Un mexicano
universal
LA SOLEDAD DEL
LABERINTO
Los fantasmas de nuestros bicentenarios
y centenarios, a partir del 2010, siguen recorriendo e inquietando las más
secretas raíces que nutren y atan a los mexicanos.
Eso que nos alimenta y liga fue
analizado con profunda maestría por Octavio Paz en El laberinto de la soledad (1950);
y hoy, en este año 2014 en que recordamos el centenario de su nacimiento, nos
es obligado retornar a la relectura de sus obras, con preocupación, aún
sabiendo que nos generará encanto.
En mi caso tengo subrayados sus textos,
a los que al margen he dedicado anotaciones personales. Esto me ha facilitado
las frecuentes consultas.
Antecedente de las reflexiones que Paz
tuvo sobre lo mexicano fue, sin lugar a duda, (lo escrito por quien sus años de
preparatoria los pasara en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de
Hidalgo) Samuel Ramos en El perfil del hombre y la cultura en México (1934);
empero, Octavio ahonda, amplía y actualiza, ese tema inacabable y controversial
tan pertinaz y debatible como todo lo que cambia y que, además, multiplica con
frecuencia inaudita las perspectivas para ser estudiado.
Siempre será un material aleccionador
leer lo que fueron en su tiempo, y lo que son para el nuestro: los pachucos y
sus extremos; las máscaras mexicanas; el día de todos los santos y el de
muertos; la Malinche y sus hijos; la conquista y la colonia; la etapa de la
Independencia, la de Reforma y la de la Revolución de 1910; la inteligencia
mexicana hasta la primera mitad del siglo XX; y, la dialéctica de la soledad.
Sin embargo, el meollo del problema inicial planteado por Ramos y por Paz fue,
¿el porqué del sentimiento de inferioridad que los mexicanos llevamos dentro?
Y ambos observan, también en principio,
que los mexicanos portamos "la instintiva desconfianza acerca de nuestras
capacidades... lo que nos conduce a un sentimiento de inferioridad... por lo
que tenemos predilección por el análisis... por la crítica de lo creado por
otros... debido a la escasez de nuestras propias creaciones".
Ramos señaló algunas causas a ese
sentimiento de minusvalía. Paz acrecienta en todos sentidos esa hermenéutica y,
por ejemplo, externa: "Al repudiar a la Malinche -Eva mexicana, según la
representa José Clemente Orozco en su mural de la Escuela Nacional
Preparatoria- el mexicano rompe sus ligas con el pasado, reniega de su origen y
se adentra solo en la vida histórica... de ahí que el sentimiento de orfandad
sea el fondo constante de nuestras tentativas políticas y de nuestros
conflictos íntimos. México está tan solo como cada uno de sus hijos."
Sobre ese tema, y algunos otros de
interés, tuve el privilegio de platicar con Octavio Paz durante una de sus
visitas a la ciudad de Morelia y, en la cena, dijo: "Nos buscamos a
nosotros mismos y encontramos a los otros." Y le pregunté: "No será
que ya estamos en la soledad del laberinto".