miércoles, 4 de enero de 2012

Cinismo al Extremo RETORNAR AL SENADO

Cuando se ejerce un cargo de elección popular, y se pide licencia para separarse de él, a efecto de ser candidato a otro cargo público, independientemente de los resultados de la nueva elección, no se debe retornar al cargo dejado por licencia.
Primero, porque al pedir licencia está optando por el nuevo puesto, o por las expectativas electorales de éste; y este optar es un desprecio para el cargo que se deja. La palabra "desprecio" no la  empleo aquí como un ultraje, sino simplemente como un apreciar más la posición política electora que se busca.
Segundo, porque si el mismo elector no le da su voto de nueva cuenta al aspirante que abandonó su anterior cargo, significa que no sólo descalifica al candidato para el nuevo cargo electivo, sino que reprueba la irreverencia del menosprecio a la responsabilidad que antes le había otorgado.
Tercero, por simple vergüenza personal, y por el cuidado de la dignidad, si es que se tuviera, no debe regresar. Y la carencia del decoro la observa de inmediato el pueblo, quien jamás votará por gente carente de este valor.
Un ejemplo de este caso es el de Marko Cortés, quien habiendo sido electo senador al Congreso de la Unión, "haiga sido como haiga sido", solicitó licencia al senado para postularse como candidato a la gubernatura de Michoacán, optando por esta posibilidad, y despreciando al senado.
En la elección interna de su partido, Acción Nacional, le fue mal, ganándole esa candidatura la hermana del Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Su gran enojo resultó de peligro, teniéndole que conceder el PAN, por dedazo y como consuelo, la candidatura a la presidencia municipal de Morelia, sin ser moreliano ni tener este domicilio, violando en la realidad la Constitución del Estado, y cubriendo las formas con irregularidades, en lo que ha dado suficientes muestras de ser especialista.
Así que se retiró del senado para ser candidato a gobernador, no para ser candidato a presidente municipal. Y de esta manera burló a la Cámara de Senadores.
Pero igual hubiera perdido la gubernatura, como perdió contundentemente la presidencia municipal, voto por voto, casilla por casilla, en doble y triple contabilidad, y con todas las actas de esos escrutinios firmadas por los representantes del PAN.
Michoacán lo reprobó, y Morelia lo volvió a reprobar, más cuando con toda desfachatez, y sin rubor, ha retornado al cargo de senador, a la responsabilidad que despreció, desatendiéndola durante muchos meses.
El retorno a la ubre lo acaba de realizar, según diversas notas periodísticas, no sin antes expresar con todo descaro, así, textualmente que: "El PRI aceptó que se violó la normatividad electoral en Morelia". No sé quién del PRI diría esto, pero quien haya sido acertó.
Pues en efecto, la normatividad electoral en Morelia la violó Marko Cortés, el PAN, el Tribunal Regional Electoral de Toluca, y el jefe de todos ellos.