lunes, 26 de febrero de 2018


LOGOS
Cuídense de sí mismos
CANDIDATOS QUE ESCUPEN PARA ARRIBA
       Los tuiteos confrontativos, superficiales y  breves, son armas de la campaña presidencial 2018.
       Meade abrió fuego con tuiteo dirigiéndolo a Anaya, quien mostró incapacidad de encender un auto híbrido; ante ese hecho su texto lacónico y ardiente fue: "Se le acabó la pila".
       Una hora y veinticinco minutos después, Anaya respondía también por tuit: "Son los estragos del gasolinazo que Meade le recetó a México. ¡Lo bueno es que lo sigo viendo por el retrovisor!"
       Qué bueno que se tuiteen con enfrentamiento humorístico, sin cuchilladas y sin balazos, lástima que sus mensajes sean tan anodinos como superficiales; empero, en esos mensajes subrayan su personalidad, si es que personalísimamente tuitean.
       Es posible que cada candidato a la presidencia pague un dineral a un equipo de tuiteros, pistoleros modernos que disparan con ánimo de matar o herir con palabras al enemigo de su amo.
       Sea como sea, en esos mensajes cibernéticos, Meade es más suave y menos agresivo, tiene ingenio gracioso y romo; y Anaya, en cambio, es más áspero y filoso, de ingenio más rápido y burlón.
       En los futuros debates, y frente a mexicanos tan agredidos por un gobierno federal que no ha estado a la altura de las necesidades, Anaya lucirá más, sin que esto signifique que sería mejor presidente que Meade.
       Las características personales de Ricardo Anaya son propicias para que gane esos debates; sin embargo, los ciudadanos no hemos sido convocados, a esta elección presidencial del 2018, a escoger al polemista más bravucón, sino a elegir a un presidente sensato, honorable, comprometido socialmente con México y la mayoría de los mexicanos, de carácter firme, sin ánimos perversos de venganza, y que no se acueste y despierte pensando cómo hacerle más daño al país y a sus compatriotas.
       Retóricamente, también,  la agilidad de Anaya será superior a la de López Obrador, quien sus razones tendrá para mostrarse cansado y lento, o por su propia naturaleza y/o por las heridas que en su alma le ha provocado la "mafia en el poder" durante varios lustros.
       Si lograra AMLO sacar a esa mafia del poder, lo que nos agradaría a muchos y airearía momentáneamente a México, lo probable es que con ello se iniciará la creación de una nueva mafia en el poder, sedienta de enriquecimiento, bisoña para dirigir buenos cambios, llegando a lo mismo que ahora combate.
       Mientras no se genere un nuevo y superior engranaje, un lozano y óptimo sistema, no habrá verdaderos cambios, sino sólo un quítate para ponerme yo.
       "Echémoslos del poder por corruptos", espeta un Anaya ambicioso de poder y denunciado por corrupto.
       "Hagamos un inventario de las necesidades de cada mexicano", aventura un Meade incapaz de saber el tamaño de su dislate.
       "Aprobaremos una constitución moral", celebra AMLO, ignorando que las normas morales son unilaterales, incoercibles, autónomas, e internas.
       ¡He aquí, a tres candidatos que escupen para arriba!

sábado, 24 de febrero de 2018

LOGOS
¡Aleluya!, ¡aleluya!
CANDIDATOS SIN IDEOLOGÍA
        A altísimo precio, pero, al fin, México ya tiene candidatos a la presidencia de la república postulados por alianzas partidistas, pues los mismos partidos confiesan su incapacidad para cumplir sus deberes legales, y no pueden sobrevivir solos.
        Logramos tres mazacotes de champurrado político, materialmente sin documentos ideológicos, cantando ya, al tener candidato, su propia ¡aleluya!
        Tres candidatos sacrificándose por la patria, dispuestos a proseguir el agotador, y tristemente inútil, trabajo de campaña; eso sí, "seguidos", pero jamás "espiados" por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
        Formalizadas las candidaturas: Meade, AMLO, y Anaya, los mexicanos tuvimos un gran sobresalto, el asombro de que no hubo ninguna sorpresa.
        Quien nos dejó estupefactos fue el secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida, al asegurar que el "CISEN sólo da seguimiento y continuidad al proceso electoral… pero no espía a los opositores".
        Ninguno de los 67 artículos y 7 transitorios de la Ley de Seguridad Nacional que establece y regula al CISEN (ni su Estatuto), otorgan atribuciones legales a ese centro para "dar seguimiento y continuidad a proceso electoral" cual ninguno.
        Los fines de esa Ley de Seguridad Nacional son otros: preservar la seguridad nacional, al Estado Mexicano, a la Nación, la independencia, la soberanía, defender nuestro territorio, y otros etcéteras similares.
        Tema aparte es la preocupación que precisa el artículo del respetable escritor Humberto Musacchio, sobre la seguridad de los candidatos a la Presidencia de México; desde luego que merece la atención del gobierno, pero a través de autoridades competentes, y el CISEN no lo es.
        No confundamos las leyes de seguridad de nuestro país, que son muchas, y con vasos comunicantes. La que establece y regula al CISEN es la Ley de Seguridad Nacional, curioso centro desconcentrado y adscrito al secretario de Gobernación; pero, entre otras, existe la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública y Ley de Seguridad Interior.
        Así, claro que es legal y debido que el CISEN nos investigue a todos, incluyendo a Meade, a Anaya y a Andrés Manuel, pero exclusivamente respecto a sus XI atribuciones que le impone el artículo 19 de esa Ley de Seguridad Nacional, pero no "para dar seguimiento y continuidad al proceso electoral 2018".
        Mal hace quien aplica de manera inexacta esa ley federal, induciendo a nuestros 007 huehuenches a transgredir la ley; empero, también hacen mal quienes prometen desaparecer al CISEN por esos erróneos manejos.
        López Obrador y Anaya, si juzgan que hay pésimas prácticas en la presidencia, no por eso deben desaparecer a la presidencia, a la que, por cierto, pretenden llegar, al igual que Meade, a como dé lugar.
        No porque el sistema electoral mexicano tenga graves fallas, llegado el momento lo desaparezcan, para montar una tiranía, sin elecciones, y sin ciudadanos.

miércoles, 21 de febrero de 2018


LOGOS
Orgullosos de nuestras leyes
AUTORIDADES QUE AVERGUENZAN
       Salvo excepciones, nuestro sistema jurídico es muy aceptable; nos enorgullece nuestra Carta Magna, como los tratados y las leyes que a ella se ajustan.
       El grave problema no es el texto de nuestra legislación. Lo vergonzoso es que no se cumpla el derecho y, de esto, las directamente responsables son las autoridades: desde el presidente de la República hasta el servidor público de menor jerarquía, personas físicas que, representado al gobierno, nos deshonran, cuando no acatan ni hacen respetar nuestro sistema jurídico, ése que un día protestaron cumplir y hacer cumplir.
       Ante las denuncias públicas de Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés, de que la administración de Enrique Peña Nieto los espía a través del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), el secretario de Gobernación Alfonso Navarrete Prida (a quien está directamente adscrita esa desconcentrada según el artículo 18 de la Ley de Seguridad Nacional) explicó: "ese centro da seguimiento y continuidad al proceso electoral… pero no es una acción de espionaje a los opositores".
       Pero esa Ley de Seguridad Nacional en ninguno de sus 67 artículos ni en los 7 transitorios (ni en su Estatuto) otorga atribuciones legales al CISEN para "dar seguimiento y continuidad a proceso electoral" cual ninguno.
       Sus fines son otros: preservar la seguridad nacional, el Estado Mexicano, proteger a la Nación, la independencia, la soberanía, defender nuestro territorio, y otros etcéteras similares a estos valores.
       La preocupación que precisa el artículo del respetable escritor Humberto Musacchio, sobre la seguridad de los candidatos a la Presidencia de México, merece toda la atención del gobierno, pero a través de las autoridades competentes, y el CISEN no lo es.
       No confundamos las leyes de seguridad de nuestro país, que son muchas, y con vasos comunicantes. La que establece al CISEN es la Ley de Seguridad Nacional; pero existe una Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Ley de Seguridad Interior, de seguridad social, industrial, de informática, de salud, entre otras.
       Es legal y debido que el CISEN nos investigue a todos, incluyendo a Meade, a Anaya y a Andrés Manuel, pero exclusivamente respecto a sus XI atribuciones que le impone el artículo 19 de esa Ley de Seguridad Nacional, pero no "para dar seguimiento y continuidad al proceso electoral 2018".
       Mal hace quien aplica de manera inexacta esa ley federal, induciendo a nuestros 007 huehuenches a transgredir la ley; empero, también hacen mal quienes prometen desaparecer al CISEN por esos malos manejos.
       López Obrador y Anaya, si juzgan que hay pésimas prácticas en la presidencia, no por eso deben desaparecer a la presidencia, a la que, por cierto, pretenden llegar.
       No porque el sistema electoral mexicano tenga graves errores, llegado el momento lo desaparezcan, para montar una tiranía, sin elecciones, y sin ciudadanos.

miércoles, 14 de febrero de 2018


LOGOS
Frases políticas célebres
ENTRE LO TARUGO Y LO DESCEREBRADO
       Lo más atractivo que ha dicho José Antonio Meade Kuribreña es: “yo mero”, a instancias de una pregunta opositora.
       Llamativa resultó ser la frase “ya sabes quien”, autorizada por Andrés Manuel López Obrador a su favor y conveniencia.
       Destaca de Ricardo Anaya Cortés, con rasgueo de guitarra: “movimiento naranja, na-na na-na”, acompañado de un niño merecedor de mejores compañías.
       Esas frases políticas de los candidatos a la presidencia son las de mayor impacto; las que dan cuenta de su capacidad personal, y las emitidas para atraer el voto ciudadano.
       Obvio que esos tres candidatos, de alianzas partidistas, han expresado también otras cosas, acaso mejores; pero los aspirantes y sus publicistas decidieron hacer énfasis en las anteriores frases, más celestinescas que célebres, y el verdadero motivo de esa desatinada osadía me queda en duda.
       Quizá pensaron que es la frase que los refleja con mayor fidelidad a cada uno, respectivamente; o acaso juzgan que los electores estamos entre lo tarugo y lo descerebrado.
       En las campañas presidenciales del México del siglo XX, los candidatos se cuidaban de no hablar más que lo indispensable. Entendían que el pez por su boca muere, que no podían ni debían ser una fábrica ambulante de discursos mediocres, que tenían una boca y dos oídos, un imperativo para escuchar lo doble de lo que se expresa.
       Así, en campaña, la gente pedía, y se quejaba; y el candidato a la presidencia atento oía, y daba respuesta a través de alguno de sus acompañantes y futuro colaborador, administrando sus palabras hasta para saludar y atender a los asistentes.
       Aquél era otro México, menos locuaz, pero de mayor sentido común; que hacía mejor, y hablaba menos; posiblemente más pobre, pero seguramente más feliz.
       En mi caso admiro, en el lenguaje humano, lo trascendente, lo substancial, lo que está pletórico de conceptos. Buscó la profundidad de la idea, y después la belleza expresiva.
       Acepto que puedo estar equivocado en mis apreciaciones de expresión oral y escrita, pero hasta el momento, soy firme en la defensa de mis valores lógico-lingüísticos.
       No sólo pienso en la gran literatura, sino, incluso, en estos trabajos periodísticos que oscilan entre la trascendencia de un responsable servicio de opinión, modesto en mi caso, y los temas tratados de minucias efímeras que no, por ser moda, carecen de cierta importancia.
       En mis registros personales, en la oratoria política electoral Adolfo López Mateos sobresale de manera destacada, y aún siendo poseedor de cualidades expresivas, como candidato y como presidente, supo administrar sus participaciones oratorias.
       2018 es otro tiempo. 120 millones de mexicanos no somos pocos. El país cambió, con cibernética y redes sociales; empero, el “yo mero”, el “ya sabes quien”, y el “movimiento naranja, na-na, na-na”, me parecen ridiculeces.
       Tengan respeto a los electores mexicanos, son gente de bien, y educada.

miércoles, 7 de febrero de 2018


LOGOS
Incongruencias electorales patéticas
MÉXICO PIDE MENOS TRIVIALIDAD Y GASTO
       Ser congruente no es fácil, pero serlo es necesario y, por ello, valioso. La gente poseedora de congruencia merece respeto, genera confianza, y con ella, aún no estando de acuerdo, sabemos a qué atenernos.
       El interesado, chismosillo y malicioso, video del twitter de Enrique Ochoa Reza difundió lo dicho por Ricardo Anaya Cortés, en elogio desmedido a José Antonio Meade Kuribreña: “es un mexicano de quien nos sentimos profundamente orgullosos… es de los poquísimos mexicanos varias veces secretario de estado, en distintas secretarías… de dos gobiernos emanados de diferentes partidos políticos… como consecuencia de su preparación y solidez técnica… pero sobre todo por su verticalidad y calidad humana”.
       Al mismo Anaya, casi candidato de una incongruente alianza de partidos, recientemente le oímos aseverar sobre Meade: “es incongruente, corrupto y se rodea de corruptos… candidato de acero o de a cero votos… que representa lo viejo de un régimen… es más de lo mismo, robo y desvío de recursos”.
       Afirmar hoy una cosa, y mañana certificar cosa desemejante, exige de una explicación lógica y precisa. De no darse, aflora la incongruencia.
       Algo similar pasa con Meade. Primero anduvo muy agresivo en contra de Anaya y de AMLO; después, aseguró que eso de atacarse entre precandidatos no era lo correcto, pues deberían centrarse en los problemas nacionales para resolverlos; y ahora retorna a los ataques: “Ricardo sirve para guía de turistas, habla inglés y francés, sabe de turismo y toca la guitarra… Andrés es un nini, quien para concluir sus estudios duró 14 años, y lleva 12 años sin trabajar… ¿ustedes los elegirían para presidente? La verdad, yo no.”
       Así que Meade, al igual que Anaya, cojea de lo mismo: incongruencia pura.
       Andrés Manuel López Obrador no se queda atrás en eso de la falta de congruencia. Sus contradicciones son profusas, e igual de turbadoras.
       AMLO, no hay duda, es el decano de los aspirantes a ser presidente de México; es el de mayor experiencia y el más seguro de sí mismo y, por igual, antier juzgaba, severo y de antemano, a los miembros connotados de la mafia en el poder, ayer los estaba perdonando con unciones de esa humildad todopoderosa, y hoy vuelve a sentenciarlos sin ninguna piedad.
       Con frialdad ascética, a sus enemigos putrefactos de otrora los ha reconvertido en virtuosos amigos y compañeros de campaña.
       Y la incongruencia de los llamados independientes, emplazados a ser, bajo su propia y previa aceptación, peones dependientes del dueño del ajedrez electoral, para el reacomodo conclusivo.
       Y como denominador común de esas incongruencias, está la aburrida trivialidad de sus temas y, excepcionalmente, una que otra ocurrencia, sin lógica y carente de sustento real.
       Muchos mexicanos les rogamos, a todos los aspirantes, que dejen de ser incongruentes y triviales, y que no mal gasten tanto dinero de un México empobrecido.

jueves, 1 de febrero de 2018

LOGOS
Mies y rastrojo
ELECCIONES 2018; NI GRINGAS NI RUSAS
        Andrés Manuel López Obrador tiene de ruso, lo que Ricardo Anaya Cortés tiene de angoleño o José Antonio Meade Kuribreña tiene de purépecha.
        La campaña electoral mexicana del 2018 debe elevar su nivel, y no caer tan bajo.
        Se debe debatir sobre problemas, ideas, planes, programas y proyectos, personalidades, tácticas, tiempos, modos, espacios, circunstancias, temas, ideologías, conductas, y un sin número de cosas referidas al pasado, presente y porvenir, de México.
        Razón le asiste a Beatriz Pagés para aceptar y hacer suyo eso que alguien le comentó: "Lo que hoy está en juego no es una elección, sino un destino".
        Obvio que no se trata de un destino predeterminado, tipo tragedia helénica, Edipo o Antígona descritos por la espléndida pluma de Sófocles. (496-406 antes de nuestra Era)
        Versa ese "destino" invocado por Beatriz en el futuro "de una nación y sus libertades". La nación es México, y sus libertades están consagradas con precisión jurídica en la parte dogmática de nuestra vigente Carta Magna, tan espléndida, pero tan violada por los grotescos poderosos de estos 100 años próximos anteriores.
        En esta realidad electorera por todos observada, confusa, y a tono de la letra del tango "Cambalache" de la inspiración de Enrique Santos Discépolo (1901-1951), padecemos un tiempo infame de corrupción e impunidad, en donde no hay a quién irle; pero aún así, necesitamos, debemos y podemos, votar, al menos en defensa propia.
        Estemos atentos a  la campaña presidencial, a la de gobernadores, senadores, diputados, y miembros de los ayuntamientos. Votemos por los menos corruptos, los menos flojos, los menos tontos, por los que no nos hagan daño.
        No sigan tontiloqueando con que "los rusos apoyan a AMLO"; o que "lo más inteligente de Anaya sea llevar a su hijo a la escuela"; o que "la culpa de los gasolinazos sea de Meade"; estas insidias perversas nada aportan.
        Las mezquinas cuchilladas que se lanzan los unos a los otros en nada ayudan a México ni a los mexicanos.
        Que al gobierno gringo le interese intervenir en esta elección presidencial, ni duda cabe. Que al gobierno ruso le inquiete entremeterse en nuestro evento electoral, es factible. Pero es el gobierno mexicano quien tiene la obligación de impedirlo; y los mexicanos no debemos tolerarlo. Ni gringos ni rusos; exclusivamente los ciudadanos mexicanos votaremos.
        Qué bueno que haya candidatos que lleven a sus hijos a la escuela, de convicción y no de pose.
        Terrible que haya prometido el candidato Enrique Peña Nieto bajar el precio de las gasolinas, y que no lo haya cumplido como presidente; empero, de este engaño no es responsable Meade.
        Mejor busquemos las mies, si las hubiera, en las expresiones y los actos de los candidatos; y localicemos el rastrojo que producen, para denunciarlo con positiva intención.
        Auxiliémosles a que mejoren en sus propuestas y en sus conductas. ¡Ojalá lo acepten!
        Ayudarles, es ayudarnos.