Primera residencia
literaria
TODO ESO PASÓ
El proyecto cultural resultó todo un
éxito. Lo novedoso no provocó ningún efecto negativo; por el contrario, los
logros obtenidos tuvieron en la novel un sólido cimiente.
Se trató de una primera residencia
literaria a la que se le denominó "no ficción"; es decir, ni cuento
ni invención ni fábula, solamente la realidad iba a imperar, y rigió.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de
Michoacán tuvo a bajo su responsabilidad tal proyecto, y para ello contó con el
apoyo solidario y amplio del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
De manera especial, como siempre lo ha
hecho, el presidente de ese consejo manifestó interés para que tal residencia se
efectuara.
Ese proyecto se encuadró perfectamente
como uno de los eventos de la 8a Feria Nacional del Libro Michoacán 2015, con
todo y sus múltiples facetas de efectos culturales, y condujo a cinco
escritores michoacanos a llevar a cabo la residencia en cuestión para, de ahí,
cada uno de ellos escribir una narración sobre el tema escogido y aprobado
dentro del desarrollo de esa estancia literaria.
Con los cinco ensayos producidos se
integró un libro, el que ha sido debidamente editado, siendo un producto que
mucho debe enorgullecernos a todos los que tenemos convicción de lectores.
La convocatoria para esta residencia se
hizo pública, invitando a los escritores mayores de edad, domiciliados en
Michoacán, a una residencia de estudio y producción literaria, del 16 al 21 de
febrero de este año 2015, la cual se llevó a efecto en la Hacienda Porumbo,
ubicada en Erongarícuaro, Michoacán.
Resultando seleccionados cinco de los
participantes, quienes con su reconocido nivel profesional leyendo y
escribiendo, tallerísticamente, mostraron su calidad intelectual en esa residencia
literaria, la que fue conducida por uno de ellos: Fernando Lobo.
Los cuatro restantes: Raúl Casamadrid,
Eduardo Pérez Arroyo, Carlos Higuera, y Tomás Torres Ibarra, con disciplina
responsable, hicieron cuerpo común con el líder del grupo.
Los cinco cumplieron a cabalidad su
compromiso. Todos han aportado su propia narrativa, en su estilo y con su tema;
siendo esta producción literaria la que constituyó el libro editado bajo el
título de TODO ESO PASÓ Primera
residencia literaria "No ficción".
Provocan estas cinco narrativas muchas
reflexiones, lo que ya de suyo resulta satisfactorio. Me contengo a tratar una
por una sólo en razón de las limitaciones de este espacio periodístico.
Únicamente diré que Fernando Lobo titula
su trabajo "De verdad, ¿todo eso pasó?"; Raúl Casamadrid nombra a los
suyos "Puerto Lázaro Cárdenas, todo o nada", y "Bahías de
Huatulco: la cruz”; mientras Eduardo Pérez Arroyo denomina sus ensayos "La
despedida", y "Conversación"; siendo Carlos Higuera quien nomina
a sus producciones "La espera de las largas despedidas", y "Un
día de oficina"; y, Tomás Torres Ibarra pone por encabezado de sus obras
"Legado a la deriva", y "Solsticio".
Finalmente expresaré: todo eso que pasó,
todo eso que se escribió, vale para publicarse, porque vale para leerse.