lunes, 1 de octubre de 2012

Responsabilidad Compartida ESE ORDEN QUE RECLAMA EL PRESIDENTE

              El Presidente Felipe Calderón Hinojosa expresó recientemente en Morelia: "La avenida Madero, antes la calle Real, es la calle 'borracha', porque siempre está tomada... Michoacán necesita reivindicarse, y eso implica que todos entendamos que debemos tener cierto orden, y el orden lo da la ley y, por cierto, el gobierno es el encargado de aplicarla".
                Calificó como "crónico" el asunto de esa borrachita, agregando: "no nos respetamos a nosotros mismos. Llega un grupo, y de facto, por sus pistolas, hace lo que se le da la gana".
                Añadiendo: "Estamos observando el progreso en nuestras narices, al lado de nosotros. ¿Por qué una planta como Mazda, o por qué una planta como Volkswagen, como Honda, por qué se instalan en Guanajuato y no en Michoacán? Porque allá hay un poquito de orden. Allá hay gobierno. No digo que no lo haya aquí, pero allá hay orden."
                Esos tonos coloquiales del Presidente muestran la soltura del sexto año, cuando empieza a desquebrajarse el acartonamiento de los primeros años; pero, también, exhiben superficialidades que no resisten un análisis responsable y serio.
                Es tan viejo el sobrenombre de la "borracha", puesto a nuestra calle principal, que el constante desgaste le ha quitado la gracia.
                Que Michoacán necesita reivindicarse, y que tal tarea implica que todos entendamos la ventaja del orden, es tan cierto, como obvio resulta que todo orden, en un sistema como el nuestro, emana de la ley.
                También es verdad que el gobierno mexicano es el encargado de aplicar la ley en todo el territorio patrio y, por ende, resulta su garante, según las atribuciones que la propia norma jurídica les impone, tanto al gobierno federal, al estatal, como al municipal.
                Así que al Presidente de la República, como titular del Poder Ejecutivo del gobierno federal, le corresponde el conservar el orden en las 32 entidades federativas de nuestro país, en la materia federal, ya que es su competencia. Y respecto a ésta no puede reclamarse a sí mismo, sino sólo  cumplir cabalmente con sus obligaciones al respecto.
                Si el Presidente de México encuentra que el orden encargado jurídicamente a los gobiernos de los estados y al del Distrito Federal, o el encomendado a los ayuntamientos, se encuentra quebrantado, sería más propio de su parte organizar una reunión de trabajo con las autoridades que real o supuestamente incumplen con sus obligaciones, que señalárselos a través de entrevistas de prensa, o en discursos improvisados, a efecto de que seria y eficazmente se avance en las soluciones a los problemas; mas cuando, quizá, parte del los conflictos pueda ser el propio Ejecutivo Federal.
                Eso sería empezar a respetarnos a nosotros mismos: y, unidos los tres niveles del gobierno mexicano, difícilmente puede llegar un grupo que de facto, y por sus pistolas, haga lo que se le da la gana. Sobre todo si de pistolas se trata, puesto que la ley sobre armas es de carácter federal.