lunes, 28 de junio de 2021

 LOGOS

Gobierno sin corruptos

CUANDO NO HAYA GOBIERNO

        Era un buen hombre, se llamaba Enrique Sánchez, alto, robusto, de amplio rostro, con pelo, cejas y bigote hirsutos, semi emblanquecidos por las canas; de vivir, tendría hoy 110 años, y por la década de los sesenta del siglo pasado fue síndico del Honorable Ayuntamiento de Morelia.

        Por razones profesionales lo acompañé a la tenencia de Teremendo, y antes de que llegáramos a las encargaturas del orden de Coro Chico y Coro Grande nos aseguró: “En esas dos poblaciones no hay corruptos…”

        A sus acompañantes nos dio gusto tamaño avance, y preguntamos qué se había hecho para obtener ese logro.

        “Ya lo verán”, nos dijo.

        Y cuando pasamos por esos pueblos observamos su destrucción, su abandono, en total soledad; y sentimos el peso del silencio y de la muerte, más cuando nos explicó que se habían asesinado entre ellos, y los pocos sobrevivientes habían huido, aterrados, fuera de Michoacán o del país.

        No había corruptos porque no había humanos. ¡Qué verdad tan dolorosa!

        El viaje de Morelia a Teremendo que ahora en helicóptero se puede hacer en cinco minutos, en aquel entonces por veredas lodosas y accidentadas se hacía en tres horas, cuando bien nos iba.

        Así que la convivencia en ese vehículo de doble tracción nos permitió, a todos los pasajeros, cambiar impresiones sobre la corrupción, en vínculo con las mortandades provocadas por la ignorancia y la belicosidad de familias enteras contaminadas por los odios.

        Yo leía por entonces la vida y obra del abogado y filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626), quien llegó a ser canciller de Inglaterra, y tan dado a catequizar sobre la moral a todos los que le escucharan.

        Una de sus obras sobresalientes, que a él le gustó ponderar, es su Ensayo sobre la moral y la política.

        Sin embargo, su lengua y su pluma fueron más largas que su minúscula honradez, pues fue sometido a juicio por corrupto, probándole 28 cuantiosos sobornos.

        Y Bacon alegó, a su favor, que su conducta no era corrupta, ya que en esos juicios se dejaba sobornar por todas las partes contendientes, y este equilibrio lo colocaba al margen de la inmoralidad.

        Curiosamente (indultado) murió de neumonía, al estar llenando el interior de un ganso con nieve, para bien refrigerarlo.

        He querido recordar este pasaje de mi vida: uno de los tantos viajes que hice de Morelia a sus tenencias, en aquellos ayeres; y advierto que siguen existiendo, al máximo nivel, políticos corruptos, pero muy defensores de la moral.

        Presento un botón de muestra. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha reservado por cinco años los contratos de compraventa que ha hecho al adquirir diversas vacunas contra el covid-19.

        Esas decenas de miles de millones dólares erogadas por México no tienen ninguna claridad ni transparencia.

        Algún día se sabrá a ciencia cierta por qué se compra a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y no por la Secretaría de Salud; por qué se triangulan tanto las adquisiciones, se compra en Suiza lo que se produce en China; por qué se compra a empresas fantasmas, inexistentes legalmente; por qué se sujetan esas compras a leyes y tribunales de Singapur, si ahí no hemos comprado nada; por qué le cuestan más esas vacunas a México que a los demás países.

        Y el presidente afirma: “En mi gobierno ya no hay corrupción”, será porque ya no hay gobierno, como en esos pueblitos de Coro Chico y Coro Grande, en donde ya no había corruptos, porque ya no había población.

 


lunes, 21 de junio de 2021

 LOGOS

Amlo, torpe tipo

AVASALLADO POR SUS PUNTADAS

        La pandemia covid-19, en quince meses, ha transformado más la vida de México que la 4T del presidente Andrés Manuel López Obrador en treinta y cinco meses de ejercicio gubernativo desangelado.

        Ese virus (que parece retornar con mayor fuerza) nos ha cambiado hasta los hábitos y costumbres ancestrales.

        Mientras que la eufemística 4T sigue llena de corruptos, ineptos, divisionistas, mentirosos y traidores; sin poder transformar ni siquiera a los supuestos transformadores.

        Andrés Manuel, quien es habilidoso para achacar (en segundos) a los “conservadores” delitos o pecados ciertos o inventados, no encuentra a los culpables de la tragedia de la línea 12 del metro de la CDMX.

        De ese colapso, con muertos y heridos, López Obrador ha dicho con tal de defender a sus actuales colaboradores y cómplices implicados: “Hay que hacer la revisión total de la línea 12, no se puede adelantar responsabilidades; yo respaldo el trabajo que realiza la jefa del gobierno de la CDMX Claudia Sheinbaum”.

        Y agregó de inmediato el presidente: “Rechazo la posibilidad de responsabilizar políticamente a algún funcionario, ya que si nos vamos a responsabilidad política yo podría decir, ¿quién era el presidente en ese entonces?”

        Démosle respuesta a su bribona pregunta.

        El presidente de México en ese entonces, cuando se construyó e inauguró esa línea dorada del metro, era Felipe Calderón Hinojosa.

        Pero esa obra no fue del gobierno federal, sino del gobierno de la CDMX a cargo de Marcelo Ebrard.

        El malévolo señalamiento presidencial exclusivamente pinta su mezquindad.

        Ni siquiera tendríamos que permitir que el presidente juzgara (ilegal y torpemente) a Marcelo en una de sus bobas mañaneras.

        Amlo viola la constitución cuando se pone a juzgar a las personas en su tribuna de juguete, además de ser inmoral al hacerlo.

        A Marcelo debe juzgársele bajo todos los procedimientos legales de nuestra carta magna, si es que hubiese elementos para configurar la existencia de un delito y la supuesta o real responsabilidad del inculpado.

        A Ebrard en base a las fallas de la construcción, y a Claudia Sheinbaum por igual, pero en base a la falta de mantenimiento de esa línea 12 durante el tiempo de su ejercicio gubernativo en la CDMX.

        Al parecer, Miguel Ángel Mancera no está relacionado con la construcción de esa línea 12, ni en su ejercicio gubernativo hubo fallas de graves consecuencias jurídicas; sin embargo, debe investigársele.

        Es claro que las constructoras participantes en esa obra pública tienen responsabilidad, y deben ser sujetas a juicio, sin linchamientos de ninguna especie, pero con estricta aplicación de la ley.

        Los niveles de responsabilidad son precisos.

        Que no nos vayan a salir con que sentencian (en este caso) a 60 años de prisión a dos albañiles, a tres obreros soldadores y al trabajador que apretó tornillos.

        No se le vaya a ocurrir al presidente hacer una consulta popular (con costo de cientos de millones de pesos) para que “el pueblo sabio” responda si es o no responsable de esa tragedia Felipe Calderón Hinojosa, como presidente en aquel entonces.

        Cuidemos que nadie sufra las torpezas de Amlo, avasallado por sus puntadas.

        Todo lo quiere, ahora, resolver con militares.

        ¿Resolverá los problemas del Metro, del gobierno de la CDMX, del Poder Judicial de la Federación, de la sucesión presidencial ya en marcha, también con las fuerzas armadas?


 

lunes, 14 de junio de 2021

 LOGOS

Amlo, eructando desatinos

NO SABE LEER LA REALIDAD

        Es bueno saber leer libros; y, claro, leerlos. Y es de excelencia saber leer la realidad, ejercitándose constantemente en su lectura.

        En México, hemos tenido presidentes que no saben leer ni los libros ni la realidad.

        Como muestra reciente tenemos al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien con tono burlesco en relación con los resultados electorales dijo: “Nos fue tan mal, tan mal, tan mal, que el movimiento al que pertenezco obtuvo (de 15) 11 gubernaturas, y 185 curules en la cámara de diputados federal (de 300)”.

        Siendo cierto lo anterior, de ello Amlo desprende una equívoca lectura.

        La comprensión exacta (en números cerrados) es la siguiente:

        En 2018 hubo 90 millones enlistados en el padrón de votantes; en 2021 hubo 93 millones.

        En 2018 votaron 56 millones de ciudadanos; en 2021 votaron 47 millones.

        En 2018 Amlo (morena) tuvo 30 millones de votos a su favor; en 2021 morena (Amlo) lograron 16 millones de votos.

        Ahora, en 2021, Amlo y morena perdieron 14 millones de votos.

        Pero Amlo y morena con sus aliados (Verde, PT, etc.) lograron 24 millones de votos, en 2021.

        Mientras la oposición a Amlo y a morena (PAN, PRI y PRD) sumó 23 millones de votos, en la elección 2021.

        Esa marcada división entre los mexicanos la ha provocado López Obrador, tanto en la Ciudad de México como en el resto del país, 24 contra 23 votantes; mientras los 46 millones de ciudadanos restantes, enlistados, no manifestaron su voto, al abstenerse.

        Así de sencillo, así de peligroso para el propio presidente.

        Por eso Andrés Manuel sigue en enojo, y confundido. Sin atinar en sus lecturas, y eructando desatinos.

        A juicio del presidente: “Entre mayor es el nivel educativo, los mexicanos son más insensibles a mis propuestas de cambio… de la clase media baja hacia arriba hay una insensibilidad para los programas que propongo”.

        Así que, según las lecturas de López Obrador a la realidad nacional, los ignorantes y los pobres son sus aliados; mientras que los preparados educativamente y los de clase media baja hasta los ricos son sus enemigos, pues son “conservadores, hipócritas, racistas, y ambiciosos”.

        Con esa lectura, con esa lógica, la tarea de Andrés Manuel es hacer más pobres y más ignorantes a los mexicanos, para producir material humano “sensible” que aumente sus tropas electoreras, y sus votos.

        Sospechoso es que el presidente agradeciera al crimen organizado su buen comportamiento durante estas elecciones del 2021; y, en cambio, lanzara vituperios contra quienes él juzga son delincuentes de cuello blanco.

        Por otra parte, reveló Amlo su malicia al decirle a Kamala Harris “presidenta”, en lugar de “vicepresidenta”, en burla al presidente Biden; y nombrarla como “Kabala” (esotérico u oculto), para después explicar: “me camuqué”, que significa “engaño”.

        Parece que a Andrés Manuel no le funciona bien su cerebro, y menos su ética, ésta, peor que la de los neoliberales.

        No hace mucho afirmó: “Para no contagiarse de covid 19, sólo se requiere no mentir, no robar y no traicionar”. Y ¡sácatelas!, a los pocos días le pegó la pandemia.

        De esa forma probó él mismo, con su padecimiento, que miente, roba y traiciona.      

        “Hasta las piedras cambian”, acaba de afirmar el presidente, con ánimo indescifrable.

        Obvio que él no es una piedra, pero… muy difícil que cambie, pues expertos aseguran que “chango viejo no aprende maroma nueva”.

 


      

lunes, 7 de junio de 2021

 LOGOS

Aturdimiento electoral

PROFUNDA DEPRESIÓN ECONÓMICA

        No es fácil ganarle una elección a un presidente de la república mapache que tiene a su disposición más de 6 billones de pesos anuales, y que monta programas para dar maíz con gorgojo a ancianos, jóvenes y niños.

        Es difícil superar en una elección a un presidente mañoso que sínicamente viola la legislación electoral, metiéndose con descaro en el proceso electivo a favor de su partido y de sus candidatos.

        Con todo eso, en contra, el voto ciudadano puso límites al ejecutivo federal en estas elecciones del 2021.

        Los mexicanos unidos, y no divididos como Amlo desea, redoblaremos esfuerzos para frenar al autócrata, enemigo de la democracia.   

        Hace un año, cuatro meses y cinco días, que el presidente Andrés Manuel López Obrador en su pueblo natal les decía a sus paisanos: “Mi escudo protector es la conferencia la mañanera, y mi ángel de la guarda es el pueblo… esa es la estrategia. Eso es todo.

        Pero esos vecinos del municipio donde nació empezaron a silbarle y, abucheándole, le reprocharon que su táctica no les importaba para nada, ya que ellos exigían ayudas reales de programas útiles; echándole en cara que sus promesas de campaña estaban incumplidas.

        Entonces, Andrés Manuel le preguntó al presidente municipal (morenista) sobre los proyectos que el ejecutivo federal había autorizado; contestando el alcalde que no tenía información sobre ellos.

        “El pueblo” ahí reunido estalló su furor lanzando majaderías a los funcionarios que encabezaban la reunión.

        Con hábil maniobreo López Obrador desvió el embate de aquella masa enardecida en contra del nervioso edil, pero convirtiéndose en su defensor.

        Así manifestó: “Al presidente municipal hay que respetarlo. Si ustedes no lo respetan, yo dejo de hablar, y me retiro. Ya saben que soy terco”.

        Y como siguiera el gentío con sus agresivas protestas, Amlo contrariado se fue del lugar, aportando un caso más a esa vieja frase de que “nadie es profeta en su tierra”.

        Esa sentencia (para el caso) se refiere a su tierra chica, a su pequeño mundo, a ese reducido espacio de sus inicios; pero, también, aplica a todo México, para el actual presidente de la república.

        Por eso, millones de mexicanos al emitir nuestro voto el día de ayer, domingo 6 seis de junio del 2021, hemos enviado (al presidente Andrés Manuel) un mensaje similar al que le dieron hace más de dieciséis meses en Tepetitlán, Macuspana, Tabasco, y al que he hecho referencia.

        Claro que nos interesan informes presidenciales veraces, documentados, serios, legal y oficialmente rendidos ante el Congreso de la Unión; pero no nos interesan las “mañaneras como su escudo protector”.

        Los mexicanos deseamos trabajar en soluciones reales en vínculo con nuestros graves problemas; pero no somos “ángeles de la guarda” para ningún político, menos si es mentiroso.

        Lo electoral es importante, como una forma responsable de manifestar nuestra libertad frente a un poder público autocrático.

        Empero, lo urgente para el país es la profunda depresión económica que se nos viene encima.

        Y no creo que ninguna mañanera haga producir a México más y mejores bienes y servicios: alimentos, medicinas, zapatos, vestidos, casas, vías de comunicación, energía eléctrica, agua potable para seres humanos y agua para la agricultura y la ganadería, y muchos otros etcéteras.

        Ninguna mañanera generará mejor distribución de la riqueza ni superará las contradicciones que se agudizan en el desarrollo del sistema capitalista mundial y nacionalmente.

        La talentosa polaca Rosa Luxemburgo explicó científicamente, en síntesis, el segundo y el tercer tomo de El capital de Carlos Marx, y observaba que había jefes de Estado que “no tienen la más leve conciencia de las leyes económicas ni siquiera instinto de clase dominante”.

        Ese es el caso del actual presidente mexicano. ¡Qué lamentable!