LOGOS
Aturdimiento
electoral
PROFUNDA
DEPRESIÓN ECONÓMICA
No es fácil ganarle una elección a un
presidente de la república mapache que tiene a su disposición más de 6 billones
de pesos anuales, y que monta programas para dar maíz con gorgojo a ancianos,
jóvenes y niños.
Es difícil superar en una elección a un
presidente mañoso que sínicamente viola la legislación electoral, metiéndose
con descaro en el proceso electivo a favor de su partido y de sus candidatos.
Con todo eso, en contra, el voto
ciudadano puso límites al ejecutivo federal en estas elecciones del 2021.
Los mexicanos unidos, y no divididos
como Amlo desea, redoblaremos esfuerzos para frenar al autócrata, enemigo de la
democracia.
Hace un año, cuatro meses y cinco días,
que el presidente Andrés Manuel López Obrador en su pueblo natal les decía a sus
paisanos: “Mi escudo protector es la conferencia la
mañanera, y mi ángel de la guarda es el pueblo… esa es la estrategia. Eso es
todo.”
Pero esos vecinos del municipio donde
nació empezaron a silbarle y, abucheándole, le reprocharon que su táctica no les
importaba para nada, ya que ellos exigían ayudas reales de programas útiles; echándole
en cara que sus promesas de campaña estaban incumplidas.
Entonces, Andrés Manuel le preguntó al
presidente municipal (morenista) sobre los proyectos que el ejecutivo federal había
autorizado; contestando el alcalde que no tenía información sobre ellos.
“El pueblo” ahí reunido estalló su furor
lanzando majaderías a los funcionarios que encabezaban la reunión.
Con hábil maniobreo López Obrador desvió
el embate de aquella masa enardecida en contra del nervioso edil, pero
convirtiéndose en su defensor.
Así manifestó: “Al presidente municipal
hay que respetarlo. Si ustedes no lo respetan, yo dejo de hablar, y me retiro.
Ya saben que soy terco”.
Y como siguiera el gentío con sus
agresivas protestas, Amlo contrariado se fue del lugar, aportando un caso más a
esa vieja frase de que “nadie es profeta en su tierra”.
Esa sentencia (para el caso) se refiere
a su tierra chica, a su pequeño mundo, a ese reducido espacio de sus inicios; pero,
también, aplica a todo México, para el actual presidente de la república.
Por eso, millones de mexicanos al emitir
nuestro voto el día de ayer, domingo 6 seis de junio del 2021, hemos enviado
(al presidente Andrés Manuel) un mensaje similar al que le dieron hace más de
dieciséis meses en Tepetitlán, Macuspana, Tabasco, y al que he hecho referencia.
Claro que nos interesan informes
presidenciales veraces, documentados, serios, legal y oficialmente rendidos
ante el Congreso de la Unión; pero no nos interesan las “mañaneras como su
escudo protector”.
Los mexicanos deseamos trabajar en
soluciones reales en vínculo con nuestros graves problemas; pero no somos “ángeles
de la guarda” para ningún político, menos si es mentiroso.
Lo electoral es importante, como una
forma responsable de manifestar nuestra libertad frente a un poder público
autocrático.
Empero, lo urgente para el país es la
profunda depresión económica que se nos viene encima.
Y no creo que ninguna mañanera haga
producir a México más y mejores bienes y servicios: alimentos, medicinas,
zapatos, vestidos, casas, vías de comunicación, energía eléctrica, agua potable
para seres humanos y agua para la agricultura y la ganadería, y muchos otros
etcéteras.
Ninguna mañanera generará mejor
distribución de la riqueza ni superará las contradicciones que se agudizan en
el desarrollo del sistema capitalista mundial y nacionalmente.
La talentosa polaca Rosa Luxemburgo explicó
científicamente, en síntesis, el segundo y el tercer tomo de El capital de
Carlos Marx, y observaba que había jefes de Estado que “no tienen la más leve
conciencia de las leyes económicas ni siquiera instinto de clase dominante”.
Ese es el caso del actual presidente
mexicano. ¡Qué lamentable!