jueves, 27 de febrero de 2014

Febrero se termina
LOS IDUS DE MARZO LLEGARÁN
        Está por concluir el segundo mes de este año 2014. Febrero es el más corto de los doce meses del año. Comúnmente lo constituyen 28 días; salvo que cada cuatro años aumenta a 29 por la acumulación de un cuarto de día por año en la traslación de nuestro planeta Tierra en derredor del Sol, y como, por ende, lo ha dispuesto desde el 1582 el Calendario Gregoriano que nos rige.
        El tiempo, como el dinero, se va rapidísimo, y no nos alcanza nunca para todo lo que tenemos que hacer. Apenas hace poco estábamos recibiendo al año 2014; unos con pesimismo y otros con optimismo, actitudes que cuentan mucho, individual y socialmente.
        Nunca falta quien afirme que el optimista es un pesimista mal informado; pero, también, puede ser a la inversa, que el pesimista sea un optimista que en su realidad amaneció con fuerte e insoportable dolor de cabeza.
        Al inicio del año que transcurre unos veían el vaso medio vacío y, en cambio, otros lo observaron medio lleno. Éstos fueron los optimistas, puesto que siquiera vieron un vaso con la mitad de un contenido. Los pesimistas ni el vaso llegaron a ver.
        El problema de los pesimistas es que programan su cerebro para mal, y cosechan, con ello, de mal para arriba; la dificultad de los optimistas es que su programación cerebral puede ser atropellada por una realidad objetiva tan ajena a las predicciones de espíritus teóricos, pero buenos.
        Las buenas intenciones, cuando se conjugan con malos pronósticos, ponen a nuestra vida social e individual en proa hacia el infierno; en cambio, los buenos vaticinios que van acompañados de malos propósitos nos pueden conducir a paraísos artificiales que tarde que temprano explotan.
        Siempre lo ideal es sumar los magníficos fines con extraordinarios augurios; pero aún con la suma de estos bienes la realidad que nos circunda puede jugarnos una mala travesura.
        Sea cual sea el destino, más nos vale no recibirlo con desatinos generados por nuestra libertad irresponsable.
        Dejaremos atrás este mes de febrero. Mi próximo artículo aparecerá en el mes de marzo, mes que traerá muchas cosas adentro. Ante él habrá, a la vez, pesimistas y optimistas. Pero... ¿qué manera tan absurda y ridícula de permitir que nos encasillen?
        En la vida siempre hay quienes quieren encasillar a los seres humanos que viven a su derredor; y, en ocasiones, sin siquiera entender previamente el contenido real de lo que motiva la división que conlleva toda operación lógica de clasificación de seres humanos.
        Ya no si eres optimista o pesimista, sino si eres de derecha, de izquierda, o de centro; si eres revolucionario o reaccionario. Y así, con una serie de etiquetas tan inapropiadas como peligrosas.
        En fin, los idus de marzo llegaron, y llegarán. Primero Plutarco (45-120) y después Shakespeare (1564-1616) nos narran magistralmente el caso universal.
        Los Julio César de todos los tiempos y lugares siempre deben cuidarse de los idus de marzo.

lunes, 24 de febrero de 2014

Torbellino de Cacareos
AL GOLPE DE LOS HECHOS
        Mucha gente que ha militado políticamente en la oposición al gobierno federal, desde el ejercicio del Presidente Fox, solía decir en tono de reproche y desconfianza cada vez que se aprehendía a un narcotraficante de menor categoría: "¿Por qué no reaprehenden al Chapo Guzmán?"
        Hoy que la administración del Presidente Enrique Peña Nieto logra reatrapar a ese destacado personaje que apareció en la lista de los más ricos del mundo, en la revista Forbes, esos mismos opositores desestiman tal triunfo: "con esa aprehensión están haciendo puro circo"; "con eso no logran más que podar al crimen organizado, al que le crecerán más y mejores chapos"; "mejor deberían afectarles las estructuras financieras a tales cárteles".
        Y al hacer esas críticas por prejuicio, miedo, dogma u odio, sin reconocer el avance obtenido en esa materia por el Ejecutivo Federal, esos mismos reclamantes afectan la posible razón que puede asistir a sus decires.
        A ese equívoco de los antagonistas que lo mismo criticaron porque no aprehendían al Chapo, como ahora lo hacen porque ya lo aprehendieron, se suma el error de una parte del gobierno mexicano que es muy proclive al sobre exceso de publicidad.
        Que los medios masivos de comunicación en todo el mundo, o en México, magnifiquen una nota de plana roja, no es digno de ningún reconocimiento, es motivo de reproche y crítica; empero, que desde el gobierno de nuestro país se aliente todo un torbellino de cacareos por un asunto penal federal es un desliz, por más importante que sea este logro de la PGR y las fuerzas armadas. ¡Cacarear al huevo tiene su límites!
        Urge que los asuntos de barandilla, por más delicados e trascendentes que sean, ocupen su lugar ordinario y común en los medios de comunicación masiva; y si por su naturaleza ganan las ocho columnas y el sitio titular, que no rebase su publicitación las 24 horas, pues tontejamente se convertiría en el tema de nuestro tiempo.
        Hasta el momento se observa que el Gobierno Mexicano va avanzando con paso firme y bien orientado en la seguridad pública y en la procuración de la justicia. Va acotando al crimen organizado y al narcotráfico. Estos hechos debemos reconocerlos. Nos veríamos mezquinos si no lo hiciéramos.
        Sin embargo, la tarea no ha terminado ni terminará, puesto que estamos tratando de una labor pública y social que tiene que hacerse todos los días, como la limpieza en toda casa, de todo hogar.
        Más cuando se trata de una labor que no puede quedar sólo en las manos de la policía, del ejército, de la marina, de los ministerios públicos, sino que requiere de tratamientos culturales, económicos, políticos, laborales, religiosos, y educativos.
        Por ello, no es en los periódicos, revistas, radio, televisión, ni en el internet ni en las redes sociales cibernéticas, en donde la gente tiene que observar y valorar los avances en la seguridad pública, sino de manera personal en su vida cotidiana.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Inocentes en las cárceles
CULPABLES EN LAS CALLES
        Nuestro país es una de las naciones enlistadas entre las que su justicia es poco confiable. Esto lo lamentamos los mexicanos, porque lo padecemos.
        Internacionalmente se dice de nosotros que nuestra seguridad pública deja mucho que desear; nuestra procuración de justicia es peligrosa; y, la administración de la justicia mexicana cada día acierta menos.
        Se nos sitúa entre los estados en donde los inocentes se declaran culpables, en virtud de la tortura que pervive como instrumento de investigación penal, a pesar de que nuestra Carta Magna la prohíbe desde el primero de mayo del 1917, y de que los Sentimientos de la Nación presentados por José María Morelos ante el Congreso de Anáhuac el 14 de septiembre del 1813 la descalificaban totalmente.
        Sin embargo, dentro de las naciones en donde se da ese fenómeno de insuficiencia penal se encuentran pueblos de alto desarrollo tecnológico, como Estados Unidos de América y Japón.
        Nuestros vecinos del norte han llevado con mucha constancia a la silla eléctrica, o a las cámaras letales, a supuestos sujetos activos del delito, confesos, que han resultado a la postre inocentes. Tales son los errores. ¡Dramáticos estos casos de injusticia!
        En el Japón se están estudiando estos continuos equívocos. Un caso reciente fue el de una amenaza publicada en el sitio web de la ciudad de Yokohama: "Voy a atacar una escuela primaria y voy a matar a todos los niños de ella antes del próximo verano". Los nietos del Emperador estudian en esta escuela.
        La investigación policial condujo a la detención de 4 personas que entre ellas no tenían ninguna relación. Tres, incluyendo a un estudiante de 19 años, confesaron ser los responsables de la amenaza.
        El problema de aplicar el derecho al caso concreto con interés controvertido fue complicado, pero un organismo jurisdiccional de tipo colegiado sentenció a Shoji Oi a ocho años de prisión; y 5 días después de dictado el resolutivo, quien había sido el autor de la amenaza fue detenido enviando otro correo semejante.
        Y ante esos cada vez más constantes casos la justicia japonesa ha dedicado estudio, esfuerzo calificado y recursos económicos, en investigar el porqué la gente inocente a veces se declara culpable, sobre todo cuando no hay la clásica tortura de por medio.
        Y lo curioso es que la simple detención intimida a la gente; más cuando la policía, los fiscales, y los jueces, son de cara dura y trato inhumano. Y al final de todo un procedimiento todavía hay jueces que consideran y valoran a la confesión como la reina de las pruebas en materia penal.
        En estos análisis japoneses es muy común la explicación de los inocentes que se declaran culpables: "Tenía miedo; estaba confundido y estresado; el cansancio me dominó; me rendí y confesé; ya no veía otra salida más que confesar".
        Aquí, en México, no hacemos estudios al respecto de este fenómeno, y tenemos las cárceles llenas de inocentes, y las calles pletóricas de culpables.

domingo, 16 de febrero de 2014

Víctimas de la inseguridad
¡UNÍOS!; EL INVIERNO CONCLUIRÁ
        El problema de la delincuencia organizada tiene que resolverse de manera integral; aplicando, entre otras medidas: la eficaz coercitividad del derecho, la oportunidad de empleo y/o estudio para todos, una mejor distribución de nuestra riqueza, la reconstrucción sólida de nuestra cultura, calidad educativa en todo el país.
        En esencia, todo lo antes expresado es lo que el 14 de febrero próximo anterior señaló Andrés Manuel López Obrador en el estado de San Luis Potosí; salvo que él suele decirlo en negativo y con frases ocurrentes e hirientes, por el papel que juega como opositor.
        Resulta curioso que lo señalado por AMLO es, substancialmente, lo mismo que externara el Presidente Enrique Peña Nieto en Michoacán diez días antes, pero en leguaje oficial.
        La mayoría de los mexicanos, desde hace lustros, venimos pensando y opinando lo mismo en relación a cómo afrontar nuestro grave problema de seguridad pública.
        Significa entonces que la mayoría aceptamos que se ataque a ese mal en sus efectos, con la aplicación responsable e inteligente de la fuerza pública; y consentimos que se destruyan sus raíces, y sus causas, con eficaces medidas culturales, económicas, laborales, educativas, y de orden familiar.
        Y quien debe implementar esas medidas es el gobierno mexicano, unido en sus tres niveles. No podemos hacerlo directa y personalmente todos. Lo que sí podríamos, y debemos hacer, es coadyuvar en todo lo que esté de nuestra parte para que el gobierno lo lleva a cabo con eficacia.
        Nadie, en su sano juicio, debe obstaculizar tan urgente tarea. Sólo alguien con deformaciones mentales desea que en esta delicada materia de seguridad pública el gobierno fracase, ya que su derrota sería la nuestra.
        El sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa ya concluyó. Es obvio que la guerra que él declaró en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada no tuvo el efecto que todos deseamos. Ningún mexicano normal se alegró de ese fracaso, puesto que ese quebranto nos dañó a todos.
        Con esa misma coherencia debemos razonar ante la suposición de que ALMO fuese algún día Presidente de México, y que en ese carácter tuviera que organizar la solución para esa sentida cuestión de seguridad. Nadie deberá querer su fracaso ni en este asunto ni en ningún otro de interés colectivo.
        Lo que debemos hacer los mexicanos, ahora, es coadyuvar con nuestro gobierno para que cumpla con cada uno de los compromisos que contrae, y exigirle que nunca nos diga mentiras.
        Ni las migajas ni las limosnas van a dar solución integral a nuestras dificultades económicas. En nuestra vida nacional es necesario establecer el empleo y el estudio para todos. Siempre un empleo productivo de bienes y servicios; y, el estudio, como un permanente y cotidiano ejercicio para conocer y transformar todos los fenómenos del mundo, a efecto de descubrir e inventar una mejor vida para nosotros mismos.
        ¡Eso es posible!, y deseable. ¡Debemos unirnos!; el invierno concluirá.

jueves, 13 de febrero de 2014

Torpezas en nuestra economía
LA CADENA Y SUS ESLABONES
        El llamado fenómeno social es aquel originado por el propio hombre, como individuo como en su calidad de especie; en cambio, los fenómenos naturales existen ajenos a la voluntad del ser humano.
        En principio, la diferencia entre ambos fenómenos, de gruesa manera, es ésa. El viento, la luz solar, los movimientos de la Tierra, son ejemplos de fenómenos naturales; mientras, la economía, el derecho, la política, son fenómenos sociales.
        Señalado lo anterior, la acción del hombre pudiendo intervenir en todo, según su avance científico y tecnológico, filosófico y humanístico, tiene mucho mayores márgenes de maniobra en los sociales que en los naturales, ya que en los primeros los produce propiamente él, mientras que él mismo forma parte de estos últimos.
        Generador de todos los fenómenos sociales, el hombre estudia cada uno de ellos de manera separada, lo que, independientemente de algunas ventajas, puede conducir a errores, pues no es lo mismo estudiar un solo árbol que analizar a todo el bosque.
        Tan equívoco es ver al bosque sin percatarse de la existencia del árbol, como observar al árbol pensando que éste no permite tener la visión de un conjunto boscoso.
        Toda proporción guardada, grafiquemos a los fenómenos sociales como un hilo, o como una cadena constituida por eslabones.
        Si tomamos el ejemplo del hilo, debemos explicar que está constituido por segmentos, o partes, desde su inicio hasta el final. Un fragmento sería la economía, otro la religión, uno más el lenguaje, el derecho iría en otra fracción, mientras otro trozo sería la ética, la política más adelante, y así, de manera sucesiva.
        Si el hilo es fuerte en todas sus partes, resistirá las presiones que se le apliquen, conforme al propósito para el cual fue fabricado; empero, si debilitamos al hilo en la parte educativa, o en la económica, o en la seguridad pública, el hilo se romperá por lo más delgado.
        Lo mismo sucede con el ejemplo de los grilletes. No debe olvidársenos que se prueba la fuerza de toda cadena a partir de su eslabón más débil.
        Por lo anterior, es preocupante que no entendamos que debemos fortalecer a todos y cada uno de nuestros fenómenos sociales, a efecto de que resistan los embates de nuestra vida diaria, tan masiva como compleja, o mejor aún, enmarañada por la masividad, por el miedo, la torpeza, la prisa, y la ambición de los poderosos.
        En nuestro fenómeno económico, tanto internacional como nacionalmente, estamos permitiendo el peligrosísimo acaparamiento en poquísimas manos de la riqueza social, producida por quienes trabajan para generar bienes y servicios.
        Por lo general, quienes trabajan son los pobres y las clases medias, representando al 99.82% de 120 millones de mexicanos; mientras que los multimillonarios equivalen al 0.18% de todos los habitantes de México, y acaparan poco más del 42% de toda la riqueza mexicana.
        Sus mayores ingresos son de tipo bursátil, especulativo. ¡Vaya torpeza en nuestro fenómeno económico!

lunes, 10 de febrero de 2014

Charlatanes Protagónicos
PUBLICIDAD PARA LOS EGOS
        Una idea se puede expresar de diferentes formas. El Presidente Adolfo Ruiz Cortines dentro de su austeridad retórica solía señalar: "Sin prisas, pero sin pausas".
        Sea de él, o de quienes en aquel sexenio tenían a su cargo armar los discursos presidenciales, la frase descalifica a la rapidez, pero cuando por dicha prontitud se cometen errores; también esa sentencia desautoriza las interrupciones de la acción, cuando con ellas se pierde el paso, el piso, y el peso.
        Obvio que a la mitad de la década de los años 50 del siglo XX ni la humanidad, ni México, habían adquirido la velocidad que hoy hemos logrado en todos los órdenes; así, las prisas y las pausas de ese entonces no pueden ser las mismas que las de ahora.
        A la vez, los problemas de esas épocas no eran tantos ni tan graves como los de hoy; empero, por otra parte, la población mexicana vivía con mayor ingenuidad, y con márgenes amplios de confianza.
        En el segundo mes del año 2014 vivimos con desconfianza generalizada frente a todos los poderes: políticos, económicos, religiosos, educativos; y nuestra malicia se agudizó a grado extremo. La gente detecta con facilidad la maraña problemática que nos ahoga, y oye a los influyentes con una retórica oficial desgastada que los revela como charlatanes protagónicos, o simples pícaros labiosos.
        Todo eso podría superarse si nos habláramos con la verdad, si nuestras palabras transmitieran con sinceridad nuestras ideas, y si nuestros pensamientos coincidieran plenamente con la realidad que se encuentra a la vista de todos.
        Entonces, ordenando nuestras ideas en base a reflexiones responsables, podríamos bien decir, pero sobre todo actuar con éxito en beneficio de la población.
        Más cuando observamos que ante los problemas severos, de nuestro tiempo, los poderosos no están a la altura de las circunstancias. Las urgencias no son atendidas con oportunidad; y, con este retraso añadido, las dosis no son exactas ni los remedios tampoco.
        Es tal el desenfoque, la insensibilidad y la incongruencia de estos prepotentes, que ante la inseguridad, el desempleo, el mal servicio educativo, la pobreza, entre otros males presentes, muchos políticos, en pleno ejercicio de poder, pagan enormes despliegues de publicidad para su ego, sin estar siquiera en épocas de campañas electorales.
        Y lo peor, gastan este despilfarro infecundo con dinero del erario, con nuestros impuestos. Y ahí se ven, en grandes anuncios espectaculares en las azoteas de los edificios, en las orillas de los libramientos, a las entradas de las ciudades, su foto y su nombre; y acaso, como pésimo apéndice, una frase vacua que produce vergüenza ajena.
        Independientemente de las violaciones a la legislación electoral, es urgente secar todo gasto electivo. El desarrollo de la democracia está, primero, en el campo de la cultura, la economía, en el hogar, en la escuela, en la política, entendida ésta como un fenómeno social, sin el burocrático y costosísimo pegoste electivo que hoy padecemos.

jueves, 6 de febrero de 2014

Sistema que crea delincuentes
CASTIGANDO A LOS POBRES
        Tomo, para el inicio de este artículo, la veraz y puntillosa aseveración de Beatriz Pagés en su editorial próximo anterior de la revista Siempre!: "En Michoacán se decide el futuro del Estado mexicano... La esperanza que ha despertado en la ciudadanía la estrategia integral de seguridad y desarrollo, implementada por el gobierno federal en la entidad, tiene que tener sólidos anclajes en la realidad para evitar que se evapore... Está en juego la estabilidad del país, el futuro del Estado mexicano y el éxito de este gobierno".
        Sin más, Beatriz ha puesto el dedo en la llaga respecto a la importancia de asunto. El grave problema, y su actual tratamiento, son de importancia vital, sin lugar a trivialidades.
        Obvio, la mayoría de los mexicanos deseamos que en Michoacán se restablezca la paz, pero la paz no sólo como desaparición de la violencia, sino como claro efecto de desarrollo cultural, económico, político, y educativo, para todos.
        El crimen organizado y el narcotráfico, como todos los delitos, tienen efectos, y tienen raíces, por lo que requieren de un tratamiento integral.
        Para ello, actualmente, las fuerzas armadas del país son necesarias para confrontar el efecto; pero, incluso, ellas mismas serán víctimas si las causas de esos delitos quedan subsistentes. Su contagio puede ser brutal.
        Imaginemos una llave de agua abierta que descarga ese líquido en un piso. Si el gobierno sólo envía a las fuerzas armadas a trapear el suelo sin cerrar el válvula, sería un esfuerzo inútil. Lo eficaz, primero, es taponar el grifo, para al unísono, o de inmediato, secar toda la humedad.
        Claro que aquí estamos tratando del crimen, como efecto de profundas causas sociales a la vista.
        Nuestro sistema socioeconómico ha tenido, y tiene, pros y contras. En sus desventajas está la pésima distribución de la riqueza, y esto provoca grave dislocación en el resto de nuestros fenómenos sociales.
        Es una vergüenza, y un despiadado peligro, el que las riquezas de México sean propiedad de pocas familias. Este desajuste económico está provocando caos en todos los órdenes.
        Los actos ilícitos van en aumento de manera alarmante, y su salvajismo va paralelo, en plena competencia, con la brutalidad de una economía deshumanizada.
        La severidad penal, también en descomposición, sirve para hacer más confusa la entraña de las relaciones humanas. ¿Qué podemos decir de un sistema económico que genera desempleo para millones de mexicanos, que paga salarios mínimos miserables, que mal educa, que destruye a sus propias bases culturales, que privilegia a la corrupción y olvida a la ética?
        El delito, para muchos, se está convirtiendo en el único medio de vida que les queda para poder subsistir.
        Catastrófico sistema es el que crea asesinos y ladrones y, luego, de éstos castiga a los pobres y premia a los ricos.
        Todos, y con todo, debemos de cambiar nuestra forma de organización social, nuestra manera de producir y distribuir, con responsabilidad, inteligencia, y humanismo.

lunes, 3 de febrero de 2014

Ecce Homo
MARIANO MATAMOROS Y GURIDI
        El portal en donde fusilaron a Mariano Matamoros y Guridi se llamaba, en la ciudad de Valladolid durante el año 1814, Ecce Homo, lo que significa: "He aquí al Hombre", en recuerdo a una expresión latina usada en el Evangelio de San Juan.
        Quienes fusilaron a Matamoros sabían muy bien de quién se trataba. Era, como lo describió Vicente Riva Palacio, "de pequeña estatura, delgado, rubio, de ojos azules, y su rostro conservaba las huellas de las viruelas".
        Empero, era algo más que su propia presencia física, era el brazo derecho de Morelos, según el decir de este gran héroe. Era un hombre talentoso, y de gran valentía; todo un estratega, amistoso con la tropa, pero firme y claro en el mando.
        Sus extraordinarias cualidades militares no afectaron su visión política respecto al futuro de la Nación a la que aspiraba, y por la cual luchó. Su ideal para el ejército se fincaba en la honradez y la disciplina, ya que estos dos valores expuso a las tropas españolas prisioneras en la batalla de San Agustín del Palmar.
        El realista Calleja tildó a los insurgentes como "hordas de bandidos" para el efecto de desprestigiarlos, ya que los triunfos de José María Morelos en los campos de batalla del sur daban muestra de que tenían disciplina de ejército, con ideal claro manifiesto en documentos emitidos por miembros de esa insurgencia.
        Matamoros fue quien dio respuesta oportuna y precisa a la agresión verbal de Félix María Calleja, para ese entonces 2o Jefe Político de la Nueva España.
        Pasando a otro aspecto, como se podrá ver en un altorrelieve que se ubica en el monumento ecuestre a Morelos erigido en la Plaza que lleva su nombre en la ciudad de Morelia, el escultor italiano Guiseppe Inghilleri colocó a Morelos montado a caballo rompiendo el sitio en Cuautla.
        La escultura es estéticamente hermosa, pero falsea un hecho histórico. Quien encabezó personalmente la carga de caballería a efecto de realizar ese épico rompimiento fue Mariano Matamoros.
        Disciplina y honradez estuvieron presentes en todos los actos de Matamoros. Su opinión estratégica respecto a trasladarse con el Congreso de Anáhuac de Chilpancingo a Valladolid no fue complaciente; tampoco vio con simpatía la estrategia de atacar a Valladolid ni la forma de retirarse una vez auto derrotados; también razonó con reservas en cuanto a hacer frente en Puruarán a las tropas realistas de Llano.
        Sin embargo, su disciplina estuvo a toda prueba, y obedeció hasta ser aprehendido, y al límite de perder la vida, con gran dignidad, y con un decoro que es ejemplo para todos.
        Ni los realistas de aquel entonces creyeron lo de su retractación dentro de su proceso. Lucas Alamán resulta categórico al referirse a Matamoros, aún con todo y su odio a los insurgentes: "No escribe así quien va a morir dentro de media hora..."
        Matamoros es Ecce Homo. ¡He aquí a todo un hombre!