LOGOS
Sueños
venturosos
NAVIDAD
Y AÑO NUEVO 2023
Al final de un año tormentoso y
sangriento (2022), nos llega a los mexicanos, pero no a todos, el remanso de la
Navidad y el Año Nuevo.
Ese aquietamiento no borra la realidad,
pero nos da un respiro, y nos permite el deleite de sueños venturosos.
Por ejemplo, muchos anhelamos que ningún
miembro del congreso de la unión, ni en secreto ni en público, afirme con tan
repulsivo sometimiento: “Somos serviles a AMLO, y a mucha honra”, cuando
“servil” significa no tener honra por ser rastrero.
Y ante ese humillante caso de los
legisladores mexicanos, está nuestra ilusión optimista
que nos permite la natividad de dos bebés: el niño que nació en un pesebre, y
el niño que nace del tiempo con el nombre de 2023.
Segundo ejemplo. A todos, supongo, nos
produce vergüenza que el actual presidente de México haya dicho más de 94 mil
mentiras en sus locuciones mañaneras, farsas que han sido con exactitud
numeradas y certificadas. Esto significa que es una gran engaño la frase del
obradorato: “no mentir, no robar, no traicionar”.
Y frente a tan mentiroso personaje, el
ensueño resplandeciente que nos genera la Navidad y el Año Nuevo nos mueve a
recuperar algo de ese embustero, sus promesas que, no cumplidas, deben ser
ejecutadas por alguien capaz, honesto y auténtico patriota; ofrecimientos como:
acabar con la corrupción, lograr la plena seguridad pública, otorgar cobertura
total de salud, democracia real y amplia, una mejor distribución de la riqueza,
y educación de calidad para todos.
Último ejemplo, por ahora. Se trata del
torpe comportamiento presidencial respecto a nuestras relaciones
internacionales, pues desconoce lo establecido por nuestra carta magna: “lo
nacional, en cuanto -sin hostilidades ni exclusivismos- atenderá a la
comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a
la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra
independencia económica, y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra
cultura”; pero el presidente López sin aplicar nuestra sólida y tradicional
diplomacia mexicana, sigue sus ocurrencias por demás improvisadas y ambiguas.
Sin ajustarse a los cánones
diplomáticos, el tirano López desde su maña-nera le dice al presidente Joe
Biden (quien le dijo al presidente de Ucrania ‘bienvenido a América’) cosas
como las siguientes: “Qué pasó, mi presidente?, con todo respeto, América somos
todos. Dé la bienvenida, pero lo que no me gusta es el modito. Usted dígale
solamente, bienvenido a Estados Unidos”.
Se le olvida a López que nuestro país también
se llama Estados Unidos Mexicanos; y seguramente no sabe que en el idioma
inglés el nombre de ese país vecino es Estados Unidos de América, careciendo de
plural, por eso no falta en nada dando la bienvenida a América.
En vínculo a Perú y casi al unísono, del
departamento de estado de EU se escapó un delicado señalamiento: “Hay sospechas
de que el presidente de México operó la caída de Pedro Castillo”; mientras que
el presidente López, pocas horas después aseveró: “Hay sospechas de que EU
operó la caída de Pedro Castillo”.
Ese
enredo perjudica a los Estados Unidos Mexicanos, y lo ha ocasionado el tirano
López que todo lo pausa; empero, el imaginario espléndido que nos envuelve en
la Navidad y el Año Nuevo, nos mueve a desear a todos los seres humanos, sin
exclusión alguna, el goce a la vida, entre el niño que nació en un pesebre, y
el niño del tiempo que nace con el nombre de 2023.