LOGOS
Cuídense de sí
mismos
CANDIDATOS QUE
ESCUPEN PARA ARRIBA
Los tuiteos confrontativos, superficiales
y breves, son armas de la campaña
presidencial 2018.
Meade abrió fuego con tuiteo dirigiéndolo
a Anaya, quien mostró incapacidad de encender un auto híbrido; ante ese hecho
su texto lacónico y ardiente fue: "Se le acabó la pila".
Una hora y veinticinco minutos después,
Anaya respondía también por tuit: "Son los estragos del gasolinazo que
Meade le recetó a México. ¡Lo bueno es que lo sigo viendo por el
retrovisor!"
Qué bueno que se tuiteen con
enfrentamiento humorístico, sin cuchilladas y sin balazos, lástima que sus
mensajes sean tan anodinos como superficiales; empero, en esos mensajes subrayan
su personalidad, si es que personalísimamente tuitean.
Es posible que cada candidato a la
presidencia pague un dineral a un equipo de tuiteros, pistoleros modernos que
disparan con ánimo de matar o herir con palabras al enemigo de su amo.
Sea como sea, en esos mensajes
cibernéticos, Meade es más suave y menos agresivo, tiene ingenio gracioso y
romo; y Anaya, en cambio, es más áspero y filoso, de ingenio más rápido y
burlón.
En los futuros debates, y frente a
mexicanos tan agredidos por un gobierno federal que no ha estado a la altura de
las necesidades, Anaya lucirá más, sin que esto signifique que sería mejor
presidente que Meade.
Las características personales de Ricardo
Anaya son propicias para que gane esos debates; sin embargo, los ciudadanos no
hemos sido convocados, a esta elección presidencial del 2018, a escoger al
polemista más bravucón, sino a elegir a un presidente sensato, honorable,
comprometido socialmente con México y la mayoría de los mexicanos, de carácter
firme, sin ánimos perversos de venganza, y que no se acueste y despierte
pensando cómo hacerle más daño al país y a sus compatriotas.
Retóricamente, también, la agilidad de Anaya será superior a la de
López Obrador, quien sus razones tendrá para mostrarse cansado y lento, o por
su propia naturaleza y/o por las heridas que en su alma le ha provocado la
"mafia en el poder" durante varios lustros.
Si lograra AMLO sacar a esa mafia del
poder, lo que nos agradaría a muchos y airearía momentáneamente a México, lo
probable es que con ello se iniciará la creación de una nueva mafia en el
poder, sedienta de enriquecimiento, bisoña para dirigir buenos cambios, llegando
a lo mismo que ahora combate.
Mientras no se genere un nuevo y superior
engranaje, un lozano y óptimo sistema, no habrá verdaderos cambios, sino sólo
un quítate para ponerme yo.
"Echémoslos del poder por
corruptos", espeta un Anaya ambicioso de poder y denunciado por corrupto.
"Hagamos un inventario de las
necesidades de cada mexicano", aventura un Meade incapaz de saber el
tamaño de su dislate.
"Aprobaremos
una constitución moral", celebra AMLO, ignorando que las normas morales son
unilaterales, incoercibles, autónomas, e internas.
¡He aquí, a tres candidatos que escupen
para arriba!