A los dueños de los esclavos tácitamente
los hermanaba su necesidad de sobrevivir como propietarios de gente.
Obvio que a los esclavos les estaba
negado todo derecho.
Después, los emperadores, los reyes, y
el resto de la aristocracia, se unían a través de pactos o de matrimonios
concertados.
Las casas reinantes, verdaderas fábricas
monopólicas engendradoras de nobles, se fortalecían con sus coaliciones, ya que
la desunión conducía a las guerras.
Y en esas luchas beligerantes los
siervos ponían a la mayoría de los muertos.
Posteriormente los burgueses en el
capitalismo, etapa de organización socioeconómica en donde vivimos, también se
encuentran unidos por sus intereses, por sus sociedades civiles y mercantiles.
Por ello, comprendiendo cómo las
diversas clases explotadores se han unido en todo el proceso histórico de la
humanidad, Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista lanzaron el
urgente llamado: "¡Proletarios de todos los países, uníos!"
Ahora bien, inspirados en esas etapas
históricas, los niños, en este su día, bien podrían formular un llamado
similar: niños de todo el mundo, ¡uníos!
Unidos para que juntos desarmen a todos
los belicosos; organicen y pongan a trabajar a todos los humanos, a efecto de
que se produzca lo necesario; repartan lo producido de la manera más
equitativa, para que entre las familias las diferencias económicas sean
mínimas; dispongan con eficacia que no haya nadie sin cultura y educación;
hagan que con eficiencia se respeten todos los derechos humanos, entre algunas
otras labores que los mayores de edad por cobardía, por pereza, por ignorancia,
por complicidad, no han podido realizar hasta este 30 de abril 2013.
Los
niños del mundo son la generación emergente, viviendo ya entre los peligros de
hoy, pero escaneando con sus sentidos infantiles las visiones del mañana.
Escarbemos dentro de nuestra memoria
para observar que todos los mayores de edad hemos sido niños, y que
conservamos, todavía hoy, las huellas de nuestra infancia.
Y con esos recuerdos debemos de hacer
nuestra, la acertada misión que José Martí requería para todo infante:
"los niños han nacido para ser felices".
La Edad de Oro, publicación de Martí
dedicada a la niñez, también designa, con belleza simple, a toda etapa infantil.
Este viernes próximo anterior la
Orquesta Sinfónica de Morelia, por su calidad convertida tácitamente en la
Orquesta Sinfónica de Michoacán, en el Teatro Ocampo dedicó su concierto a los
niños, interpretando entre piezas de música clásica las maravillosas canciones
de Gabilondo Soler, Cri-Cri.
Más que otros días de concierto, el
Teatro Ocampo fue insuficiente para dar cabida al público demandante, por lo
que fue necesario poner grandes pantallas en la Plaza Melchor Ocampo.
Felicidades para todos los niños que
existen en el planeta, unidos todos resolverán nuestros problemas.