El último de los citados sigue con
vida, para beneplácito de sus lectores; su calidad como escritor es reconocida,
ojalá, pronto, coseche el Premio Nobel de Literatura, y si no se le otorga, al
menos lo merece.
Sin embargo, el excelente escritor
no siempre es un político capaz. La república de las letras no coincide
totalmente con los conocimientos y el manejo práctico de la ciencia política. Claro
que puede haber excepciones, pero una golondrina no hace verano, menos en estos
fríos con los que el 2012 ha iniciado.
Desde hace algunos meses Carlos
Fuentes había lanzado, y sigue emitiendo, críticas severas de efectos políticos
contra Enrique Peña Nieto, aspirante priísta a la Presidencia de México. Se entiende,
por su decir, que es por no identificar sus obras, y con ello mostrar su
incompetencia: “Él me confundió, no supo que era el autor de un libro; pero a
mí no me importa eso, lo que me alarma es la ignorancia”.
Desde mi punto de vista la
descalificación literaria no afecta, de plano y sin más, la capacidad política
de una persona.
En esos errores librescos, de varios
aspirantes a la titularidad del Ejecutivo Federal de nuestro país, no observo
que lo malo sea su poca afición por la lectura literaria, sino lo protervo es
la mentira, puesto que quien conscientemente falsea la realidad es capaz de
todo.
¿Qué necesidad tienen de presentar "su
libro"?, cuando todos sabemos quiénes les hacen los discursos y los libros
que presumen como propios; y a todos los aspirantes les ha dado por presumir "su
libro". El mejor político, siempre, es quien se comporta de manera
natural, sin falsificaciones y sin mentiras, y gusta de servir bien a todos.
Así que no son malos por no haber leído
a Fuentes, o por ignorancia literaria, sino por otras razones.
Pero, ahora, Carlos Fuentes desde
Bogotá, Colombia, en entrevista a El
tiempo vuelve a disparar sus mensajes políticos; y respecto a la próxima
elección para Presidente de la República afirma: “No sabemos como va a resultar
la elección. Son tres candidatos, tres distintos, ninguno tiene la solución a
los problemas. La situación política se va a complicar, porque los problemas
son muy grandes y los candidatos son muy pequeños”.
Y agregó: “¿Entonces, quién va a
abordar los graves problemas que tiene México? Ninguno de los tres. Quizá
López… asesorado por gente buena”.
Pero si esa gente buena estuviese
con Peña Nieto, con Creel, con Josefina, o con Cordero; o suponiendo que haya
gente mejor que esas personas buenas en las que piensa Fuentes, ¿qué diferencia
habría entre los candidatos?, si todos son malos, o al menos inaceptables para
la opinión intencionada del literato.