Pesados los
escalones
POR FALTAS EN LA
EDUCACIÓN
Una reforma educativa más acorde con
nuestras necesidades debe partir del reconocimiento de nuestra realidad, sea
cual sea, aunque resulte doloroso analizarla, y afecte a quien le afecte tal
examen.
Y esa reforma educativa es necesario que
tenga como propósito el construir una sociedad (un México) mejor que la que
actualmente tenemos.
Tengamos el valor de vernos
educativamente al espejo para reconocer que somos así, pero que no nos gusta
serlo, por varios motivos, a cual más de explicables, o justificables en su
caso.
Requerimos también al observarnos,
crítica y propositivamente, decidir en forma clara y precisa cómo deseamos ser,
dentro de nuestras posibilidades.
Agregando al cómo, cuándo, con quién,
dónde y para qué, vamos a aplicar nuestro mejor esfuerzo para vivir el proceso
dialéctico que nos conduzca de lo que lamentablemente somos, a lo que aspiramos
ser.
Lo anterior, partiendo de lo concreto y
cotidiano, a efecto de transformar la realidad para bien de la mayoría de los
mexicanos.
Sin posibilidades de cubrir el amplio
espectro de nuestro problema educativo en este breve artículo que tiene que
ajustarse a un espacio periodístico, limitado, daré sólo ejemplos con enfoques
iniciales.
Es necesario que participen todos los
mexicanos que deseen auxiliar a nuestro proceso educativo tan maltrecho,
aplicando, en inicio, las normas jurídicas vigentes, a reserva de reflexionar
sobre las aceptables propuestas que se reciban para modificar o adicionar
nuestro sistema legal en la materia.
Los sectores con mayor presencia en el
fenómeno de la enseñanza aprendizaje son los maestros, alumnos y padres de
familia. Entendiendo por maestros a quienes si van a clase, a quienes se
preparan todos los días para participar en la investigación y la enseñanza,
quienes en su vida personal son ejemplos con su hacer, expresar, y pensar, bajo
el denominador de la congruencia.
Siempre la rectoría del fenómeno
educativo será atribución del estado, representado por el gobierno, y éste por
las autoridades competentes; empero, éstas deben conducirse al margen de la
política electoral, y ser de reconocida capacidad académica, tanto por
experiencia como por talento.
Ese estado rector está obligado a que
haya la infraestructura indispensable para el buen desarrollo del fenómeno
enseñanza aprendizaje. Desde pintarrones y marcadores, hasta inmuebles
decorosos. Desde los muebles indispensables hasta los talleres y laboratorios
para las prácticas. Desde apoyos de lecturas, videos, radios, televisores,
hasta la participación coordinada de todos los medios masivos de comunicación.
Tanto en zonas urbanas como en las rurales, poniendo mayor empeño en las
marginadas, por razones económicas, regionales, o étnicas.
Lo anterior no se puede hacer de la
noche a la mañana. Pero sí es posible iniciarlo, responsablemente, en serio, y
de manera urgente.
Revisemos, entre todos, los perfiles de
ingreso, en todos los niveles, grados y modalidades, y los perfiles de egreso
correspondientes.
Actualicemos los mapas curriculares, las
materias y sus temas, de todo el sistema educativo nacional.
¡Iniciemos la tarea! Más costoso es no
hacerla.