lunes, 6 de abril de 2015

¡Cada quien su pascua!
LA RAZÓN DE LA FIESTA
        Originalmente en hebreo, griego y latín, la palabra "pascua" significó "paso". En su actual comprensión equivale a "festividad". Las palabras, como todas las cosas, sufren cambios en su desarrollo como partes del idioma de los pueblos.
        Cuando en el Antiguo Testamento se habla de "pascua", en el libro Éxodo, refiérese a la libertad lograda por los hijos de Israel frente al faraón de Egipto.
        Los israelitas dejaron de ser esclavos después que Dios, con la décima plaga enviada a Egipto, mató al primogénito de cada familia egipcia, respetando a los hijos de Israel, ya que previamente ordenó a Moisés que cada familia del pueblo escogido matara una res, y que mojando "un manojito de hisopo en la sangre vertida", rociara con ella el dintel del hogar donde vivía, cerrando la puerta para que nadie de los hebreos saliera hasta el día siguiente.
        Explicándose en el Éxodo: "Y cuando vuestros hijos os pregunten, ¿qué significa ese rito?, les responderéis: Éste es el sacrificio de la pascua del Señor."
        Si lo anterior es la "pascua" para la religión judía, madre de la religión cristiana, para ésta la "pascua" es, conforme al Nuevo Testamento en el Evangelio de Juan, cuando Cristo resucita y hace su "aparición a los discípulos en el día de pascua".
        Así que la pascua es una gran fiesta, con un motivo en extremo valioso, básicamente para el mundo de las religiones que emanan del judaísmo.
        Sin embargo, cada pueblo en este planeta llamado Tierra, de los que llevan en sus raíces culturales las historias bíblicas, han dado a la pascua sus variaciones particulares.
        Unos organizan juegos infantiles escondiendo huevitos de chocolate, a nombre del conejo de pascua, para que los niños los encuentren, los hagan propios, y gocen de su sabor.
        Otros, solemnizan únicamente con liturgia religiosa la resurrección imposible, hecha posible en los dogmas de una literatura al servicio religioso que, no por ello, deja de tener encanto humano.
        Existen quienes comen, beben, bailan, pasean, o simplemente descansan en el seno de su hogar, con motivo de esa pascua.
        En eso consiste esta semana que comienza, la que es factible enriquecer de múltiples maneras: con reflexión, trabajo, estudio, investigaciones, juegos de divertimiento y preparación, reuniones varias para socializar positivamente las necesidades y los temas de nuestro tiempo.
        Por ejemplo, podemos preguntarnos de dónde provienen esas capuchas cónicas de tela, a veces de color rojo, blanco, morado, negro, que usan para cubrir su rostro los manifestantes en el viernes santo de cada año, en algunas ciudades de España, de Latinoamérica, o de otros países de ascendencia católica.
        No faltan quienes al observarlas piensen en el Ku Klus Klan de los Estados Unidos de América, o en la Santa Inquisición de la Edad Media; y ambas posibilidades pueden provocar reacciones encontradas: causar temor, o atraer turismo.
        ¡Cada quien su pascua!, pero esos eventos deben diseñarse y producirse con esencias culturales.