jueves, 13 de febrero de 2014

Torpezas en nuestra economía
LA CADENA Y SUS ESLABONES
        El llamado fenómeno social es aquel originado por el propio hombre, como individuo como en su calidad de especie; en cambio, los fenómenos naturales existen ajenos a la voluntad del ser humano.
        En principio, la diferencia entre ambos fenómenos, de gruesa manera, es ésa. El viento, la luz solar, los movimientos de la Tierra, son ejemplos de fenómenos naturales; mientras, la economía, el derecho, la política, son fenómenos sociales.
        Señalado lo anterior, la acción del hombre pudiendo intervenir en todo, según su avance científico y tecnológico, filosófico y humanístico, tiene mucho mayores márgenes de maniobra en los sociales que en los naturales, ya que en los primeros los produce propiamente él, mientras que él mismo forma parte de estos últimos.
        Generador de todos los fenómenos sociales, el hombre estudia cada uno de ellos de manera separada, lo que, independientemente de algunas ventajas, puede conducir a errores, pues no es lo mismo estudiar un solo árbol que analizar a todo el bosque.
        Tan equívoco es ver al bosque sin percatarse de la existencia del árbol, como observar al árbol pensando que éste no permite tener la visión de un conjunto boscoso.
        Toda proporción guardada, grafiquemos a los fenómenos sociales como un hilo, o como una cadena constituida por eslabones.
        Si tomamos el ejemplo del hilo, debemos explicar que está constituido por segmentos, o partes, desde su inicio hasta el final. Un fragmento sería la economía, otro la religión, uno más el lenguaje, el derecho iría en otra fracción, mientras otro trozo sería la ética, la política más adelante, y así, de manera sucesiva.
        Si el hilo es fuerte en todas sus partes, resistirá las presiones que se le apliquen, conforme al propósito para el cual fue fabricado; empero, si debilitamos al hilo en la parte educativa, o en la económica, o en la seguridad pública, el hilo se romperá por lo más delgado.
        Lo mismo sucede con el ejemplo de los grilletes. No debe olvidársenos que se prueba la fuerza de toda cadena a partir de su eslabón más débil.
        Por lo anterior, es preocupante que no entendamos que debemos fortalecer a todos y cada uno de nuestros fenómenos sociales, a efecto de que resistan los embates de nuestra vida diaria, tan masiva como compleja, o mejor aún, enmarañada por la masividad, por el miedo, la torpeza, la prisa, y la ambición de los poderosos.
        En nuestro fenómeno económico, tanto internacional como nacionalmente, estamos permitiendo el peligrosísimo acaparamiento en poquísimas manos de la riqueza social, producida por quienes trabajan para generar bienes y servicios.
        Por lo general, quienes trabajan son los pobres y las clases medias, representando al 99.82% de 120 millones de mexicanos; mientras que los multimillonarios equivalen al 0.18% de todos los habitantes de México, y acaparan poco más del 42% de toda la riqueza mexicana.
        Sus mayores ingresos son de tipo bursátil, especulativo. ¡Vaya torpeza en nuestro fenómeno económico!