martes, 10 de febrero de 2015

Nos pide perdón Clinton
ARMAS Y ENERVANTES=MÉXICO
        "Más claro ni el agua"; solían expresar los que suponían decir una verdad evidente. Como los que también manifestaban: "traigo los pelos en la mano", probando con ello que lo dicho era cierto.
        Vienen al caso, esas recordadas frases, por las disculpas que en actitud contrita presentara el ex presidente estadunidense Bill Clinton a México, en días recientes.
        Al participar Clinton en el encuentro "Juventud y productividad en México", organizado en una universidad privada cuyo campus se encuentra en Coyoacán, en el Distrito Federal, reconoció: "Ustedes tienen todo lo que se necesita, y yo desearía que no tuviesen narcotráfico, pero no es su responsabilidad. Nosotros bloqueamos el ingreso de drogas por aire y mar, pero no por tierra, generándoles problemas, por lo que yo me disculpo."
        Agregando: "La producción petrolera está cortada a un tercio por el curso natural de las cosas, promovido por la política nuestra... Pero yo aceleraría la transformación, lejos de una economía de petróleo."
        No lo dijo ni lo reconoció, pero en esa tesitura de confesiones sinceras bien hubiera podido aceptar, como verdadero, que la imposición para producir ciertos tipos de drogas nos vino del gobierno gringo por su urgencia de dar mayor valor a sus jóvenes durante las guerras en que participaron en el siglo XX: dos mundiales, la de Corea, Vietnam, Afganistán e Irak, entre otras.
        Y después de esos eventos bélicos, una vez que los batallones vuelven a su patria, los soldados quedan adictos a los enervantes que les fueron proporcionados. ¡Tal es su desgracia!
        Así han hecho de los Estados Unidos de América el gran mercado consumidor de drogas, vendiéndonos además su imagen como el "sueño americano" al que todo el mundo quiere concurrir e imitar.
        De esa forma el país eje de capitalismo, con todo su poderío, ha impuesto a México el papel de abastecedor, o la correa de transmisión, de las drogas que ellos consumen.
        Pero junto a lo anterior, EU implanta muchos de los males que actualmente nos aquejan. Tenemos que soportar, a la vez, sus criminales travesuras de introducción de armas y municiones de calibres descomunales, tanto para que los mexicanos nos matemos entre sí, como para obtener para ellos los ingresos propios de una economía bélica.
        De paso, debilitan a las instituciones públicas, auxilian en el manipuleo de nuestras elecciones, y amplían su radio de acción soberana sobre nuestro territorio y nuestra población, reduciendo al mínimo nuestra independencia.
        En la "opera prima 600 millas", del cineasta mexicano Gabriel Ripstein, se denuncia esta historia trágica de las armas con las que el gobierno estadunidense y sus industriales de la guerra han promovido el desangre de las poblaciones de nuestro país.
        Otra de las políticas impuestas a México por los EU es el exportarnos las empresas basura que ellos han creado y tolerado en sus colonias, como la coreana que operaba en Guadalajara.
        También por ello el ex presidente Clinton debía haber pedido perdón.