martes, 30 de agosto de 2022

LOGOS

Amlo y 4T

ARMADOS CON SALIVA REMENDONA

        Por delitos electorales se investiga a Pío López Obrador, quien pidió la comparecencia de su hermano (el presidente de México) frente a la fiscalía correspondiente.

        Ante la posibilidad de ser citado, y de cara a una pregunta al respecto en una mañanera reciente, el presidente sentenció: “Yo no soy corrupto.”

        “¿Y su hermano Pío?”, replicó el periodista incómodo.

        “Tampoco Pío es corrupto”, contestó el presidente, con lo que dejó ejecutoriada su sentencia.

        Así, con ejercicio indebido del servicio público, actúa un presidente autoritario; él dispone quiénes son corruptos y quiénes no.

        Porque en un régimen dictatorial incipiente como el nuestro, de la palabra del ejecutivo federal dependen honras, patrimonios, salud, familias, libertad y vidas.

        Ese poder unipersonal que ha venido concentrando, en sí mismo, el presidente de la república, lo conduce al extremo de violar, un día sí y otro también, la Carta Magna de México, ante la indignación de millones de mexicanos, y la complacencia de otros millones de mexicanos, apáticos la mayoría, y militantes de la 4T los menos.

        La opinión internacional está azorada, pero firme y dispuesta a obrar en consecuencia, en defensa de sus intereses, ante un país con terrorismo y dividido por nuestro propio presidente.

        Pero ahora resulta que Amlo aporta otra mentira más al sostener, fundado sólo en su saliva remendona, que: “Debe ser obligatoria la prisión preventiva oficiosa, a fin de evitar la impunidad y la corrupción, porque si no prosigue ese encarcelamiento, se estaría terminando con toda la acertada estrategia de seguridad pública” que, él, torpe y novedosamente ha impuesto: “abrazos y no balazos”.

        Una vez que el conscripto aspirante a dictador hizo pública su voluntad de destruir el principio de presunción de inocencia, todos sus corifeos repiten automáticamente el capricho de su jefe; desde el secretario de gobernación hasta el último de los gobernadores morenistas.

        Don Adán Augusto López Hernández fue especialmente, de visita política coercitiva, a entrevistar al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para obtener el apoyo de este máximo órgano jurisdiccional, frenando el dictamen del ministro Luis María Aguilar Morales que declara inconstitucionales varios artículos del Código Nacional de Procedimientos Penales (y de otras leyes secundarias) al violar los derechos humanos garantidos por el artículo 19 constitucional respecto a la presunción de inocencia, porque a un presunto inocente que no ha sido sentenciado por un juez, no puede ni debe imponérsele una pena anticipada de privación de su libertad.

        Existen casos al por mayor, donde a una persona se le priva de su libertad por años, para después soltarlo absuelto, sin siquiera decirle: usted perdone.

        Acaba de pasar con Rosario Robles, y algunas otras mujeres.

        Está pasando con Jesús Murillo Karam, a quien cuando se le deje en libertad (ojalá sea pronto), nadie le dirá: usted perdone.

        Esos dos casos no son los únicos, sólo los recientes y famosos, pero seguramente que habrá más, porque les urge levantar la polvareda para encubrir todos los fracasos del presidente, y sus fiascos de “abrazos y no balazos”, con los que se enlaza al crimen organizado con propósitos electorales.

Por debajo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos está el presidente; éste no tiene atribuciones para decidir quién es culpable o no, y a quiénes se priva de su libertad, y a quiénes no.

 


lunes, 22 de agosto de 2022

LOGOS

En un océano de errores

SOBREVIVE MÉXICO

        Todos los presidentes de México (y sus dos emperadores), desde la independencia de nuestro país en relación con España, han tenido en el ejercicio del poder algún, algunos o muchos aciertos.

        No todo ha sido negativo en ellos, y ninguno ha sido cien por ciento perfecto.

        Sí, hemos tenido presidentes con más aciertos que errores. Sí, ha habido presidentes mexicanos que han sido buenos hombres, como hemos tenido presidentes que resultaron hombres perversos.

        En materia de honradez, podemos contar una buena cantidad de presidentes con honorabilidad aceptable; y, también, hemos tenido presidentes corruptos en grado extremo.

        Más allá de la mitad de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo observo con algunos aciertos, pero lo veo imperfecto en su ejercicio, cargado de negatividad y perversión, cuidadoso de sus márgenes de honradez personal, pero tolerante, en extremo, con la deshonestidad de familiares y amigos.

        Y algo destacado, a la vista, es su errática política en todo el amplio mundo de la administración pública.

        Su labor práctica y constante en lo que a él corresponde, en lo que corresponde a las atribuciones de los otros dos poderes federales, y en todo el gobierno mexicano (entidades federativas, ayuntamientos, dependencias descentralizadas, desconcentradas y fideicomisos), está pletórica de faltas, deslices, tropiezos, culpas, caídas, resbalones, aberraciones, despropósitos, injusticias, descuidos, omisiones, equívocos, desatinos, anacronismos, falacias y atrocidades.

        Con todo mi pesar, hago uso de esa cantidad de adjetivos que califican el océano de errores en el que está hundido México desde hace varios sexenios, pero acentuados por la estulticia e ineptitud del autoritario presidente que padecemos actualmente.

        Presidente que ha contagiado sus vicios, miedos y odios, a sus partidarios y a sus opositores.

        Aquí, es necesario que transcriba una lúcida expresión de Max Born (1882-1970), científico alemán que estableció la física cuántica, en oposición al gran maestro, también alemán, Albert Einstein (1879-1955); mientras éste afirmaba: “dios no juega a los dados”, aquél aseguró: “dios está jugando a los dados”.

        Pues bien, Born nos dejó una frase rotunda: “La creencia de que sólo hay una verdad, y que uno mismo está en posesión de ella, es la raíz de todos los males del mundo.”

        Y para la desfortuna de los mexicanos, de esta generación y de las que vienen, nuestro actual presidente cree, de manera absoluta, que sólo hay una verdad, que él se encuentra en posesión de ella, y así, ésta es la raíz de los males que nos agobian en los tiempos que corren.

        La verdad absoluta presidencial nos ha conducido a agravar todos los peligrosos problemas que le heredaron sus antecesores, y a estas dificultades ha sumado nuevos y azarosos conflictos nacionales.

        Existe mayor inseguridad pública hoy, que en anteriores sexenios;

mayor pobreza, más inflación, más bajos niveles educativos, menos calidad en la salud pública, más mentiras presidenciales, mayor corrupción, más severo autoritarismo, más delincuencia organizada, mayores chanchullos electorales, menos fuentes de trabajos, peor obra pública, mayor militarización, más desunión entre los mexicanos, menos poder adquisitivo del salario, precios de los bienes y servicios elevadísimos, mayores conflictos internacionales.

        Sobrevive, lo bueno de México, en un caótico y terrorífico océano de incertidumbres, en el epicentro de la política cuántica, y sin vivir en el mundo subatómico, sino en la simple realidad de todos nuestros días.

        El presidente no tiene la verdad absoluta que pretende, y no tiene el derecho de jugar, a los dados, el destino de los mexicanos.

 


lunes, 15 de agosto de 2022

LOGOS

Hay solución

HONOR A LAS FUERZAS ARMADAS

        El actual presidente de México, desde que era candidato a este honroso cargo, prometió que si triunfaba disolvería a las fuerzas armadas.

        Ya como ejecutivo federal, durante los primeros meses en el ejercicio del poder, ratificó su decisión de regresar al ejército y a la marina a sus cuarteles, y estudiaba, dubitativo, cómo destruir a esas instituciones militares.

        No hay duda de que esa determinación unipersonal, y autoritaria, estaba en un posición de extremo.

        Todos los ciegos lacayos de ese poder le aplaudían a rabiar su antimilitarismo al presidente, y repetían como pericos domesticados las supuestas razones de estar en contra de la militarización.

        Ahora, en este agosto 2022, el péndulo presidencial se colocó en el otro extremo.

        El movimiento de extremo a extremo no fue violento, ya que poco a poco fue transformándose, el presidente, de radical civilista a fundamentalista castrense, con los matices convenencieros que le permitió el ser jefe nato de las fuerzas armadas.

        La determinación presidencial fue de facto e inconstitucional, por entregar al ejército y a la marina muchas de las atribuciones que corresponden legalmente al resto de las secretarías del ejecutivo federal, en cada entidad federativa, y adjudicarles, con amplia discreción y sin licitaciones, una enorme tajada del erario federal.

        Ha estado violando el presidente la Carta Magna que protestó cumplir (respecto a las fuerzas armadas y de forma directa) en los artículos 5º, 13, 21, 31, 36, 76, 89 y 129; preceptos que pretende derogar, reformar o adicionar, y de manera indirecta otros que le estorbarían en su proyecto militarista.

        Y con la ansiedad de sus ocurrentes prisas, el presidente, sin esperar a un proceso legislativo del congreso constituyente permanente, se adelantará el próximo 16 de septiembre para entregar la Guardia Nacional (a la que la constitución instituye como organismo civil) a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Marina.

        En franco desprecio al sistema jurídico mexicano, lanza la bravata el presidente: “que juzgue mi acto de autoridad la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.

        Mientras eso acontece, el presidente, con su política de seguridad pública, está incendiando al país.

        Al tiempo que un periodista chayotero del obradorato, cercano al ejecutivo federal y llamado Epigmenio, asegura que “el narco y la derecha” son los causantes del caos, cuando a la vista el presidente es responsable de todo, por su autoritarismo.

        Por otra parte, si hubiese narcos con la derecha, también habría narcos con la izquierda.

        Ese es el galimatías desbarajustado al que nos ha conducido el actual presidente; porque la vocación de éste no es unir, sino desunir, no es sumar sino restar, no es multiplicar sino dividir, en todo y a todos.

        Así, se ha metido en callejones sin salida, y en ellos, cada vez se atasca más.

        Todos sus palafreneros bajunos que antes le aplaudían su antimilitarismo, hoy por hoy festinan con hurras su militarismo.

        Claro que este engorroso problema tiene solución.

Pero se necesita que el presidente, sea quien sea, con carácter y totalmente permeable, decida firme y con buen sentido, sobre lo que le presente un pequeño equipo multiprofesional de mexicanos inteligentes, honrados y trabajadores, que planeen, a corto, mediano y largo plazo, con puntualidad, valentía y lucidez, las operaciones precisas a seguir de inmediato.

        Desde luego, reconociendo y partiendo del cochinero en que estamos.

        Y al arrancar de dónde y cómo estamos, tener por meta, entre otras cosas positivas, la desmilitarización de México, reentregando a nuestras fuerzas armadas, con reconocimiento, dignidad y decoro, el honorable lugar que nuestra Carta Magna les otorga.

 


martes, 9 de agosto de 2022

LOGOS

Fabricar culpables

SIN MIRARSE AL ESPEJO

        Dentro de la misma familia López Obrador el agua está llegando al cuello, todo por obrar mal y no precaverse a tiempo.

        Pablo Hernández Romo, abogado de Pío López Obrador, aseguró que su cliente pide que su hermano, el presidente Andrés Manuel López Obrador, sea citado por la Fiscalía General de la República en la investigación que Pío tiene en su contra.

        Asevera su abogado Pablo: “Me dijo Pío que hay una persona que lo sabe absolutamente todo, todo, y ese es mi hermano Andrés Manuel, respecto a los sobres con dinero que para el movimiento recibí de David León”, quien fuera director de Protección Civil del gobierno federal.

        Ya hace tiempo que Latinus presentó el video de Pío recibiendo dinero, como una información denunciadora; y, a parte del tosco enojo presidencial, la soberbia en el poder no previno nada, y el caso otra vez se desborda.

        Y frente a esta confronta entre hermanos, el presidente hará lo que sabe hacer, distribuir la culpa hacía otros, porque él es incapaz de aceptar falla alguna.

        Ése no es un caso aislado de negligencia. La mayor parte de los actos presidenciales están improvisados.

        La mina de carbón que colapso en Sabinas, Coahuila, tiene como causa la falta de cautela presidencial. Obvio que en una administración federal estándar los malogros son de los colaboradores respectivos; empero, el gobierno actual es unipersonal, todo lo piensa, dice y hace el presidente.

        Pero siendo el ejecutivo federal el responsable, él, irresponsablemente, se encarga con toda desvergüenza de distribuir las culpas, a su antojo y beneficio.

        Un minero sobreviviente de ese derrumbe e inundación señaló desde el inicio de la tragedia: “Vi que el agua cubría a mis compañeros”, ojalá ese redivivo haya visto mal, por el bien de esas vidas humanas y de sus familias.

        Sin embargo, la información inicial de las autoridades de minería en nuestro país indicaron: “Desde el 2018 nos retiraron los recursos para inspeccionar las minas, sin saber a dónde los enviaron”.

        Acaso los mandaron a las grandes obras, también para fortalecer al movimiento.

        En ese dramático caso más hubiese valido el cuidado para no provocar mineros ahogados en lo profundo de la mina, y recuperar sólo cadáveres, para después únicamente tapar los agujeros, y que el gran jefe presidencial, otra vez, distribuya las responsabilidades, a ojo de buen cubero virtuoso.

        La visita relámpago del presidente en domingo 7 a esa mina, provocó más confusión y protestas.

        María Elena Álvarez-Buylla, directora de CONACYT, recién reveló ante senadores y diputados que más de 25 mil millones de pesos de 91 fideicomisos extintos se destinaron a otros proyectos federales.

        En este caso no se evaluó el grave daño que se produce a la educación al cercenar recursos imprescindibles para la ciencia y la tecnología.

        Mas que se puede esperar de un inepto educativo que utilizó la secretaría de Educación Pública como simple nido electoral a favor de su incondicional Delfina Gómez Álvarez, a quien el gran dedo presidencial acaba de designar como candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México.

        La delicada área educativa ha sido severamente dañada por la improvisación del actual presidente; él se lamentará, y el pueblo de México también se la-mentará.

        Pero el caprichoso distribuidor de culpas fabricará culpables, sin mirarse al espejo.

 


lunes, 1 de agosto de 2022

LOGOS

Convulsivo y fanfarrón

EJERCE NUESTRA SOBERANÍA         

        Prácticamente, al parecer según el actual presidente mexicano, la diplomacia, la soberanía, la teoría general del estado y el derecho internacional público, se ejercen en sus mejores conceptos, con un “¡uy!, qué miedo, miren como estoy temblando”, pero al ritmo de Chico Che.

        Ésa es una burla fanfarrona y convulsiva, en cualquier foro mundial respetable.

        Eso se lo hicieron comprender al presidente Amlo, quien, ahora, su patológica reacción primeriza la está matizando a través de una contradicción que genera un callejón sin salida.

        Con cierta tardanza asevera el presidente: “Aun tratándose del mercado más importante del mundo. Si tener acceso a ese mercado nos implica ceder soberanía, no lo aceptamos… Voy a escribirle una carta al presidente Biden para explicarle a detalle… Pero no va a haber ruptura, eso sí se los adelanto; porque el tratado le conviene a México, y le conviene a los EU”.

        Cuando firmó el mandatario mexicano ese T-MEC, y lo aprobó el senado de nuestro país, tanto el ejecutivo como esa parte del legislativo estaban ejerciendo la soberanía nacional, y separaron los hidrocarburos en un exclusivo capítulo, de todos los demás energéticos.

        Si hoy se dice engañado nuestro presidente, con esto revela claramente su ineptitud. No estuvo preparado para comprender los alcances jurídicos de un tratado de libre comercio. Ni tiene preparación para entender qué es la soberanía.

        Eso, es lamentablemente para México.

        Jean Bodino (1533-1596), francés educado en la orden de los carmelitas, y desarrollándose como filósofo, jurista y político, escribió ‘Los seis libros de la república’.

        En ese texto parte de la base del “poder”, tanto de cada familia como en las pequeñas comunidades de aquel entonces. Y llega a precisar lo que es el “poder” que se encuentra por encima de todos los demás podres, el “Súper Omnia”.

        Esa “soberanía” que posee el pueblo cuando se trata de una democracia.

        Esa “soberanía” que poseen los nobles, pequeña parte del pueblo, cuando se trata de una aristocracia.

        Esa “soberanía” que posee un solo hombre cuando se trata de una monarquía.

        Esa “soberanía” constituye las tres formas del estado a plenitud, asevera Bodino, personaje que tenía un pie en el final de la Edad Media, y el otro pie en el inicio del renacimiento.

        Claro está que de la soberanía de ese tiempo, al año 2022, ha tenido un desarrollo, pero sus raíces y su tronco siguen prevaleciendo, aunque muchas veces en combinaciones promiscuas.

        Si con toda seriedad científica analizamos al México actual respecto a su “soberanía”, la veremos relativa con relación a otras “soberanías” más poderosas, o con otras más débiles.

        Hemos tenido presidentes de carácter, inteligencia y patriotismo de verdad, que han ejercido una soberanía más fuerte y más amplia, tanto en el exterior como en el interior del país.

        Sin embargo, en la actual administración, en donde un solo hombre determina las cosas de importancia, debilitando a todo lo que le rodea, instituciones y personas, tenemos una monarquía, disfrazada de república presidencial, perdida y enredada en su propia telaraña.

        Algún día, superada esta mala administración, con la distancia y el sosiego, estudiaremos con mayor objetividad: ¿por qué nos pasó esto?