La
política y la poesía tienen naturaleza distinta. Desde los tiempos
aristotélicos corrían estas dos actividades humanas hacia destinos diferentes, teniendo
los productos de ambas lenguaje y ritmos propios; sin embargo, el generador de los
dos fenómenos es el Hombre.
En
el caso a tratar en este artículo el hombre a quien me referiré se llama Javier
Sicilia, y siendo poeta, se ha metido al epicentro de la política electoral en
esta campaña para elegir Presidente de México; eso sí, llevando consigo el
dolor de un padre que sufrió la muerte de su hijo en esta guerra absurda que
vivimos.
Recientemente
en el Castillo de Chapultepec, lugar de emblema histórico que no se presta a
cualquiera, logró reunir, por separado, a los cuatro contendientes a la
titularidad del Poder Ejecutivo Federal de nuestro país.
Formalmente
quien convocó a los candidatos fue el Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad, pero en la realidad, ahí quien sobresale y se impone es el poeta
Sicilia.
Tanto
a Enrique Peña Nieto como a Andrés Manuel López Obrador, ya no se diga a
Josefina Vázquez Mota y a Gabriel Quadri, a todos ellos los llenó de besos
atormentados, superando en fervor y en sinceridad amorosa a quien lleva este
símbolo en su campaña.
Los
besos y los abrazos fueron, a no poder negarlo, afligidos, acongojados,
abrumadores. Parecía que el amor triunfaba sobre la discordia. Pero no, el
corazón torturado del poeta se metió a expresar sus verdades políticas,
desconcertando a los invitados, y confundiendo a todos los que hemos leído las
crónicas de aquel momento severo y solemne.
El
poeta citó a varios de los corruptos de PAN, diciéndole a Josefina que ella
representaba la continuidad de la política de Felipe Calderón, "quien nos
ha sumido en el horror, y ha convertido al país en un inmenso camposanto...
usted y su presidente se niegan a escuchar el corazón herido de la
patria".
Con
toda la garra, el poeta arremetió contra Andrés Manuel López Obrador: "Señor
López Obrador, usted significa la intolerancia, la sordera, la confrontación en
contra de lo que pregona, su república amorosa, con aquellos que no se le
parecen o no comparten sus opiniones... Usted significa el resentimiento
político, la revancha sin matices, el mesianismo y la incapacidad autocrítica
para señalar y castigar las corrupciones de muchos miembros del PRD y otros de
supuesta izquierda".
Frente
a Enrique Peña Nieto el poeta afirmó: "Usted representa un regreso al
pasado y al origen de la corrupción... su discurso frío no dedica una sola
palabra de piedad ni compasión a las víctimas de Atenco".
Y
ante Quadri, el poeta puntualizó: "Tu candidatura se basa en el cacicazgo
de Gordillo, y en un sindicato corrupto que tiene secuestrada a la
educación".
Finalizó
con una afirmación lapidaria: "Ustedes cuatro deben de firmar un acuerdo
de unidad nacional, para que no abonen a la fragmentación y al desastre".