Lo
que ha venido expresando en sus recientes intervenciones es para el uso de los
públicos escuchas, o para los receptores de los medios masivos de comunicación
que reproducen fragmentos de sus discursos.
Pero
todo lo anterior se encuentra sujeto a la interpretación de quienes captan el
mensaje, y al uso que el interés personal le imponga a esa hermenéutica.
Sin
embargo, sí es real y objetivo lo que pronuncia Felipe Calderón en sus
intervenciones oratorias, por ejemplo lo dicho recientemente en Batopilas,
Chihuahua: "Hay muchos tipos de dolores que sufre el ser humano. Hay un
dolor inevitable que viene de Dios o de la naturaleza... el dolor evitable es
el que viene del hambre, de la enfermedad, de la ignorancia... y para aliviar
el dolor de muchas familias mexicanas, de millones, a eso me he dedicado muchos
años de mi vida, particularmente los últimos seis años".
Eso
significa que así se observa en su propio espejo el señor Presidente Calderón
Hinojosa, al estilo de ese cuento tan conocido de Blanca Nieves, producto de la
pluma de los hermanos Grimm.
En
dicha narración la reina hechicera solía preguntarle a su espejo cada día:
"Espejito, espejito, ¿quién es en la Tierra la más bella de todas?"
Y
el espejo contestaba: "tú, mi reina, eres la más bella de todas".
Obvio
que la cita literaria no significa la existencia de exactitud con el caso
presidencial que nos ocupa. ¡Nada de eso!
Toda
proporción guardada, el símil se reduce a la autocomplacencia que nos da a
todos nuestro propio espejo, cuando a él nos asomamos en la búsqueda de
estímulo desmedido e impropio, por ser demasiado personal ese espejito.
En
el caso, la mayoría de los mexicanos considera al Presidente Felipe Calderón
más como generador del dolor de millones de familias, que como aliviador de ese
sufrimiento.
Se
le ve como agente activo de esa consternación llamada guerra, y no como sujeto
sanador de los males que enumera, los que han aumentado durante su
administración.
Incluso,
dadas las demandas reales de decenas de miles de mexicanos en su contra,
presentadas ante la Corte Penal Internacional, es natural que antes de dejar el
poder trate de garantizarse mecanismos de inmunidad o de improcesabilidad a
partir del fuero que hoy ostenta.
Sus
enemigos le llaman a eso impunidad, con una carga política a la vista, cuando la
situación debe de tratarse con gran cuidado jurídico, puesto que la política
que se encuentra en juego es la que compete al ámbito del derecho.
Cuidemos
que nuestra diplomacia no esté jamás inspirada en lo ilegal. Recordemos que la
grandeza de nuestra política exterior se fincó en el derecho.