nacional en el país, y en especial aquí en su tierra; y el estatal, funestamente manejado por Lázaro Cárdenas Batel, primero, y actualmente dirigido por Leonel Godoy Rangel, quien presume de tener un gabinete de bajo perfil, para no verse opaco, y a quien place comandar al Partido de la Revolución Democrática, aunque sólo sea a pocas tribus de esta entidad.
            Los dos michoacanos, el Presidente Calderón y el gobernador Godoy, presumen orgullosos ante sus huestes su enemistad recíproca.
            A esa innegable antipatía, a la vista de todos, se suma la carencia de capacidad de las partes para sobreponer a toda individual animadversión el superior interés de los michoacanos, y esto nos ha costado demasiado a todos, y sólo con el paso del tiempo, que suele conducir a la mesura, se podrá precisar el valor de los daños causados.
            La lista de los males forjados por esa izquierda y por esa derecha, en nuestro Estado, sería interminable si aquí la insertara. Irrelevante resultaría, en mención breve, utilizarla como simple paisaje para dar fondo a otros aspectos torales del tema. Pronto los analizaré, con el sano ánimo de que la izquierda y la derecha se mejoren, pues son necesarias.
            Ahora sólo señalaré que la derecha calderonista, entre la guerra y el desempleo que ha provocado, está decidida a que Michoacán sea gobernado por Luisa María Calderón Hinojosa, hermana y consejera del actual Presidente de México, quien como precandidata del PAN es recibida en audiencia privada por el gobernador Leonel Godoy, después de escribirse y publicarse, mutuamente, delicadas cartitas en los medios masivos de comunicación locales, motivando el desagrado y desconfianza de la población.
            Mientras que Silvano Aureoles Conejo, con un nerviosismo que refleja su debilidad, y con la superficial bendición de los Cárdenas, incumple convenio con su contrincante perredista Enrique Bautista Villegas, de limpiar la elección interna, y se pone torpemente rijoso, con ocurrencias majaderas y de mal gusto, en contra de sus adversarios electorales. Se observa que los michoacanos no aceptamos ya más PRD, ni vemos con confianza al PAN.
            Pero el PRI, por su parte, y su candidato a la gubernatura Fausto Vallejo Figueroa, no deben ganar únicamente por las enormes fallas de sus oponentes, sino por su conducta honesta, activa, eficaz, respetuosa, de unidad positiva e inteligente, ante nuestros graves problemas.
            Este caos de cada día nos tiene irritados al máximo. Deseamos que la noche que hemos vivido quede atrás, y nunca más retorne.
            Por lo general, e históricamente, después del caos adviene la dictadura. Quiera la madurez y prudencia de los michoacanos, y desde luego de todos los mexicanos, que esto no sea así. Trabajemos y votemos todos con la mayor responsabilidad para que no nos volvamos a equivocar, como con acierto reflexiona Beatriz Pagés Rebollar en su Editorial más reciente.