¡Cada quien su
pascua!
LA RAZÓN DE LA
FIESTA
Originalmente en hebreo, griego y latín,
la palabra "pascua" significó "paso". En su actual
comprensión equivale a "festividad". Las palabras, como todas las
cosas, sufren cambios en su desarrollo como partes del idioma de los pueblos.
Cuando en el Antiguo Testamento se habla
de "pascua", en el libro Éxodo, refiérese a la libertad lograda por
los hijos de Israel frente al faraón de Egipto.
Los israelitas dejaron de ser esclavos
después que Dios, con la décima plaga enviada a Egipto, mató al primogénito de
cada familia egipcia, respetando a los hijos de Israel, ya que previamente
ordenó a Moisés que cada familia del pueblo escogido matara una res, y que
mojando "un manojito de hisopo en la sangre vertida", rociara con
ella el dintel del hogar donde vivía, cerrando la puerta para que nadie de los
hebreos saliera hasta el día siguiente.
Explicándose en el Éxodo: "Y cuando
vuestros hijos os pregunten, ¿qué significa ese rito?, les responderéis: Éste
es el sacrificio de la pascua del Señor."
Si lo anterior es la "pascua"
para la religión judía, madre de la religión cristiana, para ésta la
"pascua" es, conforme al Nuevo Testamento en el Evangelio de Juan,
cuando Cristo resucita y hace su "aparición a los discípulos en el día de
pascua".
Así que la pascua es una gran fiesta,
con un motivo en extremo valioso, básicamente para el mundo de las religiones
que emanan del judaísmo.
Sin embargo, cada pueblo en este planeta
llamado Tierra, de los que llevan en sus raíces culturales las historias
bíblicas, han dado a la pascua sus variaciones particulares.
Unos organizan juegos infantiles
escondiendo huevitos de chocolate, a nombre del conejo de pascua, para que los
niños los encuentren, los hagan propios, y gocen de su sabor.
Otros, solemnizan únicamente con
liturgia religiosa la resurrección imposible, hecha posible en los dogmas de
una literatura al servicio religioso que, no por ello, deja de tener encanto
humano.
Existen quienes comen, beben, bailan,
pasean, o simplemente descansan en el seno de su hogar, con motivo de esa
pascua.
En eso consiste esta semana que
comienza, la que es factible enriquecer de múltiples maneras: con reflexión,
trabajo, estudio, investigaciones, juegos de divertimiento y preparación,
reuniones varias para socializar positivamente las necesidades y los temas de
nuestro tiempo.
Por ejemplo, podemos preguntarnos de
dónde provienen esas capuchas cónicas de tela, a veces de color rojo, blanco,
morado, negro, que usan para cubrir su rostro los manifestantes en el viernes
santo de cada año, en algunas ciudades de España, de Latinoamérica, o de otros
países de ascendencia católica.
No faltan quienes al observarlas piensen
en el Ku Klus Klan de los Estados Unidos de América, o en la Santa Inquisición
de la Edad Media; y ambas posibilidades pueden provocar reacciones encontradas:
causar temor, o atraer turismo.
¡Cada quien su pascua!, pero esos
eventos deben diseñarse y producirse con esencias culturales.