Torpezas en nuestra
economía
LA CADENA Y SUS
ESLABONES
El llamado fenómeno social es aquel originado
por el propio hombre, como individuo como en su calidad de especie; en cambio, los
fenómenos naturales existen ajenos a la voluntad del ser humano.
En principio, la diferencia entre ambos
fenómenos, de gruesa manera, es ésa. El viento, la luz solar, los movimientos
de la Tierra, son ejemplos de fenómenos naturales; mientras, la economía, el
derecho, la política, son fenómenos sociales.
Señalado lo anterior, la acción del
hombre pudiendo intervenir en todo, según su avance científico y tecnológico,
filosófico y humanístico, tiene mucho mayores márgenes de maniobra en los
sociales que en los naturales, ya que en los primeros los produce propiamente
él, mientras que él mismo forma parte de estos últimos.
Generador de todos los fenómenos
sociales, el hombre estudia cada uno de ellos de manera separada, lo que, independientemente
de algunas ventajas, puede conducir a errores, pues no es lo mismo estudiar un
solo árbol que analizar a todo el bosque.
Tan equívoco es ver al bosque sin
percatarse de la existencia del árbol, como observar al árbol pensando que éste
no permite tener la visión de un conjunto boscoso.
Toda proporción guardada, grafiquemos a
los fenómenos sociales como un hilo, o como una cadena constituida por
eslabones.
Si tomamos el ejemplo del hilo, debemos
explicar que está constituido por segmentos, o partes, desde su inicio hasta el
final. Un fragmento sería la economía, otro la religión, uno más el lenguaje,
el derecho iría en otra fracción, mientras otro trozo sería la ética, la
política más adelante, y así, de manera sucesiva.
Si el hilo es fuerte en todas sus
partes, resistirá las presiones que se le apliquen, conforme al propósito para
el cual fue fabricado; empero, si debilitamos al hilo en la parte educativa, o
en la económica, o en la seguridad pública, el hilo se romperá por lo más
delgado.
Lo mismo sucede con el ejemplo de los
grilletes. No debe olvidársenos que se prueba la fuerza de toda cadena a partir
de su eslabón más débil.
Por lo anterior, es preocupante que no
entendamos que debemos fortalecer a todos y cada uno de nuestros fenómenos
sociales, a efecto de que resistan los embates de nuestra vida diaria, tan
masiva como compleja, o mejor aún, enmarañada por la masividad, por el miedo,
la torpeza, la prisa, y la ambición de los poderosos.
En nuestro fenómeno económico, tanto
internacional como nacionalmente, estamos permitiendo el peligrosísimo
acaparamiento en poquísimas manos de la riqueza social, producida por quienes
trabajan para generar bienes y servicios.
Por lo general, quienes trabajan son los
pobres y las clases medias, representando al 99.82% de 120 millones de
mexicanos; mientras que los multimillonarios equivalen al 0.18% de todos los
habitantes de México, y acaparan poco más del 42% de toda la riqueza mexicana.
Sus mayores ingresos son de tipo bursátil,
especulativo. ¡Vaya torpeza en nuestro fenómeno económico!