domingo, 23 de marzo de 2014

Pitorreo popular es de burla
VÍAS ESTRECHAS PARA TRENES ANCHOS
        El caso no es singular. En el fondo constituye un denominador común frecuente motivado por corrupción, incapacidad, o importamadrismo.
        Ahora se trata de la línea 12 del metro de la Ciudad de México; el personaje central del escándalo es Marcelo. De Tláhuac a Mixcoac la línea llamada dorada está severamente afectada, y no puede utilizarse, afectando a medio millón de usuarios.
        Se encuentran implicadas empresas constructoras poderosas con acciones en bolsas de valores. La idiotez de todos los involucrados consiste, según lo publicitado, en que compraron trenes anchos y construyeron vías estrechas y, así, dieron servicio, poniendo en riesgo a los bienes públicos y en peligro a los humanos. El costo de la inútil obra es de más de 26 mil millones de pesos.
        México está lleno de situaciones similares, en donde no concuerdan las acciones públicas, o las privadas, según los propósitos o fines que se persiguen. Daré ejemplos.
        Desde diciembre del 2009 nos están elevando, constantemente, el precio de la gasolina. Las razones para aplicar estos gasolinazos fueron principalmente dos: que los subsidios del gobierno a estos energéticos fueran reduciéndose; y, que la contaminación ambiental bajara sus niveles.
        En la realidad, el tren de los aumentos corre por vías inapropiadas, lo que ha ocasionado lo contrario a las metas propuestas. Oficialmente se subsidia más a las gasolinas, y nuestro medio ambiente se contamina con mayor acelere.
        El artículo 3o de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos con toda claridad y precisión ordena: "... VIII. El Congreso de la Unión, con el fin de unificar y coordinar la educación en toda la República, expedirá las leyes necesarias, destinadas a distribuir la función social educativa entre la Federación, los Estados y los Municipios, a fijar las aportaciones económicas correspondientes a ese servicio público y a señalar las sanciones aplicables a los funcionarios que no cumplan o no hagan cumplir las disposiciones relativas, lo mismo que a todos aquellos que las infrinjan..."
        El artículo 73 de nuestra Carta Magna, en sus fracciones XXV y XXX, amplía y repite como una facultad concedida al Congreso de la Unión el legislar sobre educación, mientras que en su artículo 124 dispone: "Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados."; e, incluso, la reglamentación a las leyes federales compete exclusivamente al Congreso de la Unión.
        En otras palabras, el tren para legislar en la materia educativa sólo va por la vía del Congreso de la Unión, según el texto Constitucional que tiene principio de supremacía; sin embargo, violando lo anterior, se han venido motivando, en vías legislativas estatales, leyes de educación estatales. 
        La reforma energética como un tren va para no privatizar ni a PEMEX ni a CFE, sin embargo, la vía utilizada es para permitir que los capitales privados hagan su negocio.
        El pitorreo popular se burla de tanta incongruencia.