LOGOS
2016-2017
LO PÚBLICO, JAMÁS SERÁ PRIVADO
"... para no ser esclavos
martirizados del tiempo que nos hunde los hombros y nos inclina hacia la
tierra...", Charles Pierre
Baudelaire (1821-1867), uno de los poetas malditos de la bohemia francesa, tan
lleno de excesos, nos sugiere que estemos siempre en embriaguez.
Según sus conceptos literarios debemos
embriagarnos "de vino, de virtud, de poesía, o de lo que te plazca";
es decir, podemos embriagarnos, por ejemplo, de trabajo, talento, amor,
respeto, dignidad, o de lo que deseemos.
En el fondo, lo que nos propone Baudelaire
es que seamos dionisiacos, y no apolíneos, para no ser prisioneros del tiempo.
Y el tiempo es, físicamente, una
cualidad de toda materia; la que puede ser analizada y vivida desde infinidad
de perspectivas.
Los seres humanos como materia física,
química, psicológica, económica, política, social o individual, saben ser
esclavos martirizados del tiempo; empero, también, pueden hacer de éste una
herramienta eficaz o un valioso instrumento que sea nuestro útil y no nuestro
cruel negrero.
El tiempo no es una cualidad pura y
aislada, sino que está revuelta con el espacio, circunstancia, cantidad, modo,
forma, interés, odio, cariño, admiración, respeto, y un sin fin de cosas de
índoles tan diversas; además de que, a veces, para bien, nos conviene ser
apolíneos, y en ocasiones dionisiacos.
Ejemplificaré con dos humanos: Carlos
Slim y Donald Trump, y con dos tiempos establecidos como "años" por
la conciencia humana: 2016 y 2017; en éstos, ambos empresarios exitosos son
propietarios de inmensas fortunas.
Antes, Carlos de 76 años de edad y
Donald de 70 no habían sido políticos militantes en el campo electoral. Mexicano
el primero y estadunidense el segundo están, con su respectiva riqueza,
vinculados con la política y los políticos.
Trump en el 2016 logra ser Presidente
electo de los EU, careciendo de antecedentes gubernativos, y ante el recelo
sorpresivo y temeroso de la mayor parte de los habitantes del planeta.
Militante activo de esa desconfianza lo
fue Slim: "De ganar Trump crearía un desequilibrio económico en los EU y
en el mundo... Es distinto ser borracho que cantinero".
Donald durante su campaña denunció a
Carlos: "Es extranjero en EU, y a su vez donante y orquestador en el
equipo de Hillary Clinton".
Ese desencuentro dionisiaco en 2016 con
sus circunstancias parecía definitivo entre esos millonarios; pero lo que
impera en esas grandes ligas es: money, money, money.
Por esa simple razón Slim y Trump se reunieron
y se entendieron apolíneamente, ojalá no sólo para bien de ellos; aunque la
unión de los poderosos suele hacer monopolios económicos y políticos llenos de complicidad
y de peligro.
No es sano que el poder económico y el
político se le entreguen a una persona, o a dos o más, es urgente crearles
contrapesos, ya que estos poderes no son privados, son públicos y jamás dejarán
de serlo. Son bienes de todos y de cada uno de los humanos.