Narcisismo del poderoso
LA IRRESPONSABILIDAD
DE LOS RICOS
Conozcamos nuestros males, y apliquemos
con eficiencia los remedios apropiados.
Son tantos nuestros padecimientos que
sería ingenuo atacarlos a todos de una sola vez. También es necesario
comprender la extensión de nuestras aflicciones, teniendo la seguridad de la
pertinente dosis en los arreglos.
A veces, como todo está conectado con
todo, una compostura nos conduce a la fácil restauración de otro desperfecto. Y
a la inversa, la generación de un destrozo nos puede producir estragos en
cadena.
La permanente actitud de empresas
poderosas del mundo, representadas y protegidas por el gobierno de los EU, tratando
a México como su siervo, es uno de nuestros problemas. Ante tal conducta
exterior los mexicanos, unidos en torno a la defensa de nuestro país,
respondamos con decoro e inteligencia, esperando que nuestro gobierno esté a la
altura de sus responsabilidades.
Por lo general, debido a nuestra mala
forma de organización social, los funcionarios públicos a quienes les
encargamos el ejercicio de nuestra soberanía se corroen a sí mismos en la
búsqueda de riqueza y poder, al pensar que así son exitosos.
Ese es un problema interno grave, puesto
que los conduce a un narcisismo peligroso que termina agotándoles, y
conduciéndolos a la nada.
Con droga, alcohol y sexo irresponsable,
terminan perdiendo su propio control, y a su propia familia, ahogados en una soledad
que los deprime. Cada uno de nuestros ex Presidentes de la República tendrían un
drama que contar, de vivir y si fuesen sinceros.
Ante esa cuestión es indispensable, por
una parte, elegir como candidatos a la Presidencia, y en su momento elegir como
Presidente de México, a gente de sentido común, sensata, conciliada consigo
mismo y con su medio, que quiera a México, capaz, responsable e inteligente.
Además, permitiéndole las resoluciones
verticales de poder que son indispensables en el ejercicio de sus atribuciones,
instalarle un órgano regulador eficaz que le detecte errores y, como peso y
contrapeso, los corrija, sin ningún cacareo.
El poder, en manos de seres humanos de
poca experiencia, los lleva a sentirse bonitos, inteligentes, líderes de
atracción en todos los órdenes; errores de autoestima que los traslada al egocentrismo
y, creyéndose inmortales, los inicia en su propia agonía.
Ser multimillonario tiene un
responsabilidad social innegable. Aceptar una capitalización que rebasa las
dimensiones de lo humano impone deberes irrenunciables con la población. Es muy
peligroso el ser inmensamente rico cuando está rodeado de hambrientos.
No son verdaderos empresarios, sino
simples riquillos atolondrados, los que han huido del México que han hecho, y
viviendo en el extranjero siguen extrayendo, para su beneficio, la plusvalía
que generan las inteligencias y las manos que sí producen dentro de nuestro
territorio.
Los pobres de hoy son los que física y
sicológicamente han optado por el sometimiento. Los seres humanos libres no se
dejan explotar por nadie ni se explotan a sí mismos. La cultura y la educación,
en ese orden, nos hacen libres.