lunes, 10 de febrero de 2014

Charlatanes Protagónicos
PUBLICIDAD PARA LOS EGOS
        Una idea se puede expresar de diferentes formas. El Presidente Adolfo Ruiz Cortines dentro de su austeridad retórica solía señalar: "Sin prisas, pero sin pausas".
        Sea de él, o de quienes en aquel sexenio tenían a su cargo armar los discursos presidenciales, la frase descalifica a la rapidez, pero cuando por dicha prontitud se cometen errores; también esa sentencia desautoriza las interrupciones de la acción, cuando con ellas se pierde el paso, el piso, y el peso.
        Obvio que a la mitad de la década de los años 50 del siglo XX ni la humanidad, ni México, habían adquirido la velocidad que hoy hemos logrado en todos los órdenes; así, las prisas y las pausas de ese entonces no pueden ser las mismas que las de ahora.
        A la vez, los problemas de esas épocas no eran tantos ni tan graves como los de hoy; empero, por otra parte, la población mexicana vivía con mayor ingenuidad, y con márgenes amplios de confianza.
        En el segundo mes del año 2014 vivimos con desconfianza generalizada frente a todos los poderes: políticos, económicos, religiosos, educativos; y nuestra malicia se agudizó a grado extremo. La gente detecta con facilidad la maraña problemática que nos ahoga, y oye a los influyentes con una retórica oficial desgastada que los revela como charlatanes protagónicos, o simples pícaros labiosos.
        Todo eso podría superarse si nos habláramos con la verdad, si nuestras palabras transmitieran con sinceridad nuestras ideas, y si nuestros pensamientos coincidieran plenamente con la realidad que se encuentra a la vista de todos.
        Entonces, ordenando nuestras ideas en base a reflexiones responsables, podríamos bien decir, pero sobre todo actuar con éxito en beneficio de la población.
        Más cuando observamos que ante los problemas severos, de nuestro tiempo, los poderosos no están a la altura de las circunstancias. Las urgencias no son atendidas con oportunidad; y, con este retraso añadido, las dosis no son exactas ni los remedios tampoco.
        Es tal el desenfoque, la insensibilidad y la incongruencia de estos prepotentes, que ante la inseguridad, el desempleo, el mal servicio educativo, la pobreza, entre otros males presentes, muchos políticos, en pleno ejercicio de poder, pagan enormes despliegues de publicidad para su ego, sin estar siquiera en épocas de campañas electorales.
        Y lo peor, gastan este despilfarro infecundo con dinero del erario, con nuestros impuestos. Y ahí se ven, en grandes anuncios espectaculares en las azoteas de los edificios, en las orillas de los libramientos, a las entradas de las ciudades, su foto y su nombre; y acaso, como pésimo apéndice, una frase vacua que produce vergüenza ajena.
        Independientemente de las violaciones a la legislación electoral, es urgente secar todo gasto electivo. El desarrollo de la democracia está, primero, en el campo de la cultura, la economía, en el hogar, en la escuela, en la política, entendida ésta como un fenómeno social, sin el burocrático y costosísimo pegoste electivo que hoy padecemos.