Entendemos
que los estadunidenses, por su exceso de trabajo, no tienen tiempo de tener
solidaridad con los michoacanos cuando nosotros lo necesitamos; en cambio, por
humanismo, a todos los de por acá nos conduele lo acontecido a aquellos que
habitan en la llamada "gran manzana" y en el noreste de Estados
Unidos de América.
Los
destrozos y las muertes que ha dejado el huracán Sandy son tremendos, agravados
por el alto nivel de vida que comúnmente tienen los vecinos de aquella región
de los EU.
10
millones de hogares sin luz; más de 50 muertos; 1800 heridos; daños superiores a
los 70 mil millones de dólares; costosos desperfectos al metro y a otros medios
de transporte; afectaciones tremendas a la Bolsa de Valores y al sistema
bancario; decenas de miles de viviendas deterioradas, entre otras averías.
Pero
dentro de todo ese mal, se observan algunas cosas buenas. El espíritu yanqui
personalizado en el Presidente Barack Obama se ha dejado sentir, ya que no huyó
del desastre, y se ha venido enfrentando a las calamidades del meteoro,
contrario a lo pasado hace años con la tragedia de Nueva Orleans, en donde
George W. Bush no estuvo a la altura de las circunstancias.
Obama
ha dejado abandonada su campaña electoral, al considerar más importante el
enfrentar los problemas generados por un fenómeno natural a la gente
estadunidense de ese territorio; mientras, su contrincante Mitt Romney ha
seguido en su trabajo electoral atacando a Obama.
En
diferentes momentos de ese proceso electoral han existido señalamientos de que
están, ambos contendientes a la presidencia de EU, empatados; sin embargo,
ahora, a unos días de que la ciudadanía y los delegados emitan sus votos, se
observa que triunfará otra vez Obama, reeligiéndose en dicho cargo.
Ése será un ejemplo de tipo
histórico en donde un fenómeno natural intervine en una decisión política.
Claro que bien pudo afectar ese tremendo hecho atmosférico a Barack Obama si
éste no reacciona como lo está haciendo.
Antes del desastre, muchos pueblos y
gobiernos del mundo temían la llegada al poder de Romney y sus aliados.
Preocupaba que una radical y peligrosa derecha dominara al gobierno gringo
durante los próximos cuatro años.
Hoy, se siente que Sandy, esa
tormenta destructora, auxilió al mundo, al dar la oportunidad a Obama de
demostrar su entereza de carácter, su valor frente a los problemas, y su ánimo
de servir.
Oportuna, pero dolorosa,
fue Sandy. De esas penurias naturales pronto se recuperarán; empero, de un mal
gobierno que los conduzca a la guerra, a la revolución interna, a mayores
quebrantos económicos, no se recuperarían nunca.