martes, 10 de noviembre de 2015

LOGOS
No todo va bien con mariguana
LATIDOS DE UN MUNDO QUE CAMBIA
        En la mayoría de los mexicanos existe más confusión que claridad en torno a temas relevantes y turbios; y las autoridades competentes incumplen con su obligación educativa de informar y formar a  la población con minuciosidad al respecto.
        El asunto de la mariguana, por ejemplo, ha ocasionado un anárquico torrente de opiniones, tan variadas como en ofuscamiento, al que parecen sumarse las declaraciones de importantes funcionarios públicos.
        Sin tener ante mi vista el expediente de ese juicio de garantías, pero sólo por las declaraciones de los propios cinco ministros que decidieron el caso controvertido, ante medios masivos de comunicación, realizo las siguientes reflexiones.
        Cuatro personas, de todos nuestros respetos que confiesan que ellos no fuman mariguana, demandaron el amparo y protección de la Justicia Federal, conociendo del asunto, seguramente por su relevancia, la Primera Sala de la Honorable Suprema Corte de Justicia de la Nación.
        La sentencia resuelve ampararlos a ellos, y únicamente a ellos, para que puedan, bajo ese principio de la relatividad que tienen los resolutivos de garantías, cultivar y consumir mariguana, no en público ni frente a menores de edad, pero para su exclusivo esparcimiento.  
        Seguramente que esa sentencia definitiva se encuentra ajustada con exactitud a la litis planteada, pues no se observa que el caso haya requerido suplir las deficiencias de los conceptos de violación de los quejosos.
        Resalta de inmediato si los demandantes, independientemente de la autoridad que hayan señalado como responsable, y del acto de autoridad que indicaron les lesionaba, probaron su interés legítimo para demandar ese amparo de la Justicia de la Unión; ya que nadie que confiese que no fuma mariguana puede ser quejoso para obtener la sentencia emitida, conforme lo ordena el artículo 5o de la Ley de Amparo fracción I, ya que no basta con un interés simple, puesto que debe probarse que se tiene un interés legítimo.
        ¿Se probaría ese interés legítimo, si ninguno de ellos ha fumado ni fuma ni fumará mariguana, según lo han confesado públicamente?
        Por otro lado, el resolutivo de esa Primera Sala es, de alguna manera, la misma gata pero revolcada y con ciertos crecimientos que, no por menores son importantes, y peligrosos si no se ejecutan y conducen con responsabilidad por el gobierno mexicano.
        Desde que se tipificaron los delitos en contra de la salud sólo se logra actualizar sus hipótesis jurídicas cuando es en contra de la salud de los otros, y no contra su propia salud; por eso ahora en esa sentencia se les ampara a los 4 quejosos exclusivamente para su uso personal. Desde este punto de vista es la misma gata.
        Empero, el peligro es que se les permite producir y transportar para su uso personal, afectando totalmente al artículo 194 del Código Penal Federal, cuando ni las tesis jurisprudenciales ni la Jurisprudencia pueden modificar a la Ley, sino únicamente interpretarla, ya que estamos en la materia penal.
        Y en ese mismo precepto del Código Penal se dispone "Las mismas penas previstas en este artículo y, además, privación del cargo... se impondrá al servidor público, que en ejercicio de sus funciones o aprovechando su cargo permita, autorice o tolere cuales quiera de las conductas señaladas en este artículo", o sea, autorizar a producir y transportar. Si esto lo hacen los cuatro ministros que votaron a favor de esa sentencia, ¿no actualizarán esos supuestos jurídicos del Código Penal?, y ¿quién les aplicará esas consecuencias de derecho? Recordemos que la Jurisprudencia, y esta tesis en comento no lo es, jamás podrá modificar a la Ley.
        Entre ministros progresistas, o conservadores, estamos agudizando nuestras contradicciones, y corremos graves peligros si no hay inteligencia para resolverlas adecuadamente.
        Como se observará, con esa serie de latidos de un mundo que quiere cambiar, y sin líderes con capacidad de orientar bien las transformaciones que exigen las impacientes fuerzas subterráneas de México, ¡no todo va bien!