Los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador se auto engañan, e intentan confundirnos.
Publicitan que "la prensa alemana es implacable con Enrique Peña
Nieto", cuando según sus propios datos sólo dos periódicos de aquella
nación sacan notas de la información que les llegan de México por parte del
perredismo y sus partidos coaligados.
Así
que al eco de sus versiones enviadas a Europa les sirve de base, aquí, para su
publicidad. De esta manera, dan a conocer que "El SZ (Süddeutsche Zeitung)
resalta que Peña Nieto fue impuesto por el consorcio Televisa".
Y
al menos a mí eso me ofende, ya que yo voté por Enrique Peña Nieto, y no soy Televisa.
Algo
más, tampoco soy "#...132", pero estoy en contra de que Televisa, y
todos los medios masivos de comunicación manipulen parte de la opinión pública,
tanto comercial, deportiva, y hasta políticamente, cuando esos medios deben servir para el desarrollo cultural, educativo, económico y político de todos y
cada uno de los mexicanos.
Si
hubiera ganado Andrés Manuel López Obrador, en mi caso, estaría reconociendo el
resultado del voto ciudadano. Y seguro estoy que la mayoría de los mexicanos
que no votaron por él también aceptarían la decisión democrática de una endeble
democracia como la nuestra, para fortalecerla.
Pero,
si hubiera ganado el candidato a la Presidencia de la República del PRD, sus
simpatizantes no estarían haciendo marchas fúnebres, ni cercando las oficinas
del PRI, ni lanzando majaderías a diestra y siniestra, ni pidiendo contar voto
por voto, casilla por casilla, para todo el país.
En
los dos estados en donde ganaron la gubernatura, y en el Distrito Federal, ahí
no piden recontar voto por voto. En esos lugares, según ellos, imperó la
democracia, la equidad, la voluntad popular, ahí sí hubo limpieza electoral, y
no se gastaron raudales de dinero.
La
ley electoral de López Obrador, y la de sus seguidores, es la del embudo.
Unilateralmente consideran que la parte ancha debe ser para ellos, y la angosta
para los otros, para que haya democracia. Todo lo demás será imposición, y por
lo tanto habrá revolución.
He
ahí el porqué la mayoría del pueblo de México no les da su voto, desconfiando
siempre de ellos. No serán, así, nunca, gente de fiar. Ni siquiera de aquí a 6
años, en el 2018.
A
esto debemos agregar que los gobiernos perredistas han sido pésimos y corruptos
administradores. Michoacán tiene para ofrecer dos grandes y recientes ejemplos.
Obvio
que tanto Andrés Manuel como el resto de los candidatos, como los partidos
políticos contendientes, tienen el derecho de ejercer sus incidencias,
recursos, e impugnaciones, respecto al proceso electoral, pero por los cauces
legales, ante los órganos electorales competentes, de manera escrita, pacífica,
respetuosa, sin violencia y sin injurias para nadie.
El
pueblo es el juez de todos los actos postelectorales.