J. Seward Johnson, principal heredero de
Robert Wood Johnson II, heredero a su vez del cofundador de esa industria
multimillonaria, casó en terceras nupcial con su sirvienta, ella de nombre
Bárbara Piasecka, de origen polaco.
Seward, divorciado dos veces, con hijos
en ambos matrimonios, se enamoró perdidamente de su sirvienta Bárbara, y se
casaron teniendo él 76 años, mientras que ella contaba con 42, fijando su hogar
conyugal en Nueva York. Esto aconteció en el año 1971.
En ese entonces los periódicos,
revistas, y todo tipo de noticieros, dieron cuenta del hecho. Bárbara tenía
para aquellas épocas hermoso rostro y atractivo cuerpo, y la hicieron famosa
con el nombre de "la cenicienta del siglo XX"; claro que su príncipe
ya estaba entradito en lustros, y más cerca del fin que del principio, sin
embargo su fortuna económica lo hizo atractivo.
Doce años duró ese tercer matrimonio del
señor Johnson, ya que en 1983 se le ocurrió morirse, no sin antes dejar como
única y universal heredera de todas sus propiedades a la dueña de su corazón:
Bárbara Piasecka.
Obvio que el juicio sucesorio no tuvo
nada de tranquilo. Sus 6 hijos se encargaron de dar la gran pelea procesal, la
que años más tarde vino a concluir en un acuerdo, por el cual Bárbara repartió
a sus hijastros 200 millones de dólares.
Esa cenicienta nacida en 1937 había
llegado a los Estados Unidos de América en 1968 con sólo 100 dólares y sin
saber hablar el inglés, y acaba de morir, el 3 de abril próximo anterior, como
la millonaria número cuarenta y dos en la lista de la Revista Forbes.
La historia de esta riqueza aún no
termina, ya que desde sus fundadores ha estado plagada de disputas mercantiles,
juicios testamentarios e Intestamentarios, conflictos laborales, riñas entre
miembros de la familia, enfrentamientos entre socios, y una gran variedad de
pleitos.
Lo curioso es que, con todo y sus
múltiples dificultades, esa empresa sigue siendo altamente productiva. Toda la
avaricia escandalosa que en ella se ha generado sirve como impulso comercial de
alto rendimiento.
Los clanes de los multimillonarios
gringos tienen tanto de historia como de inmundicia, y tanto de escándalo como
de riqueza; además, son buenos materiales novelísticos.
El amor, el amor, qué formas toma a
veces. Seguramente que la dinastía Johnson & Johnson tratará de recuperar,
también por el amor al nombre del giro y a la cuantía del negocio, todas esas
acciones que entrarán a un nuevo juicio sucesorio.
En el entendido de que esas acciones de
Bárbara se encuentran tanto en EU, como en Mónaco, Polonia, y Bielorrusia.