viernes, 12 de agosto de 2011

Genovevo, y un PRD Errático LAS PERVERSIDADES DEL GÜERITO

          2,350 millones de pesos manejan anualmente en el Ayuntamiento de Morelia. 2,350 millones de pesos que constituyen la única razón por la que Genovevo Figueroa Zamudio desea ser candidato del Partido de la Revolución Democrática a la presidencia municipal de Morelia, y no a la presidencia municipal de Cuitzeo, población de donde es originario, pero en donde tampoco lo aceptan.
            Geno, o el güerito, como es conocido y reconocido, tiene un oscuro historial de porro, y de generador de porros, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Aún muchos de ellos lo rodean, como sus colaboradores cercanos o sus cómplices directos.
            Su enorme riqueza, muy alejada de su pobreza original, es uno de sus múltiples lados negros, vinculada con los presupuestos públicos que ha tenido a su encargo, tanto estatales como federales, y sólo le falta el erario municipal para el pleno goce de su insaciable apetencia.
            Como diputado federal priísta en la LI Legislatura fue tan mediocre como deshonesto. No le bastaba la dieta parlamentaria, sino que recibía dinero mensual del gobierno michoacano.
            Concluido su lóbrego ejercicio legislativo, Raúl Pineda Pineda lo acercó con el candidato a la gubernatura de Michoacán Luis Martínez Villicaña, logrando una diputación local que terminó despreciando, y con ello a sus electores, para tomar posesión como secretario de Gobierno, traicionando así a quien lo presentó, pues a Pineda todos lo ubicaban en ese cargo.
            Así le tomó gusto al sabor de la traición, y a sus ganancias, pues pronto  traicionó a su jefe, al propio gobernador Martínez Villicaña, frente al Presidente Carlos Salinas de Gortari, obteniendo que, en la realidad política, éste lo impusiera como gobernador substituto de Michoacán, cubriendo sólo las formas la Legislatura Local.
            Como gobernador fue más salinista que el propio Presidente, encarcelando a maestros, golpeando a estudiantes, y en su haber el propio PRD le achacó centenares de muertos, llamándole “represor, ratero, y asesino”.
            Una vez concluido el mandato de Salinas de Gortari, Geno volvió a la traición, y se convirtió, sin ningún pudor, en Zedillista, y antisalinista. De esa manera obtuvo un escaño en el Senado de la República, para después de traicionar a algunos de sus compañeros, de cámara, conseguir un liderato, que fue tan sombrío como saqueador.
            El secretario de Educación Pública Ernesto Zedillo lo había reprobado públicamente como gobernador inculto frente al Palacio de Justicia de Morelia, por mentir sobre los orígenes de este edificio, para después, como Presidente reprobarlo como líder de los Senadores, y enviarlo a la Embajada de México en Argentina.
            Ya de regreso al país traicionó a Zedillo, y al PRI, cuando con este partido se cobijo para amasar su enorme fortuna, so pretexto de que a uno de sus porros no lo hicieron candidato a diputado, pero en realidad su desplante fue para obtener la chamba de secretario de Turismo en el gobierno de Lázaro Cárdenas Batel, cuando por años despotricó en contra de los miembros de esa familia.
            Repitió en ese cargo en la administración de Leonel Godoy Rangel, y desde su inicio, ahí, la gran ubre turística siguió alimentado a sus negocios y a su familia, a la vista de todos.
             Pero ahora resulta que la pobreza de recursos humanos del PRD, y el dedo impositivo del gobernador Godoy, llevan grotescamente a quien antes calificaron de “salinista, asesino, represor, y ratero”, como su candidato a la presidencia municipal de Morelia para el cuatrienio 2012-2015.
            ¡Qué brutalidad la de estos masoquistas!, y también que cinismo del gobernador, de los dirigentes del PRD, y del sádico candidato Genovevo. Días antes del registro de este pillo feliz como precandidato a Alcalde de Morelia, el titular de ejecutivo estatal pronunció un mono y tierno discurso, en donde por decreto gubernativo declaró a Geno como “hombre liberal, de izquierda y nacionalista”.
            Montando, después, toda una charlotada; primero, publicitando el PRD que dejaba la candidatura de la presidencia de Morelia para un ciudadano, segundo, pagando de nuestros impuestos varias decenas de planas enteras en cada uno de los periódicos locales, con firmas forzadas o falsas, muy al estilo de las épocas de Antonio López de Santana: “pedimos a Genovevo Figueroa Zamudio acepte ser presidente municipal de Morelia, por ser tan bueno…”
            Y como en ese momento procesal sólo se trataba de una precandidatura, la crítica moreliana se puso activa observando violaciones a la legislación electoral, pero la broma popular no se dejó esperar, “… bueno para robar, bueno para asesinar, bueno para traicionar, y bueno para nada…”
            Mientras, Silvano Aureoles Conejo, candidato perredista a la gubernatura, le agradecía públicamente a Genovevo que lo acompañara en la lucha electoral. Y la voz del pueblo describía la realidad: “Tal para cual”.
                De ese tamaño ha proseguido la comedia montada, pues nadie más se registró como precandidato del PRD a la presidencia de Morelia. ¡Vaya rareza!, cuando en ese partido tienen, merced a que ellos mismos generan muchos pobres con sus actos de gobierno, un ejército de menesterosos listos para inscribirse para cualquier cargo público que tenga paga.
            Broma aparte, los perredistas de a pié y honestos se sienten indignados y traicionados por su dirigencia, y los morelianos estamos decididos a defender a Morelia.