lunes, 25 de enero de 2021

 LOGOS

Biden y Amlo

GOLPES DE LA VERDAD

        Después de la conversación telefónica entre el presidente de los EU, John Biden, con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, éste externó su doble sentir.

        El lado sensato y aceptable de Amlo dijo: “Todo indica que serán buenas las relaciones entre los pueblos de ambas naciones… Biden fue respetuoso y amable”. En este señalamiento el rostro de Andrés Manuel apareció sereno.

        El lado rijoso e inaceptable de Amlo aseveró: “quienes están apostando a un enfrentamiento, y a pleitos, se quedarán con las ganas”. Al afirmar lo anterior apareció en el rostro de López Obrador su sonrisa retorcida.

        Las relaciones entre ambos pueblos (el mexicano y el estadunidense) siempre han sido buenas.

        Los gobiernos, y su presidente respectivo, son los que suelen hacer cosas perversas y nocivas para sus gobernados.

        De ahí la importancia de que el presidente Biden sea “respetuoso y amable”; y, de aquí, la urgencia para que el presidente López supere sus graves defectos de ser irrespetuoso y dañino.

        Era suficiente que Amlo señalara lo positivo de la nueva relación diplomática con el presidente estadunidense, ¡y ya!

        No había necesidad de adjuntar lo negativo de Amlo, disparando en contra de quienes puedan querer un mal vínculo entre nuestros países.

        Biden no manifiesta odio hacia su antecesor, teniendo, incluso, motivos para eso. No usó menciones injuriosas y reiterativas en contra de Donald Trump. En ninguno de sus mensajes y decisiones se descargó de responsabilidad, para responsabilizar de todo a Trump.

        Andrés Manuel, en más de dos años, no ha hecho más que quejarse, ofender, y responsabilizar de todo a sus antecesores.

        Biden reiteró en su primer mensaje: “La unidad de todos, no es una fantasía, sino el único camino a seguir para lograr paz, democracia, justicia, desarrollo”.

        López Obrador desde el inicio de su ejercicio creó una gran división entre los mexicanos que, acaso, no ha logrado del todo, debido a la cordura de la mayoría de nuestros compatriotas.

        EU tiene instituciones fuertes, respetuosas y respetadas, que frenan las locuras de los deschavetados, aplicándoles la ley.

        Así, observamos cómo las cámaras del congreso estadunidense, en base a las normas jurídicas vigentes de ese país, inician juicio y lo desarrollan contra Donald Trump por haber motivado los disturbios e incitado a la violencia, con varios muertos y destrozos en el Capitolio.

        La líder diputada Nancy Pelosi y el líder senador Chuck Schumer se encuentran a cargo de esta eficaz secuela jurídica de responsabilidad, sea cual sea el resultado.

        Y el presidente Biden no hace ningún grotesco aspaviento del caso. Ni manipula al poder legislativo. En EU habrá nueces sin tanto ruido.

        El presidente Amlo, con autoritarismo, ha manipulado a los poderes legislativo y judicial de México, y a la fiscalía supuestamente autónoma, haciendo escandalazo por doquier, pero sin lograr nada contra sus antecesores. México tiene muchísimo ruido, y sin nueces.

        Biden habla con veracidad sobre la pandemia de covid: “Habrá más de 600 mil muertos.

        López Obrador alardeó desde mayo del 2020 que ya había vencido a la pandemia. Hoy oficialmente son 153 mil mexicanos muertos, pero los organismos internacionales cuentan más de 330 mil mexicanos muertos por covid.

         Biden y Amlo configuran: la amabilidad frente a lo rijoso, la sinceridad frente a la mentira.

        Esos son golpes de la verdad.

        A estas bajuras, ¿podrá cambiar, para bien de México, el señor presidente López Obrador?

        Ahora resulta que Amlo tiene “covid leve”; si es así, le deseo pronta recuperación. Si fuera una más de sus mentiras electoreras, vuelve a descalificarse.



lunes, 18 de enero de 2021

 

LOGOS

Vacunas por votos

INCURABLE ENFERMEDAD DE AMLO

        Parece no tener remedio el padecimiento del presidente Andrés Manuel López Obrador: todo lo ve, y lo trata, como política electoral.

        Electoritis es su enfermedad.

        Su mundo es ese segmento. Para él lo más importante de la vida es la lucha en los procesos electorales, desde su inicio a su final.

        Lo religioso, económico, educativo, histórico, jurídico, ético, cultural, político, el lenguaje, la salud, todo tiene como eje lo electoral y, aquí, giran todas las cosas.

        Simplemente lo electivo es el alfa y el omega.

        Para qué usa el presidente Andrés Manuel la frase ajena de “primero los pobres”; para con ella ganar elecciones.

        Cuál fue el objeto de expresar: “acabaré con la corrupción”, para ser electo presidente.

        Por qué aseguró que con su sola llegada a la presidencia terminaría la delincuencia organizada, y habría en México paz, orden y seguridad pública: para obtener votos y ser el vencedor.

        Qué lo motivó a garantizar que crecería nuestra economía el 6% anual, de ser electo para ocupar la titularidad del poder ejecutivo federal: obtener ese añorado cargo.

        Desde su promesa como candidato, de que regresaría a las fuerzas armadas a sus cuarteles, como el ”me canso ganso”, todo tiene intención y fin electoral.

        AMLO bebe elecciones y desbebe elecciones; come elecciones y descome elecciones.

        La detención del general Salvador Cienfuegos en EU fue motivada por lo electoral, de allá, y de aquí. Su liberación y retorno a México tuvo sentido electoral, allende nuestra frontera norte, y aquende.

        El no ejercicio de la acción penal para Cienfuegos es por peligrosas razones electorales.

        Conociendo bien el gobierno estadunidense al gobierno mexicano no les mando todo el expediente ni los documentos originales.

        Para un chapucero otro bribón.

        AMLO asegura: “La DEA fabricó todas las pruebas contra Cienfuegos”; y quien afirma está obligado a probar. ¿Podrá probar su aseveración el presidente de México?; y si no la prueba, Andrés Manuel genera sus propias pruebas que usará la DEA algún día en su contra.

        Y el senador Ricardo Monreal, afanoso para auxiliar a su jefe, lanza una boba metáfora: “El expediente contra Cienfuegos es de paja”. Cuando todos sabemos que es de papel y de tinta, y que lo que externa pone en entredicho a varios conocidos funcionarios mexicanos.

        ¡Qué peligroso para nuestro país!, y para López Obrador.

        Empero, así como abrieron el expediente, o parte de él, sobre el ex secretario de la Defensa Nacional, ¿por qué no abren todo el expediente sobre los pedidos, compras o regalos, de las vacuna PFIZER (y de las otras vacunas), y su traslado, distribución y aplicación, en todo México?

        Sobre eso, están ocultando muchas cosas, sobre todo el fin electoral que se han propuesto.

        ¿Cuántas se han obtenido como regalo?, y ¿a cambio de qué?

        ¿Quién las ha comprado; a quién se han comprado; en cuánto se han comprado; con qué condiciones se han comprado y vendido;  se ha cumplido con las normas internacionales y nacionales?

        ¿Por qué los comandos integrados por “doce siervos de la nación” que, salvo honrosas excepciones, son sólo siervos de AMLO, estarán presentes en cada vacuna que se aplique? ¿Por qué renunció la encargada del Programa de Vacunación Universal?

        Vacuna por voto.

        Esa enfermiza visión electoral de AMLO conduce a México al caos.

 


lunes, 11 de enero de 2021

 

LOGOS

Zarpazos inconstitucionales

TRUMP Y AMLO: ALMAS GEMELAS

        Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador, siendo física y económicamente tan distintos, políticamente son almas gemelas.

        Cínicos entrambos. AMLO dice: “No se puede ser faccioso cuando se está en el gobierno”, y él ha sido el más faccioso de los presidentes mexicanos. Trump expresó: “Repruebo la violencia contra el Capitolio”, y él la orquestó.

        Los hermana su férrea ambición de tener en sus manos todo el poder. Nada debe de existir fuera de su control autoritario.

        Ambos manejan con maña su autoritarismo, cubriéndolo con un manto retórico de hilos falsos de democracia y libertad.

        Idéntica es su actitud de dividir a sus pueblos, bajo el viejo principio maquiavélico de divide y vencerás, sin importarles que sus compatriotas se asesinen entre sí.

        Los dos son maledicentes, lenguas viperinas con arranques ofensivos contra sus inventados adversarios.

        Tienen Andrés Manuel y Donald una autoestima elevada y patológica, al creerse, el primero, único salvador de los pobres y exclusivo vencedor de la corrupción, siendo productor de corrupción constantemente y viviendo como rico en su residencia feliz (el ex palacio nacional), y provocando más pobreza en México; y, el segundo, el rehacedor de la grandeza de América, quien, en su derrotado final, produjo un caos vergonzoso e inolvidable.

        Ninguno de los dos presidentes tiene la capacidad de reconocerse culpable. Todas las culpas son de otros.

        Diestros son para sacrificar a quien sea, y ellos permanecer limpios y honorables.

        Uno y otro, mentiroso y mitómano, se sienten personajes autores de lo grandioso, y al no tener capacidad, para generar esas maravillas, sólo provocan desastres aterradores.

        Trump y López Obrador gustan de hacer escándalo, espectáculo, pero no son eficaces para resolver problemas. Así fabrican sus discursos, y los altares que los consagren, pues su obra pública no es productiva.

        Amo y siervo son hábiles manipuladores de los medios de comunicación masiva, sobre todo de las redes sociales, tan de moda, y tan peligrosas, si se usan con irresponsabilidad.

        Carlos Monsiváis (1938-2010) hace 25 años, en su libro Los rituales del caos, explicaba con su estilo crítico “a esta dictadura de la fascinación electrónica”.

        De vivir, hubiera descrito las anárquicas horas derivadas de la agitación violenta del presidente de los Estados Unidos de América, quien, con su presencial labia directa, sus redes sociales y su tigre (las salvajes hordas del supremacismo blanco), atacaba al Capitolio, a la vista estupefacta y herida de todo el mundo.

        Sólo el presidente mexicano AMLO, satisfecho y cómplice, calló, so pretexto de que no era asunto de su incumbencia, cuando en el caso del presidente de Bolivia, Evo Morales, o recientemente el del australiano Julian Assange, editor de WikiLeaks, se tropezó solicito por andar de ofrecido, exhibiendo su mezquina incongruencia.

        Y cuando supo que Twitter, Facebook, Instagram, suprimieron los mensajes incitadores y violentos del “terrorista doméstico” Trump (calificativo usado por el presidente electo John Biden), entonces sí fue asunto de su interés, al afirmar que: “no me gusta que se le haya censurado (a Trump) su libertad de expresión, ya que a nadie debe censurarse”.

        En México, como en EU, la libertad de expresión no es absoluta, pues está limitada por nuestra propia constitución que la otorga y reconoce en sus artículos 6º y 7º; empero, nadie tiene derecho a manifestar ideas ni a difundir opiniones e información a través de cualquier medio, si (entre otras cosas) provoca algún delito, o perturba el orden público.

        Trump, siendo presidente, trastocó públicamente todos esos límites en el reciente caso de la toma del Capitolio.

        AMLO, en muchas de sus mañaneras y en sus mensajes de redes sociales, ha trastocado también esos límites, incluso, violando públicamente los derechos humanos de varias personas, en su calidad de presidente.

        Las redes sociales “benditas o no benditas” no pueden estar al margen de nuestro sistema jurídico.

        No nos enredemos con las redes, nada ni nadie está por encima de los derechos humanos garantizados, con sus límites constitucionales.

        Los zarpazos del tigre gringo y los batacazos del tigre mexicano, al servicio de los autócratas Trump y AMLO, son inconstitucionales.



lunes, 4 de enero de 2021

LOGOS

Nunca tantos

DEBIERON SU MUERTE A UNO SOLO

        “Un médico ignorante es el auxiliar de campo, más eficaz, de la muerte”.

        “El médico que sólo sabe de medicina, ni siquiera de medicina sabe”.

        “La medicina es un conocimiento, práctico y teórico, que debe estar ajeno y separado de los poderosos”.

        Los tres juicios anteriores forman parte de dos libros: El canon de la medicina y el Libro de las curaciones; obras, éstas, de un persa musulmán con un larguísimo nombre, Abu Alí Al-Husayn Ibn Abd Allah Ib Sina, pero a quien en occidente se le conoce como Avicena (980-1037 de nuestra era).

        Transcribí las expresiones de ese médico, filósofo, biólogo, literato, enciclopedista, por el respeto y la admiración que tengo para todos los trabajadores de la salud en México.

        Avicena hace mil años encabezó la lucha contra la peste en Ispahán, siendo él un sabio destacado en la madraza de esa ciudad, situada en el centro del actual territorio de Irán.

        Nuestro planeta en aquellos ayeres tenía muchos pequeños mundos tan distantes, como ajenos.

        Hoy, la Tierra se ha globalizado, convirtiéndose en una enorme aldea metropolizada, en donde un virus (en el año 2020) cubrió en pocas semanas a toda esta pelota de lodo que gira al derredor del Sol, obligando a los humanos, agresivamente, a hacer cambios inesperados y desesperados.

        Ningún jefe de estado ni jefe de gobierno es responsable de la aparición de ese coronavirus. Diría Avicena que son cosas naturales o “ajenas a la voluntad humana”.

        Pero, nos explicaría que también hay cosas culturales, “que dependen de la voluntad humana”, como la del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien es responsable, conforme a sus atribuciones constitucionales, de la política de salud pública del país.

        Y AMLO se ha portado, frente a esta pandemia, con una irresponsabilidad criminal continuada, al asegurar que ese virus es cosa de los conservadores; que sólo les pegaría a los ricos; que, con estampitas, un billete de dos dólares y su detente al maligno, no nos haría nada; que ese virus nos cayó en México como anillo al dedo; diciendo, además: “yo me podré el cubrebocas cuando deje de haber corrupción”, descalificando esa medida preventiva.

        Y, ahora, sigue con la pésima política de salud en la compra, transportación, distribución y aplicación, de las vacunas contra el covid-19.

        Todo en esos actos y omisiones presidenciales es contradictorio, confuso, enredoso, ilógico y absurdo. Eso ha causado, oficialmente, cerca de 130 mil muertos en nuestro país, pero en la contabilidad de organismos internacionales de salud nos contabilizan cerca de 275 mil fallecidos.

        “Nada es obligatorio”, se atreve a decir el autócrata AMLO; empero, cuando se pone la careta de anarquista afirma: “la libertad está por encima de todo”.

        Así que a nadie se le obligará a vacunarse.

        Será que Andrés Manuel sabe que no hay dinero ni forma de vacunar a 130 millones de mexicanos, o quiere seguir extinguiendo a centenares de miles de compatriotas.

        Un sabio poeta mexicano, gran secretario de Educación Pública (como Justo Sierra y José Vasconcelos) de nombre Jaime Torres Bodet nos dijo: “El orden sin libertad es dictadura; la libertad sin orden,  anarquía”.

        La oscilante política del presidente López Obrador, en su superficialidad, pendula por acercamientos entre la dictadura y la anarquía.

        Con sus omisiones y sus haceres, podríamos parodiar la vivaz frase del Premio Nobel de Literatura 1953 Winston Churchill (1874-1965): Nunca, tantos, debieron su muerte a un solo presidente, a Andrés Manuel López Obrador.



 

domingo, 3 de enero de 2021

 Luz Alou de Torres Manzo

TODA UNA DAMA

        “Pronto me reuniré con el viejo”. El decirlo, así, fue como un deseo o un presagio que me externó Doña Luz Alou de Torres Manzo a pocas semanas de haber fallecido su esposo.

        Le contesté con rapidez: “Señora… no es necesario que lo haga. Su esposo sigue con Usted”.

        Y guardó silencio como toda una dama, cambiando de tema al preguntarme: ¿cómo está mi amiga Rosenda?

        Doña Luz prefería suprimir sus otros dos nombres de pila: Esther María. Su firme y translúcida voz nunca dejó el prosódico tono español de las Palmas Canarias, allende el océano.

        La conocí en el año 1974. Don Carlos me invitó a desayunar a su casa en la Ciudad de México, recién dejaba la Secretaría de Industria y Comercio para ser candidato, del PRI, a gobernador de Michoacán.

        El anfitrión me convidó a pasar a su espléndida biblioteca. Ahí nos sirvieron un café; y en esa atmósfera de libros (láminas de papel impresas a tinta, encuadernadas editorialmente, donde están grabados los decires escritos de cerebros talentoso) se hizo presente la señora Luz, para invitarnos a pasar al comedor.

        Semanas después, Doña Luz conoció a mi esposa Rosenda, y a partir de ese momento el vínculo amistoso imperó sobre todas las cosas.

        La señora Torres Manzo fue una mujer de sólido desarrollo cultural, y conversación grata. Con manejo de idiomas, gustaba de la escultura, pintura, arquitectura, literatura y música.

        Tocaba el piano a nivel de concertista. Recuerdo haberle escuchado fragmentos de una Sonata de Franz Schubert y la parte más atractiva del Nocturno No. 2 de Fréderic Chopin; pero en su discreción no aceptaba hacerlo ante público amplio, sino con pocas amistades.

        Tuvimos infinidad de reuniones, comidas o cenas y, en alguna de ellas, discernimos sobre el mensaje y la estructura del libro El País de las Sombras Largas de Hans Ruesch.

        No gustaba de la poesía versificada, y nunca quiso participar en temas políticos; sin embargo, con el advenimiento del siglo XXI empezó a dar opiniones sobre actos y omisiones de los gobiernos, en tertulias entre amigos.

        Sin embargo, auxilió mucho a su esposo y a Michoacán durante aquel sexenio, con su inteligencia activa y benefactora de enfoque social.

        Un colaborador del gobernador Torres Manzo durante una comida en su casa de la Calle Agua del Pedregal de San Ángel en el Distrito Federal (como se llamaba en aquel entonces la capital de México), accidentalmente tropezó con un enorme jarrón chino de porcelana, de cerca de un metro de altura, convirtiéndolo en pedazos.

        El descuidado se puso tan nervioso, que se abalanzó a recoger la pedacera; pero, de inmediato y tranquila, Doña Luz le pidió que no tocará nada. Serena y con gran cuidado recogió los segmentos.

        Regresó, después de guardarlos, y con mucha delicadeza nos platicó a los asistentes la historia de ese jarrón obsequiado al secretario de Industria y Comercio por Mao Tse Tung.

        A las pocas semanas la pieza china, destruida, estaba restaurada con especial profesionalismo.

        Un día, me platicó Don Carlos que su nieto de nombre Jordy, después de externar palabras acaloradas de joven rebelde, frente a toda la familia aseguró: “Aquí la que vale es la abuela Luz”.

        Su apreciación valorativa, a fuer de sincera, fue motivo de reflexión cuidadosa en nuestra charla.

        Observo que todos valen en esa familia amiga; más, considerando la conclusión de una vida destacada, esa valoración es digna de ser transcrita, y recordada.

        Hasta este sábado 2 de enero del 2021 me dieron noticia de la muerte de Doña Luz. Su partida al parecer fue el miércoles 30 de diciembre del fatídico 2020. El antiguo guardia, que contestó mi llamada al hogar de los Torres Manzo, fue el primero que me informó del deceso.      

        Por mi parte, observo que, ¡Cumplió Doña Luz!

        Pronto se reunió con “el viejo”, o como también le decía, “Don Carlos”.

        Para sus hijas y sus nietos, ¡enhorabuena! Sus padres vivieron a pleno desarrollo, y les han dejado un buen ejemplo.