Frente a la miseria
COSTOSO PROCESO
ELECTORAL
En todas las entidades federativas del
país, y en todos los niveles económicos de la sociedad mexicana, se llega a la
conclusión de que nuestros procesos electorales son demasiado caros.
Gente de todas las ideologías piensan lo
mismo: Un México sin empleos, sin cobertura plena de educación, de salud, de
vivienda, con una deuda pública enorme, con quebranto en sus finanzas, no puede
ni debe financiar procesos electorales multimillonarios.
Antes de recortar en proyectos
productivos como la transportación ferrocarrilera, la que incluso puede servir
de detonante para dar una nuevo sentido a la política del transporte colectivo
de nuestra nación, debe recortarse el enorme gasto en procesos electorales.
A la fundada crítica por esa descomunal
asignación a gastos electorales en los Presupuesto de Egresos del 2015, en la
Federación, en las 32 entidades federativas, y en los 2445 municipios, de los
Estados Unidos Mexicanos, ahora se suma la opinión de la Arquidiócesis de
México.
En su semanario Desde la fe, dedica todo
un editorial a este asunto terreno, afirmando que es escandaloso el
financiamiento y la descomunal asignación de recursos otorgados a los partidos
políticos para este proceso electoral 2015
En esta crítica hacen un comparativo
entre lo que se va a gastar en salud y asistencia social con lo que se proyecta
para erogar en elecciones. Y el monto electoral es superior a los otros dos
ramos.
Al editorial lo titulan "Derroche
del pueblo a costa del pueblo", lo que no corresponde totalmente a la
realidad, ya que ese derroche no lo realiza el pueblo, sino el gobierno
representado por autoridades, para el caso, la Cámara de Diputados del Congreso
de la Unión, órgano encargado de la aprobación de dicho Presupuesto de Egresos
de la Federación.
Lo que sí es cierto, es que ese
despilfarro se perpetra a costa del pueblo; y, bien pudieran hacerse, en lo
electoral, varios recortes que serían aplaudidos por la mayoría de la
población. Si hubiera la voluntad para ello, bien se podría efectuar todo el
proceso electoral sin tanto gastadero. En varios días de trabajo se elaborarían
proyectos viables y serios para, con poca erogación, celebrar el próximo
proceso electivo, con mayor calidad y certidumbre.
En este año 2015 se elegirán, el 7 de
junio, 500 diputados federales, nueve gobernadores, 993 ayuntamientos, 641
diputados locales, y 16 delegaciones políticas del Distrito Federal. Los costos
de estos eventos pueden reducirse al mínimo indispensable, ya que esas
elecciones tienen que hacerse.
Si no se hace ese recorte a lo
electoral, ahora y en serio, al final de ese proceso tendremos suficiente
material para observar, con mayor claridad, nuestros deslices y torpezas.
Y ese proceso no se termina un día
después de la emisión de los votos, sino que prosigue varios meses después, con
varias etapas que, en no pocos casos, alterarán la voluntad popular emitida.
Todo a nombre de una
"democracia", que no lo es.