miércoles, 10 de agosto de 2011

Vasos Comunicantes INDIGNADOS DEL MUNDO

            En cada país, y de acuerdo a sus circunstancias, se han venido constituyendo y manifestando grupos insurgentes en lo que va de este año. No todos tienen el mismo grado de violencia e, incluso, en una de esas naciones ni siquiera fue un grupo, sino un sujeto al parecer solitario.
            Me refiero a Noruega, con pueblo rico, culto, estable, de alto nivel de vida, con un sistema que ha generado una de las mejores distribuciones de su producto interno bruto y, sin embargo, también parió al loco Anders Behring Breivik, derechista activo, autor de una grave y reciente masacre.
            Y con Noruega, al hilo del rosario insurgente se agregan: Grecia, Francia, España, Italia, Inglaterra, Israel, en donde sus manifestantes están inconformes por diversos motivos, pero todos a nivel de encabronamiento; mientras que en América explotó ya en Chile.
            Pero junto con estas rebeldías de ambiente europeo, o cuando menos de la cultura occidental, se han dado, y se están revelando oposiciones belicosas en el mundo islámico.
            Todos estos recientes y lamentables casos tienen varias características en común: el franco disgusto contra quienes tienen poder, como una reprobación a su ejercicio y a sus efectos; la aplicación de actos violentos para mostrar su enojo, o al menos la realización de conductas al margen del derecho; una organización basada en instrumentos tecnológicos modernos, twiter, facebook, o medios de comunicación similares; y, al menos en principio, carecen de un plan y sus fines son borrosos.
            La gente común, en todas las ciudades de los Estados señalados, se pregunta: ¿qué está pasando? Este cuestionamiento es también generalizado. Y las respuestas son tan variadas y contradictorias, que no hay aún respuesta satisfactoria.
            En mi caso, una cosa doy por cierta. La forma de organización capitalista, en la producción, en el consumo, en la distribución, en la educación, en la política, en la religión, en la estética, en la familia, en todos los organismos sociales, ya no está funcionando bien.
            Obvio que el capitalismo fue revolucionario en su origen, en todas sus variables y etapas, tanto en la revolución industrial en Inglaterra, como en la independencia de las 13 colonias que constituyeron los Estados Unidos de América y, desde luego, en la Revolución Francesa.
            En México, iniciales barruntos de capitalismo quedaron en la Independencia; marcadas huellas de capitalismo se imprimieron en la Reforma; y con la Revolución de 1910 se configuró de manera plena el capitalismo en nuestro país.
            Hoy el capitalismo, en su desarrollo, ha sufrido avanzado desgaste. Suplirlo es necesario. Nuevas y mejores formas de organización socioeconómica exige nuestro tiempo. Pronto habrá indignados en los EU, y algo más drástico, naciones indignadas en oposición al eje central del capitalismo mundial.
            Ojalá todo este movimiento globalizado no carezca de inteligencia, de eficacia, y obtenga muchas cosas buenas, pero costando lo menos posible a toda la Humanidad.