Ecce Homo
MARIANO MATAMOROS Y
GURIDI
El portal en donde fusilaron a Mariano
Matamoros y Guridi se llamaba, en la ciudad de Valladolid durante el año 1814, Ecce
Homo, lo que significa: "He aquí al Hombre", en recuerdo a una
expresión latina usada en el Evangelio de San Juan.
Quienes fusilaron a Matamoros sabían muy
bien de quién se trataba. Era, como lo describió Vicente Riva Palacio, "de
pequeña estatura, delgado, rubio, de ojos azules, y su rostro conservaba las
huellas de las viruelas".
Empero, era algo más que su propia
presencia física, era el brazo derecho de Morelos, según el decir de este gran
héroe. Era un hombre talentoso, y de gran valentía; todo un estratega, amistoso
con la tropa, pero firme y claro en el mando.
Sus extraordinarias cualidades militares
no afectaron su visión política respecto al futuro de la Nación a la que
aspiraba, y por la cual luchó. Su ideal para el ejército se fincaba en la honradez
y la disciplina, ya que estos dos valores expuso a las tropas españolas prisioneras
en la batalla de San Agustín del Palmar.
El realista Calleja tildó a los
insurgentes como "hordas de bandidos" para el efecto de
desprestigiarlos, ya que los triunfos de José María Morelos en los campos de
batalla del sur daban muestra de que tenían disciplina de ejército, con ideal
claro manifiesto en documentos emitidos por miembros de esa insurgencia.
Matamoros fue quien dio respuesta
oportuna y precisa a la agresión verbal de Félix María Calleja, para ese
entonces 2o Jefe Político de la Nueva España.
Pasando a otro aspecto, como se podrá
ver en un altorrelieve que se ubica en el monumento ecuestre a Morelos erigido
en la Plaza que lleva su nombre en la ciudad de Morelia, el escultor italiano
Guiseppe Inghilleri colocó a Morelos montado a caballo rompiendo el sitio en
Cuautla.
La escultura es estéticamente hermosa,
pero falsea un hecho histórico. Quien encabezó personalmente la carga de
caballería a efecto de realizar ese épico rompimiento fue Mariano Matamoros.
Disciplina y honradez estuvieron
presentes en todos los actos de Matamoros. Su opinión estratégica respecto a
trasladarse con el Congreso de Anáhuac de Chilpancingo a Valladolid no fue
complaciente; tampoco vio con simpatía la estrategia de atacar a Valladolid ni
la forma de retirarse una vez auto derrotados; también razonó con reservas en
cuanto a hacer frente en Puruarán a las tropas realistas de Llano.
Sin embargo, su disciplina estuvo a toda
prueba, y obedeció hasta ser aprehendido, y al límite de perder la vida, con
gran dignidad, y con un decoro que es ejemplo para todos.
Ni los realistas de aquel entonces
creyeron lo de su retractación dentro de su proceso. Lucas Alamán resulta
categórico al referirse a Matamoros, aún con todo y su odio a los insurgentes:
"No escribe así quien va a morir dentro de media hora..."
Matamoros es Ecce Homo. ¡He aquí a todo
un hombre!