lunes, 4 de marzo de 2019


LOGOS
AMLO y su carnaval
100 DÍAS, Y NADA VITAL CAMBIA
       El más destacado esfuerzo del presidente Andrés Manuel López Obrador, durante 100 días de su gobierno, es su cotidiana conferencia de prensa, en donde él sigue como la estrella máxima, y en la cual estrujadamente repite lo mismo, aun con variación de tema.
       Más de 60 mañaneras ha organizado. De 7 a 8 AM, de lunes a viernes, salvo excepciones. Concluida la conferencia del día, se trabaja en la siguiente. La intención puede ser buena; con sus errores, aciertos, medias mentiras y medias verdades, a mucha gente le agradan, pero a la mayoría de los 120 millones de mexicanos no les interesan.
       López Obrador es un presidente que nos cuesta a los mexicanos muchísimo más de 109 mil pesos mensuales, sin desquitarlos si su labor vital es hacerse propaganda, y auto elogiarse en transmisión nacional constante, día tras día, con su enfermizo síndrome de figurar entre los grandes héroes de nuestra historia, y ganarles a ellos el primer lugar en el corazón del pueblo, venciéndoles a todos, "¡me canso ganso!", pero con hartazón vano y fatigoso para todos.
       AMLO no debe abusar, al dedicar todo el tiempo de su mandato a las mañaneras, bajo un repetitivo esquema expositor a la velocidad errática de la tortuga. Es bueno el encaje, pero no tan ancho.
       Además, ¿quién cree a las empresas encuestadoras?, cuando sus dictámenes amañados concluyen apegados a la orden de quien paga. Ayer, y hoy, del presupuesto federal salen las millonadas.
       ¿Para qué mentir afirmando que el 80% de los mexicanos está en total acuerdo con lo hecho por AMLO en estos primeros cien días? Ojalá fuera cierto, por bien de México, ¡pero no es así!
       El senador morenista Ricardo Monreal hizo señalamientos a las calificadoras internacionales respecto a sus dictámenes crediticios a  PEMEX, aseverando que contienen errores. Y esto puede ser cierto o no, pero la posibilidad de ello no corresponde a los pagos por propaganda del gobierno mexicano.
       En cambio las encuestadoras mexicanas han cobrado y reciben muy buena paga, del erario, para decir linduras del presidente en turno, llámese Fox, Calderón, Peña, o simplemente López.
       Y las multitudes que van a los actos de AMLO, también nos cuestan a los contribuyentes, como nos costaron las multitudes que en los mítines oficiales recibían a todos los presidentes anteriores.
       Los asistentes a esos recibimientos presidenciales, masificados, ansían que el poderoso los salude y se tome una foto con ellos. Masa de gente noble y necesitada.
       Los mismos discursos que se pronunciaron con los presidentes anteriores, se repiten con AMLO: "Aquí presidente se le quiere, se le respeta, y estamos muy contentos de recibirlo… Viva el presidente"; y tras esto, aplausos, gritos y porras.
       AMLO y compañía dicen que estos 100 días cambiaron a México.
       Con respeto, estimado lector, pido observes a tu derredor, y veas si algo trascendente ha cambiado, cuando siguen y aumentan nuestros males.