LOGOS
AMLO y su carnaval
100 DÍAS, Y NADA VITAL
CAMBIA
El más destacado esfuerzo del presidente
Andrés Manuel López Obrador, durante 100 días de su gobierno, es su cotidiana
conferencia de prensa, en donde él sigue como la estrella máxima, y en la cual
estrujadamente repite lo mismo, aun con variación de tema.
Más de 60 mañaneras ha organizado. De 7 a
8 AM, de lunes a viernes, salvo excepciones. Concluida la conferencia del día, se
trabaja en la siguiente. La intención puede ser buena; con sus errores,
aciertos, medias mentiras y medias verdades, a mucha gente le agradan, pero a
la mayoría de los 120 millones de mexicanos no les interesan.
López Obrador es un presidente que nos
cuesta a los mexicanos muchísimo más de 109 mil pesos mensuales, sin desquitarlos
si su labor vital es hacerse propaganda, y auto elogiarse en transmisión
nacional constante, día tras día, con su enfermizo síndrome de figurar entre
los grandes héroes de nuestra historia, y ganarles a ellos el primer lugar en el
corazón del pueblo, venciéndoles a todos, "¡me canso ganso!", pero
con hartazón vano y fatigoso para todos.
AMLO no debe abusar, al dedicar todo el
tiempo de su mandato a las mañaneras, bajo un repetitivo esquema expositor a la
velocidad errática de la tortuga. Es bueno el encaje, pero no tan ancho.
Además, ¿quién cree a las empresas encuestadoras?,
cuando sus dictámenes amañados concluyen apegados a la orden de quien paga. Ayer,
y hoy, del presupuesto federal salen las millonadas.
¿Para qué mentir afirmando que el 80% de
los mexicanos está en total acuerdo con lo hecho por AMLO en estos primeros
cien días? Ojalá fuera cierto, por bien de México, ¡pero no es así!
El senador morenista Ricardo Monreal hizo
señalamientos a las calificadoras internacionales respecto a sus dictámenes
crediticios a PEMEX, aseverando que contienen
errores. Y esto puede ser cierto o no, pero la posibilidad de ello no
corresponde a los pagos por propaganda del gobierno mexicano.
En cambio las encuestadoras mexicanas han
cobrado y reciben muy buena paga, del erario, para decir linduras del
presidente en turno, llámese Fox, Calderón, Peña, o simplemente López.
Y las multitudes que van a los actos de
AMLO, también nos cuestan a los contribuyentes, como nos costaron las
multitudes que en los mítines oficiales recibían a todos los presidentes
anteriores.
Los asistentes a esos recibimientos presidenciales,
masificados, ansían que el poderoso los salude y se tome una foto con ellos. Masa
de gente noble y necesitada.
Los mismos discursos que se pronunciaron
con los presidentes anteriores, se repiten con AMLO: "Aquí presidente se
le quiere, se le respeta, y estamos muy contentos de recibirlo… Viva el
presidente"; y tras esto, aplausos, gritos y porras.
AMLO y compañía dicen que estos 100 días
cambiaron a México.
Con respeto, estimado lector, pido observes
a tu derredor, y veas si algo trascendente ha cambiado, cuando siguen y
aumentan nuestros males.