LOGOS
Lealtad
dogmática para AMLO
SOLICITA
COLABORADORES CIEGOS
Jaime Cárdenas García, quien fuera
titular del instituto para devolver al pueblo lo robado, renunció a su cargo
porque en ese instituto se roba, y dijo que él lo probó ante el propio
presidente Andrés Manuel López Obrador, recibiendo por respuesta: “Espero de
mis colaboradores una lealtad ciega”, y Jaime le aclaró que la suya era “una
lealtad reflexiva”.
El presidente López Obrador mostró en
sus palabras, crudas y sin gracia, su fundamentalismo, y lo poco ilustrado de
sus valores.
En posterior conferencia mañanera, el
presidente Andrés Manuel reiteró: “Sí, escuché a Jaime; tiene razón, sí, pido lealtad a ciegas, pero no para mí, sino para el proyecto
de transformación”.
Total, las corruptelas y arbitrariedades,
que están realizando en ese instituto los amigos y colaboradores designados por
el propio presidente, están probadas.
Ahí, quienes trabajan para devolver al
pueblo lo robado, se roban lo que les da la gana.
Y AMLO, en lugar de investigar de
inmediato los hechos ilícitos descubiertos, exigió “lealtad a ciegas”.
Después de publicitarse los datos
anteriores, el presidente buscó aclarar el alcance de su frase, embrollando más
su decir.
Ese instituto recién creado por AMLO ha
desnaturalizado su objetivo, pues opera con privilegios y abusos, y para que
roben los de la 4T. Por eso, AMLO se opuso a la limpieza del sitio.
Vale la pena analizar cómo puede haber
un pedimento presidencial que solicite “lealtad a ciegas” para un proyecto de
transformación, cuando la lealtad es, básicamente, un sentimiento entre seres humanos,
o, como excepción, entre seres vivos, sobre todo entre humanos con animales
domésticos.
Sin embargo, aunque valga sólo
metafóricamente la lealdad humana para un proyecto, si esa lealtad es a ciegas,
constituye una deslealtad en contra de la razón y la libertad humanas.
Quien roba dinero del pueblo (los amigos
de AMLO), y quien se los permite (AMLO), no pueden ser leales a un proyecto
contra la corrupción, los abusos y los privilegios.
Por otra parte, decir “a ciegas”,
significa decir, sí, a algo que no se conoce ni por la vista, ni el oído, ni el
olfato, ni el tacto, ni por el gusto; cinco únicas ventanas que tiene normalmente
nuestro cuerpo humano para conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea, según
el británico John Locke (1632-1704), y que no se conoce ni por el sentido de
razón que, según el alemán Godofredo Leibniz (1646-1716), también recibe
información y genera conocimientos.
Obstruidos para observar no podemos
conocer ningún proyecto de transformación, ni acabar con la corrupción, abusos
y privilegios, de esos “malvados conservadores y neoliberales”, a quienes,
cegado, AMLO amenaza con no darles tregua.
Haciéndose de la vista gorda, el
presidente está permitiendo el robo de sus leales a ciegas, quienes totalmente
perdidos en su oscuridad apoyan a AMLO.
En gabinete de ciegos, el tuerto es rey;
y, el de AMLO, será el equipo presidencial de los sin vista, sin ojos que, acaso
por eso, han agravado los feminicidios, los problemas de inseguridad, salud
pública, economía y la educación de México.
Acabar,
responsable y seriamente, con la corrupción, los abusos y los privilegios, sí;
pero no a ciegas.
El Premio Nobel de Literatura 1998, el
portugués José Saramago en su libro Ensayo sobre la Ceguera nos advirtió de los
tiempos sombríos que estamos viviendo: “en donde la ceguera se expande
súbitamente y de manera fulminante… en un sistema de cuarentena aterradora…”,
pero frente a este mal, el pensador nos llama a que ejerzamos: “La
responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron”.
Todos los mexicanos debemos abrir muy
bien los ojos para acabar con los malos gobiernos sean del partido político que
sean.
Pero a ciegas, nada.