Gálvez
merecía haber sido Presidente de nuestro país, y tengo por cierto que México
también lo merecía a él. De haberse configurado ese ejercicio sexenal en sus
manos, bajo su conducción talentosa, con su sentido patriótico, aireado con su
humanismo social y progresista, la Nación hoy sería otra, para bien de la
mayoría de los mexicanos. Pero, en fin, eso no se dio, y ahora nos encontramos
frente de una realidad difícil, de la que al parecer vamos saliendo.
Me
acordé de Don Carlos, y de la expresión, e idea, que le escuché sobre los
regalos que suelen recibir los Presidentes de la República, porque, no hace
mucho, en Argentina se dio un foro de discusión nacional sobre esa cuestión. La
Presidente Cristina Kirchner y nuestro multimillonario paisano Carlos Slim fueron
los protagonistas de ese problema político.
En
la Casa Rosada la Presidente recibió al empresario, y éste le obsequió una
computadora personal Mac Book Air de una novedosa versión para altos
ejecutivos, con un costo impreciso en el mercado, pero sí, superior a los cinco
mil dólares. Y no era el primer regalo que recibía del señor Slim. Así que esto
desató todo tipo de opiniones en aquel hermano país, creando una tormenta ácida
de consecuencias predecibles.
Pero
en México, con la garantía individual para el acceso a la información pública y
la transparencia otorgada por el artículo 6º de nuestra Carta Magna, y su ley
reglamentaria, no se ha sabido a ciencia cierta cuántos regalos han recibido
los presidentes de México, a cuánto ha ascendido su monto, y en dónde han
quedado estos regalos.
Ni
siquiera sabemos a ciencia cierta ¿cuánto gana como Presidente? Se ha dicho que
su sueldo neto es de “$142,512 ciento cuarenta y dos mil quinientos doce pesos,
moneda nacional, al mes”.
Sin
embargo, la misma Presidencia de la República ha contestado que “los ex
presidentes de México reciben una pensión vitalicia de $250,000 doscientos cincuenta
mil pesos, moneda nacional, mensuales”, lo que significa que ganan más los ex
que el propio Presidente en funciones.
Empero,
lo más curioso y sugerente es que a todas las preguntas sobre la cantidad, la
calidad, y los precios, de los regalos que reciben tanto el Presidente, como su
familia, no se les ha dado respuesta, al menos pública. Ignoro si a alguien de
manera personalísima le han contestado satisfactoria.
¿Merecerá
el pueblo de México esa información? Por el bien del país, la transparencia de
ingresos debe ser total, desde el más poderoso hasta el más humilde.