¿Reforma Educativa?
DE MAL A PEOR; CON
ABUCHEOS
"La reforma educativa propuesta por
el presidente Andrés Manuel López Obrador es histórica", aseguró (2019) el
diputado federal Mario Delgado Carrillo, pidiendo a la CNTE apoyo para esa
reforma, "pues respeta derechos laborales y prohíbe evaluaciones
punitivas".
Esa mal llamada "reforma
educativa" aún no nace; y ni es reforma ni es educativa, sino sólo es el
acta de defunción de la mala reforma promovida por la administración peñista.
Curiosamente en el año 2017, quien era el
secretario de Educación Pública Aurelio Nuño Mayer aseveró que "la reforma
educativa emprendida por el presidente Enrique Peña Nieto es histórica", diciendo
a la CNTE que "la reforma no afecta en nada los derechos laborales de
todos los docentes".
Y en verdad, Mario ahora, y Aurelio
antes, no se equivocaron en la adjetivación "histórica", ya que ambas
reformas son históricas, ya que también los errores de los humanos son
fenómenos que dejan registro en la historia.
Pero se equivocan ambas
"reformas" por entrar al fenómeno educativo a través de la puerta
laboral; claro, con propósitos distintos.
El
modelo peñista para superar los niveles del magisterio, pensando que los
maestros son el problema de nuestros bajos niveles educativos.
La transformación amloista para desagraviar
al magisterio de ultrajes originados por el neoliberalismo, "movimiento
perverso" al que López Obrador declaró totalmente muerto, pero que sigue
rigiendo en los fenómenos socioeconómicos de país.
Por desgracia ninguna de esas dos
reformas parten ni llegan al núcleo del fenómeno educativo; por lo que vamos de
mal a peor.
Erasmo de Rotterdam (1466-1536) fue el
más preclaro educador renacentista, y combatía a la "repugnante pedagogía
tradicional" promoviendo mejores procedimientos, al generar y esparcir
conocimientos al margen de todo dogma.
A no pocos de sus maestros los califica
de "ignorantes y perezosos… como asnos queriendo tocar la lira", y en
su obra Elogio de la locura, en voz de la "Estulticia", nos exhibe
"los horrores de semejante educación".
Sería una gansada juzgar al fenómeno
educativo del México 2019 bajo conceptos de Erasmo en el siglo XVI; sin
embargo, la ignorancia y la pereza siguen existiendo, no en todos los maestros
de antes y de ahora, pero sí de algunos, sobre todo de aquellos que
autoritariamente "se convierten en cabecillas de alborotos", o en
autoridades educativas.
En nuestra realidad escolar la mayoría de
los maestros son trabajadores y capaces; empero, sus virtudes laborales han
sido afectadas por las malas autoridades y las pésimas dirigencias sindicales
que producen, al alimón, formas de organización malignas.
Nuestra atmósfera socioeconómica trasuda
ignorancia y pereza, estulticia y ambición, desasosiego y maldad, como un
sistema fabricado por esas autoridades y líderes, durante sexenios.
Pese a lo anterior, lo cierto es que la
rectoría educativa tiene que ser del Estado, representado por el gobierno, y
éste por las autoridades; y éstas, no deben ni pueden permitir que la CNTE ni
ningún otro sindicato ejerzan funciones que exclusivamente corresponden al
Estado.
Lo inicial y básico no es lo laboral,
sino la política educativa, y la educación política.
Ni el poder legislativo ni el judicial ni
el ejecutivo pueden ser rehenes de la CNTE. Este sindicato debe ajustarse a
nuestro sistema jurídico, y requerimos aprobar normas de derecho a favor de la
sociedad, y no a contentillo o a caprichoso gusto de esos intrincados y aviesos
liderazgos, los que exigen al presidente AMLO que lo inaceptable: un caos
educativo.
Socarrón e inexactamente aplica el
presidente AMLO expresiones de Benito Juárez, para justificar lo
injustificable: "Todo por la razón, nada por la fuerza", ya que si se
hubiera seguido en todo caso este decir en el siglo XIX, no contaríamos con las
leyes de reforma, ni con el actual estado laico.
Tiempos y circunstancias hay para la
razón de la fuerza; circunstancias y tiempos existen para la fuerza de la
razón. Y a veces, ambas cosas coexistiendo se aplican bajo una táctica
adecuada, a efecto de obtener buenos resultados para todos.
En el fenómeno educativo todos tenemos el
deber de participar, hasta los maestros. Todos y cada uno de los mexicanos
debemos educar con el ejemplo de nuestra conducta en todas las horas del día.
Los medios masivos de comunicación (cine, radio, televisión, periódicos y
revistas, internet, redes sociales, plataformas cibernéticas) deben orientarse
a informar y formar educativamente a los mexicanos en los rubros útiles para la
persona y para la sociedad.
Además, urge hacer atractivas,
eficientes, prácticas y éticas, las labores escolares, con perfiles de ingresos
y egresos para alumnos maestros y administrativos, mapas curriculares, planes
de estudio, para ser más productivos, repartiendo con justicia la riqueza
producida, y elevando la calidad de nuestra vida.