lunes, 24 de abril de 2023

LOGOS

México quiere paz

GRITO DE GUERRA DE AMLO   

        El presidente de México nunca debe estar deschavetado ni rabioso.

        Sólo alguien que tenga una locura iracunda se va hasta el Puerto de Veracruz para que, “se me escuche, y se me oiga lejos”, refiriéndose a los mensajes que dirige a la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación, y al gobierno de los Estados Unidos de América.

        La sede de la Suprema Corte es vecina (calle de por medio) de Palacio Nacional; y, además, el único que ha decretado rompimiento total del vínculo entre estos dos poderes es el presidente López.

        Desde aquellas costas del Golfo de México el primer mandatario de la nación provocó olas de turbación, y de maldad, furibundas: “Estoy dando instrucciones irremisibles a los secretarios del gabinete para que no les hablen por teléfono a los ministros, ni acepten ninguna comunicación con el Poder Judicial Federal”.

        Nuestro actual presidente no tiene idea de las consecuencias reales y jurídicas de sus actos.

        Únicamente por retórica populista (para exclusivo consumo de un pueblo-masa, cegado por una demagogia ramplona) se explica, sin justificarse, que el presidente López grite desde Veracruz: “Se habla en EU de que su ejército intervenga en México, al darles ellos a la delincuencia organizada de nuestro país el trato de terroristas”.

        Y agregó Amlo: “Tenemos la capacidad para tratar y resolver ese problema, por lo que no queremos ayuda de nadie, aunque su ofrecimiento sea con buenos propósitos. Ese asunto sólo corresponde a la soberanía de México”.

        ¿Qué necesidad tiene de levantar polvaredas el señor autócrata?, cuando todos los días visita Palacio Nacional el embajador estadunidense Ken Salazar, a quien puede entregar notas diplomáticas oficiales, con acotamientos verbales explicativos.

        Pero, así, no le acomoda formalizar con seriedad profesional esos asuntos de su incumbencia constitucional.

Lamentable es que use dos caretas antijurídicas e inmorales: una, la humillada y humillante, de servil ante los poderosos y, la otra, de bravucón de lejecitos y con multitudes acarreadas.

Tenemos, por ende, un discurso presidencial contradictorio. El presidente López asegura: “México tiene una gran autoridad moral”; ¡y esto es cierto!, pero Andrés Manuel carece de ética.

Padecemos de unidad nacional por culpa del ejecutivo López, quien todos los días de su mandato se ha encargado de dividir a los mexicanos; ¿cómo es qué ahora afirme, sin dejo de vergüenza, que los mexicanos estamos unidos, en torno a que el presidente proteja con sus simpatías y abrazos a la delincuencia organizada?

Las organizaciones criminales se encuentran globalizadas; así que, para superar ese mal, las soluciones deben ser globalizadas.

Es una equívoca política internacional, por parte del presidente López, lanzar el grito de guerra, en contra de cualquier país.

Ahora el torpe es López Obrador al incitarnos a la guerra; ayer lo fue Felipe Calderón; ambos son belicosos sin ningún sentido.

La terrible situación en la que el presidente López tiene a la población mexicana, nos invita a valorar con inteligencia a la seguridad, nos exige que con prudencia tengamos un manejo activo y equilibrado, y nos obliga a que con toda dignidad conquistemos la paz, diciendo no a la guerra, aplicando el principio de respeto mutuo entre naciones y entre individuos.

¡No a la guerra!, camarada López.

Ni siquiera su salud personal le permite ser belicoso. Ni su covid ni su corazón le admiten ser ni conscripto en bravatas de barrio.

 


lunes, 17 de abril de 2023

LOGOS

Cartas marcadas

TAHÚR DE MACUSPANA

        Los juegos con cartas marcadas, del tahúr de Macuspana, se le están convirtiendo en alarmantes fuegos.

        Esos deplorables retozos del presidente López están llevando al traste a sus propias corcholatas; empero, por desgracia, implican a México.

        El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, uno de los hermanitos más queridos del autócrata, explicó mostrando su falta de convencimiento a los legisladores morenistas: “Es disposición del presidente de que pongamos en la inoperancia al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), y así poder tener nuestro mundo ideal”.

        Y el INAI quedó sin quórum.

        Sin poder dar la información sobre la tesis con la que Andrés Manuel López Obrador obtuvo su licenciatura, y cerrando para todos en México el acceso a la información y acabando con la transparencia que deben tener los actos del gobierno.

        Ese es el “mundo ideal” del obradorato.

        Para ahora, aseverar el presidente López que “el INAI no sirve para nada, y cuesta muchísimo dinero”, y que mejor ese peculio se lo entregará a los pobres.

        El INAI nos ha costado a los mexicanos miles de veces menos de lo que al país le ha costado mantener, en la opulencia, a la sagrada familia López Obrador.

        ¿Cómo opera el cerebro de un fullero como el de Macuspana?

        Con cara dura y labioso afirmó: “El presidente lo sabe todo”, “en México no se produce ni se vende fentanilo. Eso sale de China”.

        Al tiempo que los resultados de una investigación minuciosa del gobierno de EU desnudó cabalmente al tramposo Andrés, el presidente que lo sabe todo.

        Difundió la DEA todo un mapa explicativo de dónde, quiénes, por qué rutas, cada cuándo, que tipos de transporte, se utilizan en México para hacer llegar el fentanilo a EU. Se observa que los han estudiado a detalle.

        Frente a esa realidad ¿qué diría un presidente bribón y mentiroso?

        Sus opciones a su alcance mafioso deben ser muchas.

Daré ejemplos:

‘No es cierto, no es cierto, son mentirosos los conservadores y neoliberales, los de acá y los de allá’.

‘Sí, es cierto, tomaré medidas inmediatas, pero después de una investigación a fondo. Yo no encubro a nadie ni a mis familiares ni amigos ni colaboradores’, (esto, para dar tiempo a desenlaces baratos, como encarcelar a unos ocho soldados, o cuanto más a altos mandos de las fuerzas armadas, miembros del gabinete. A éstos, en la desesperada, los sacrifica).

        Pero… ¿cómo pudiera haber actuado previamente a esas circunstancias, un presidente con esas mañas de apostador?

        Conjeturemos, por la forma en que le trabaja su sistema nervioso. Es posible que en ese inicial contubernio les dijera indirectamente al crimen organizado: tenemos todos que partirles la madre a los gringos, desde dentro,  en su propio territorio, utilizando la inercia de que sus jóvenes están enviciados; y, así, se unen dos fuerzas, cada una por sus propios motivos, económicos y políticos.

        Regresemos a la realidad, sin especulación. El propio Adán Augusto mostró más sentido de proporción que el presidente López en el caso de los 43 migrantes muertos en un centro para proteger a la migración en Ciudad Juárez. El secretario de Gobernación se sintió el responsable, y en su ansia de salvarse, señaló claramente como imputable al secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard.

        Esas dos cartas marcadas del obradorato deberían renunciar y someterse a juicio, respetándoles su presunción de inocencia.

        Y el presidente no debería jugar al tío Lolo, ya que su deseo es desaparecer al Instituto Nacional de Migración, para convertirlo en un consejo de protección al migrante. Como si cambiando el nombre se resolviera el problema de fondo.

Lo mismísimo que hizo para desaparecer la corrupción gubernativa. Se acabó esa corrupción; ahora se le llama: apoyos a los gobiernos morenistas y a los funcionarios de ese partido, previamente autorizados por el autócrata.

        La carta marcada y consentida del presidente López, quien por sus actos y omisiones también debería renunciar, y sujetarse a juicio, con previa presunción de inocencia. A quien seguramente se refería el presidente, entre veras y bromas: “No les vaya a salir alguien más radical, porque yo ya estoy bastante fresa y me estoy hamburgesando”.

        Esa herencia del Tahúr la rechazamos. El voto es libre y secreto. ¡Los ciudadanos al poder!

 


lunes, 10 de abril de 2023

LOGOS

Resucitar valores

CONTRA LA MALDAD EN MÉXICO

        Qué maravilla es el cerebro del ser humano, ya que lleva, en sí, todo lo que descubre, más todo lo que imagina, y lo que crea.

        En su sistema nervioso encontramos, revueltos, u ordenados, los fenómenos existentes: físicos, matemáticos, biológicos, químicos, poéticos, históricos, religiosos, jurídicos, éticos, filosóficos, astronómicos, políticos, económicos, y demás etcéteras.

        La lucidez talentosa del español errabundo León Felipe Camino (1884-1968), nos sigue refiriendo en su herencia mensajera:

“Hazme una cruz sencilla, carpintero…

Sin añadiduras ni ornamentos…

Que se vean desnudos los maderos,

desnudos y decididamente rectos.

Los brazos en abrazo hacia la tierra,

el astil disparándose a los cielos.

Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto:

Ese equilibrio humano de los diez mandamientos…

Sencilla, sencilla…

Hazme, hazme una cruz sencilla, carpintero.”

Empero, la inteligencia del hombre no queda únicamente en poesía. La realidad de aquellos hechos sobre un cristo en su cruz, y dos acompañantes de malas costumbres también sacrificados, cierta o no, está ahí.

¡Aterra y conmueve!

Tres cuerpos humanos clavados, cada uno en su agobio, en lo alto del Calvario.

Llovía y se iniciaba la oscuridad. Esos hombres crucificados chorreaban sangre, y estaban en agonía.

Los constantes y terroríficos rayos, caídos del cielo, iluminaban el tétrico escenario. La gente que estaba por morbo y curiosidad, para ver si dios salvaba a su hijo Jesús, empezó a irse, rápido y desilusionada.

Sólo quedaron las marías: María madre de Jesús, María Magdalena, María de Cleofás; y tal vez Salomé, Juana de Cusa y Marta.

A mí no me cabe duda de que estaban aterradas, pletóricas de miedos.

Y aquel Jesús moribundo, en sus últimos estertores, sintió su enorme soledad, bajo su cognición de ser vulnerable.

¿Dónde estaba el Padre, propicio y dispuesto a darle su ayuda divina?

Nadie pudo ni quiso socorrerlo. El salvador de todos, no pudo salvarse a sí mismo.

De ese momento es cuando los cuatro evangelios oficiales, aprobados por el imperio romano en el Concilio de Nicea, donde se instituyó el cristianismo, nos narran que Jesús sacó de su garganta un grito desgarrador.

“Elí, Elí, lamma sabactani”.

“Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado?; éstas, son las siete palabras.

¡Que duras y que ciertas!, ante un despojo sin vida, reposado al fin en un roca del huerto, envuelto en una sábana perfumada, por la atención cariñosa de su madre terrena.

A ese Jesús judío que había transmitido a los vivos amor, con un feliz mensaje, le pagaron con la muerte; y ya sin vida, debía estar entre los muertos, o mejor aún, tenía que estar entre los durmientes, por creencia de la religión hebrea que establece la resurrección, permeándola a todas las religiones que de ella nacen.

Con esa creencia, todos los que han muerto, o moriremos, son o seremos durmientes. Y todos despertaremos para asistir al juicio final, resucitados.

Conforme a esa visión, Jesús se nos adelantó al resucitar al tercer día de ser durmiente.

Las mujeres que acompañaban a María, para recoger el cuerpo de Jesús, se encontraron con que alguien había removido la enorme piedra que tapaba la cueva en donde reposaba el durmiente sagrado.

Dentro de ese socavón, encontraron a un jovencito vestido de blanco llenó de luz, quien les informó: “No os asustéis. El que buscáis, no está aquí: ha resucitado, pero pronto volverán a verlo”.

Y… ¿cuándo es “pronto”?, en la agenda de la teología cristiana. ¿Veinte milenios más, o antes de que concluya el año 2023?

Los tiempos que hoy vivimos son complicados, y muy riesgosos para la humanidad.

La maldad ha tomado el poder.

Y nosotros, sí estamos aquí, y es necesario cumplir nuestros deberes jurídicos y éticos.

Con la resurrección de nuestros mejores valores, es urgente que superemos a esa malignidad que tanto afecta a México.

  


martes, 4 de abril de 2023

LOGOS

Ebrio de poder

SIN PENSAR EN LA RESACA

        La Semana Santa del 2023 servirá, entre otras cosas, para dar un respiro a la cabeza patibularia que desde su púlpito, en Palacio Nacional, mal gobierna a México.

        Esos migrantes en Ciudad Juárez no eran delincuentes, y no tenían por qué estar tras de rejas con chapas y candados, al inicio de la semana próxima anterior.

        Al siguiente día de estos asesinatos de estado, el presidente Andrés Manuel López Obrador sentenció en forma sumarísima: “Esto tuvo que ver con una protesta que los migrantes iniciaron, a partir, suponemos, de que se enteraron de que iban a ser deportados. Y como protesta, en la puerta del albergue pusieron colchonetas y les prendieron fuego, sin imaginar que esto iba a causar esa terrible desgracia”.

        En síntesis y en inicio, responsabilizó Andrés Manuel a esos migrantes, por simple decreto oral.

        Contrario a esa versión oficial (realista, pero mezquino), el secretario de Gobernación Adán Augusto López, alterado, afirmó: “El secretario de Gobernación no es el encargado de operar el sistema migratorio… es Marcelo, el secretario de Relaciones Exteriores, quien se encarga de ese tema migratorio”.

        Una vocera de la cancillería fue tajante: “El Instituto Nacional de Migración es parte de gobernación y no de relaciones exteriores”; para después, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores afirmar con mayor profesionalismo: “Dejo cualquier consideración de índole política para otros momentos. Cada cual debe hacer lo que le corresponda en esta hora”.

        El presidente López se encargó de fijar el número de muertos: 39; y en su terquedad lo sigue asegurando, aunque una realidad impertinente la coloca en 43 muertos hasta este momento.

        Con esa imprudencia del destino, el fuego le llegó a los aparejos al señor presidente.

        Nuestros antepasados, los homínidos, tienen cuatro y medio millones de años migrando por todo el planeta, y seguirán migrando mientras el ser humano viva. Y esto no es culpa de López Obrador.

        La responsabilidad total del actual presidente mexicano, la que le es propia y personalísima, es la muerte (no de 39), sino de más de un millón de seres humanos durante el tiempo de su ejercicio gubernativo, por su desacertada, tiránica, divisionista y arrebatada, política de salud pública, de migración, de seguridad pública, de economía, de trato directo al crimen organizado, del huachicol que no se acabó en Tlahuelilpan, de militarización del país, y de un sinfín de deslices y dislates que han terminado en asesinatos.

        Ante todo eso, el presidente López confiesa: “La tragedia migrante me partió el alma”.

Esa puede ser una más de sus mentiras, pues millones de mexicanos piensan que es un tipo desalmado, un ebrio de poder, que no piensa ni en su propia resaca.

En derredor del fuego de esos asesinatos, se han destapado muchas cloacas:, pero sobre todo la del cónsul honorario nicaragüense corrupto, la de compañías de seguros rateras, la de seguridad privada inepta y ladronzuela, pero sobre todo, la de ineptitud del gabinete; así, da el tufo de pejelagarto tatemado, quien al final de cuentas es el responsable de todo ello.

Los mexicanos reconstruiremos a México; mientras, el humo y el fuego de esa prisión de Ciudad Juárez (que no albergue), junto al olor de cadáveres humanos calcinados, los llevará en su olfato López Obrador, hasta el último día de su existencia.