lunes, 26 de junio de 2017

LOGOS
Maquinaciones del espionaje
NAVAJA DE MUCHOS FILOS
        Si el verbo "espiar" denota la acción de observar atenta y secretamente, o con disimulo, a algo o a alguien, para informar o informarse de todo lo visto, esa conducta de dios o de dioses, del hombre o de hombres, ha formado parte de la vida.
        Todo dios ha espiado. Cronos espió a sus padres Urano y Gea, y los releva. Cronos y Rea son espiados por su hijo Zeus y, así, éste los derroca. Ese espiar dio poder.
        En la Biblia, dios espía. Lo mismo en el Libro de Job que en el Génesis. Job, buen hombre a prueba, padece el espionaje divino, al igual que Adán, Eva y la serpiente, quienes sufren un castigo que trasciende a todos sus descendientes, afectándonos con esa virtud, o defectillo, de espiar y ser espiados.
        De esas épocas pasemos a nuestro tiempo, y observemos que destacados periódicos y periodistas de los EU han espiado, con el fin de publicar informaciones sobre poderosos, logrando con ello, entre otras cosas: poder.
        Uno de los propósitos de espiar es obtener poder a través de la información, de ahí que para muchos jefes de tribu, o reyes, o presidentes, vale más y cuesta menos tener un espía en el espacio del adversario, que costear todo un ejército para sitiar al enemigo.
        Pero ahora, en esta avanzada segunda década del siglo XXI, los espías tienen tecnologías sofisticadas de punta para realizar sus espionajes y, como siempre, el más poderoso fisgonea eficientemente, mientras los pobres y los débiles sólo son objeto de espionaje.
        Esa actividad, de espiar, a mí siempre me ha resultado perversa, y propia de inmorales contumaces, pero entiendo que para algunos es virtuoso trabajo, o un mal que se explica y justifica al ser producto de una necesidad.
        George Orwell en su novela "1984", publicada en 1949, predice un futuro para los humanos, en donde el ojo del Big Brother nos tendrá vigilados totalmente.
        Y hoy por hoy, en donde casi hay un teléfono celular por cada ser humano, es decir, en donde hay poco más de 6 mil millones de esos aparatos, a través de ellos y de las pantallas de TV y computadoras, nos observan los poderosos del planeta, incluso en el interior de nuestro hogar.
        Así que participamos en una tragicomedia malsana, en donde quien espía siempre será espiado, bajo las sábanas de su cama, en las cuentas bancarias, en sus propiedades, en sus contratos, en sus más íntimas y personales conductas.
        Nuestros periodistas más distinguidos, a quienes el poder público de México espía, a su vez, siguen observando atenta, secreta, o disimuladamente a los jefes de los espías, para tener materia de información, y publicarla o no, según un sinnúmero de circunstancias económicas, políticas, éticas, jurídicas; empero, eso sigue siendo un combate por el poder.
        La libertad y privacía del hombre está garantizada por el artículo 16 Constitucional y sus leyes reglamentarias. ¡Que el gobierno mexicano cumpla y haga cumplir esas disposiciones jurídicas!

lunes, 19 de junio de 2017

LOGOS
¿Terroristas en México?
NOS BOMBARDEARÁN COMO A SIRIA
        Rex Tillerson, secretario de Estado en el gobierno de Trump, recién afirmó durante su comparecencia en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de su país: "Claramente vemos que los cárteles mexicanos están conectados con organizaciones terroristas, incluyendo el estado islámico de Irak y Siria (ISIS)" Esta aseveración ya la había formulado el secretario de Seguridad John Kelly.
        La intención inicial de estos declarantes parece ser la de lograr mayor presupuesto, en 2018, en su lucha en contra del terrorismo, pero, francamente, las consecuencias de su decir son aterradoras y peligrosísimas.
        Y, ante eso, el gobierno mexicano no debe callar, en una complicidad pasiva, esperando ingenuamente que parte de esos dólares llegan a sus poco honestas manos, sin darse cuenta que lo que pueden venir son bombas made in USA hacia territorio mexicano, para acabar, aparentemente, con ese narcotráfico terrorista, sin importar que como consecuencia aleatoria mueran cientos o miles de inocentes connacionales.
        Pruebas hay, y suficientes, de que la irresponsabilidad se contagia con facilidad. Recordemos que el candidato Trump amenazó a México, señalando que pronto tendría un ejército bien armado y con drástica disciplina.
        Y ahora, en el poder, puede abusar de la palabra "terrorismo", para aplicarla a quien se le dé la gana, ya sea porque ese "terrorista" le ganó las ganancias en un negocio mercantil a una de sus empresas familiares, o porque el gobierno de una nación no lo trató, como negociante privilegiado, tanto como él hubiera querido, en el tiempo en que hacía tratadas como gran inversionista en el sector privado.
        Total, ojalá no haya confusión. Una cosa es el crimen organizado, al que hay que combatir honesta y eficazmente, entre todos los países implicados, y otra cosa diferente es que el territorio mexicano lo conviertan, idiotamente, en campo de batalla contra el terrorismo.
        A todos nos duele lo que pasa en Siria, Irak, Afganistán. México se solidariza con esos pueblos víctimas de los poderosos, pero no aspira a substituirlos, ni creo que al pueblo de los Estados Unidos le convenga tener esa lucha en su frontera sur.
        Qué de sustos y de infamias nos esperan con un gobierno como el  de Trump. Más nos valdría prepararnos para ganar esa partida de ajedrez de política internacional, pero con mexicanos patriotas, talentosos, valientes, de gran calidad negociadora, honestos.
        La mayoría del pueblo de EU está constituido con gente buena, al igual que la población mexicana; esto nos une y nos hace fuertes a ambos, en ese proceso de una Gran América para todos, y no para unos cuantos.
        Nuestros problemas comunes no tienen por qué enemistarnos; deben hacernos más amigos. Y no se resuelven con soldados de las fuerzas especiales portadoras de armas sofisticadas, sino viviendo y compartiendo misiones de acercamiento positivo en todos los órdenes.

lunes, 12 de junio de 2017

LOGOS
El soplón Comey
Y EL MENTIROSO TRUMP
        La descomposición política no es exclusiva de México, cada país la sufre a su manera, y los Estados Unidos de América la exhiben a todo color, en pantalla grande y para todos, salvo márgenes de reserva.
        James Comey, ex director de FBI en EU, fue despedido antes de que concluyera el lapso por el que fue nombrado; cesantía decretada formalmente por el presidente Donald Trump en base a sus legales atribuciones.
        Hasta ahí no había problema, salvo que el motivo de la destitución sembró dudas, por la aventajada investigación que ese buró federal venía haciendo respecto a reales o supuestas intervenciones del gobierno ruso en la reciente campaña electoral de donde salió electo Trump como presidente.
        Michael Flynn, de las confianzas de Trump, fue nombrado asesor de seguridad nacional, y poco después fue dado de baja, al salir a flote sus directos y constantes contactos, con altos funcionarios de Rusia, a través de la indagatoria del FBI.
        Observando en sus circunstancias y efectos ésos, y otros ominosos despidos, el Senado de EU integró una comisión para que estudiara, primero, la salida de Comey, por lo éste fue citado.
        Bajo juramento, el ex director del FBI confesó y testificó, en audiencia pública y en sesión privada, que el presidente Trump en una junta de seguridad pidió a todos los presentes que salieran del despacho, y que únicamente se quedara Comey, quien en ese momento era director de esa oficina de investigación.
        Y ya sin testigos le dijo: "tengo la esperanza de que no se siga con esas investigaciones"; y esto, dicho por un presidente a un subalterno, significa una orden, más que una frase esperanzadora, cuantimás viniendo de una persona tipo Trump, sujeto que en toda su expresión irradia prepotencia, superioridad y dominio.
        Donald Trump Jr. aseguró, en defensa de su padre, que en éste no es lo mismo "tengo la esperanza" que "estoy dando una orden". Posiblemente esa diferencia sea en los millonarios negocios familiares, pero ante el director del FBI, dependencia que ha aterrado a varios presidentes, la forma de expresarse oralmente es distinta.
        Comey lo interpretó "como una instrucción", aunque en vínculo al asesor Flynn, ya que el presidente Trump no estaba siendo indagado; además, porque Trump se refirió a Flynn, juzgándolo como "un buen chico", pero no hay que olvidar que las aves que vuelan juntas son del mismo plumaje, y Trump no se ve que sea buen hombre.
        La perversidad perece escurrirle rojiza por toda su piel, y amarilla por su pelo; y, con ese mal ánimo que siempre le acompaña, de inmediato twitió venenoso respecto a lo declarado por Comey: "A pesar de tantas declaraciones falsas y mentirosas, reivindicación total y completa… y WOW, Comey es un soplón."
        Ese hedor político está fermentado, la corrupción se encuentra a flor de pellejo, entre un soplón y un mentiroso.
        Lo mejor del pueblo estadunidense se encargará de hacer un buen aseo, ¡a fondo!, ante la obstrucción a la justicia.

lunes, 5 de junio de 2017

LOGOS
Avanza AMLO
DE LA BRASAS A LA LUMBRE 
       El fenómeno político, que corresponde a la ciudadanía, no puede estar en manos del hampa.
       Los rumores picarescos de esas pandillas hicieron dos afirmaciones: Enrique Peña Nieto prefiere entregar la Presidencia de México a la oposición, pero no perder la gubernatura del Estado de México; y, Andrés Manuel López Obrador acepta derrota en esa gubernatura, si asegura su acceso a la Presidencia de la República.
       Una sana política mexicana no toleraría irresponsabilidades ni chismes, pero nuestro mundo electoral, oficial y partidista, se encuentra gravemente quebrantado.
       La hegemonía de un solo partido político, con tres nombres históricos distintos, (PNR, PRM, y PRI) acompañada de un puñado de partidos con formal lealtad opositora, nacidos todos ellos, directa o indirectamente, de las entrañas de esa supremacía, sirvió al desarrollo del país, y generó, también, males que se han agudizado en grado sumo.
       Todo lo que sirve se acaba, y acaba por no servir. Esta expresión de sabiduría popular cae como anillo al dedo para esa malsana política electorera que ha hecho de las suyas en el Estado de México, como un tenebroso preámbulo, a cargo del erario nacional, de las elecciones del 2018.
       Y es que hemos hecho de todo proceso electoral una perversa y corrupta maquinaria que gasta lo que no tenemos.
       Gastamos dinero, tiempo, esfuerzos, tranquilidad, amistades, paz, so pretexto de una democracia que no tenemos.
       Para que la ciudadanía elija a sus autoridades no es necesario gastar centenas de miles de millones de pesos; para que al final decidan 7 magistrados.
       En la presente elección mexiquense, el triunfador indiscutible es Andrés Manuel López Obrador, quien personificando a MORENA ha obtenido, en cerca de tres años, una enorme cantidad de adeptos y votos, provocando un fenómeno que merece ser estudiado de manera seria.
       De inicio, López Obrador es, desde su tiempo de priísta, y después como eficaz opositor, hechura del PRI y del sistema político mexicano; en el entendido de que todas las cosas llevan en su interior el germen de su propia destrucción.
       Él y todos sabemos que en el PRI inició su forja; y que habiéndose formado el PRD con gente que militó en el PRI, en ese PRD prosiguió su aprendizaje práctico. Y que el PRI y el sistema lo han venido golpeando con enormes y destructoras olas, pero él ha sabido montarse en la ola de la frustración popular para lograr su propósito: la presidencia de México. Y esa adversidad lo ha venido modelando.
       El verso de Sor Juana Inés de la Cruz, respecto a los hombres necios, toma actualidad: queredlo cual lo hacéis, o hacedlo cual lo queréis.
       Pero los necios que odian a Andrés Manuel no han leído a Sor Juana. El gobierno gasta contra él 100 pesos, y él contra el gobierno gasta un peso, mostrando mayor eficacia.
       Él y todos deberíamos de saber que el verdadero rival y enemigo de AMLO, es él mismo. Y todos vamos, así, de las brasas a la lumbre.