LOGOS
Temen los poderosos
A LA EDUCACIÓN DE
LOS DESVALIDOS
Parece que el gobierno mexicano
estuviera haciendo de la evaluación, a los maestros, la esencia y el eje de la
educación nacional, cuando esta labor, necesaria, sólo es un simple
instrumento.
Y lo peor es que el tema se ha
convertido en un asunto de confronta nacional que, en varios conglomerados
regionales de entidades federativas, se les da un fachadismo de supuesta
solución.
"Sin titubeos", se afirma oficialmente,
sigue en marcha el proceso evaluatorio; en ocasiones con asistencia de pocos
maestros, pero con presencia de muchos policías.
Acaso en la mayoría de esas regiones se
haya resuelto el conflicto evaluatorio, pero sigue grave, e intocado, el
problema educativo de fondo, y casi a la mitad del sexenio federal.
Muchos maestros piensan que la
evaluación es: o te alineas o te vas; mientras, el gobierno asegura: evalúate y
te pagaré más. Con esta confronta ambas partes han logrado el fortalecimiento
de la educación privada. Funcionarios y líderes sindicales tienen a sus hijos en
colegios particulares.
Cuando el sistema es corrupto, las
escuelas de todos los grados, materias, niveles, y modalidades, tienden a
convertirse en cínicas fábricas de títulos, cuyos poseedores no acreditan con
su propia capacidad el texto literal de tal primaria, secundaria, preparatoria,
licenciatura, maestría, o doctorado.
Lo único que logran con esos títulos de
papel es que el gobierno les pague más, cuando es su patrón directo o
indirecto, y, obvio, gozar de una acreditación falsa.
Y sí las autoridades promueven eso, tarde
que temprano el proyecto ingresará en esa corruptela nacional. Más valdría
luchar, primero, en contra de esa corrupción.
El fenómeno educativo es cosa distinta a
esa reforma evaluatoria; incluso, no se circunscribe a la educación
escolarizada, siendo ésta una parte mínima de aquél, y siendo aquél de mayores
dimensiones y trascendencias.
Bien o mal, la familia educa, el barrio
educa, amigos y compañeros educan, centros de trabajo educan, la vida en las
calles educa, el comportamiento de los parias y el de los poderosos educa,
cine, televisión, radio, internet, redes sociales, periódicos, revistas,
educan.
Todo educa, ¡hasta las escuelas!; pues
por educar también se entiende el informarnos, y formarnos con esa información,
para capacitarnos a efecto de saber informarnos y formarnos por sí mismos, con nuestras
aptitudes y con los instrumentos del conocimiento a nuestro alcance, de todos
los temas que la historia del hombre ha generado; y con ello hacer cosas de
valor para elevar la calidad de nuestra vida, individual y colectivamente.
Aprendamos responsablemente, todos, que
la riqueza sólo se produce con el trabajo humano organizado, usando con talento
los recursos a nuestro alcance.
Evaluemos que los poderosos se oponen a esas
enseñanzas necesarias, y urgentes; enseñémosles, con inteligencia, que más les
vale no oponerse.