Los
XXX Juegos Olímpicos, de esta Era Moderna, se encuentran a su plenitud en
Londres. Su acto inaugural fue de excelencia: la vida de su campiña, su
revolución industrial, su mejor música, el símbolo de su comicidad, su espía
más famoso, todo en juegos de luz con colores exactos, más el discreto actuar
de la Reina Isabel II, quien prosigue ejerciendo en el Reino Unido de la Gran
Bretaña e Irlanda del Norte como la decano de los Jefe de Estado del mundo
actual.
El
tema de este tiempo, por ende, son esas olimpiadas, con su mascota aerodinámica
llamada Mandeville, representativa del "espíritu en movimiento",
mensaje que los británicos entregan a la humanidad.
Ese
espíritu en movimiento impulsa y agita al ser humano desde su inicio en la
vida, y toma formas inusitadas que su propia imaginación y trabajo le permiten.
Lo
mismo conquistando al fuego que inventando a la rueda; por igual en el Ariel de
la Tempestad de Shakespeare que en nuestro Señor Don Quijote de la Mancha
rebelándose en contra de la intención burlona de Cervantes; también en el
universo mecánico de Isaac Newton de leyes y certezas absolutas como en la
relatividad especial y general de Albert Einstein en donde el espacio y el
tiempo dependen de los marcos de referencia. Todo esto, y mucho más, es el
espíritu en movimiento, cuando se encausa para bien del desarrollo humano.
La
bondad de ese espíritu también se manifiesta en la cultura física, y en sus actividades
deportivas. La Historia del Hombre las registra.
En
la cultura occidental nos encontramos con los primeros juegos olímpicos,
llevados al cabo en Olimpia, ciudad de la Hélade, donde en el año 776 tuvieron
su inicio. Eran estos juegos sólo para hombres, tanto atletas como
espectadores, y los competidores ejercían totalmente desnudos.
Licurgo,
al igual que Iphitus, señalan que esos juegos olímpicos tuvieron antecedentes
en otros juegos anteriores, que se celebraban para suplir a las guerras entre
ciudades vecinas.
Los
grandes poetas de todos esos juegos festivos, según registros de sus trabajos
fueron: Hierón, Píndaro, y Esquilo.
Este
espíritu en movimiento sigue vivo en Londres en estos días; y eso nos honra a
todos los seres humanos, si con ello podemos suplir a las guerras.
Sin
embargo, ese espíritu en movimiento suele generar afectaciones negativas para
el desarrollo de nuestra especie. Así, tenemos ejemplos llenos de negatividad,
en donde el espíritu en movimiento se rompe, se ensucia, se degrada, pisotea
valores, y su hacer inexplicable no resiste análisis lógicos, apreciándose como
absurdos e injustos, desde la perspectiva juiciosa de un simple sentido común.
Como
ejemplos de esos casos podemos citar a quienes quieren desestabilizar a México
con la nulidad de la elección federal, a los que pretenden descarrilar las
elecciones para presidente de los Estados Unidos de América, a los que desean
la violencia en Siria para hacer explotar desde Irán hasta Israel.