lunes, 24 de mayo de 2010

DIMITE PORFIRIO DÍAZ


Centenario de la Revolución
DIMITE PORFIRIO DÍAZ
                                                          
            La carta va dirigida “A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados”, se observa que el suscriptor de la misiva la hizo con cierta prisa, ya sin el apoyo de una burocracia cuidadosa y formalista, y con un toque personal en donde la edad del firmante se denota.
            El lugar donde se firmó, y la fecha de esa epístola, es “México, Mayo 25 de 1911”. La firma consiste en el nombre de pila y el apellido, (muy legibles) y una especie de moño bajo el apelativo que se desprende de la última letra: “Porfirio Díaz”, así, sin ningún cargo.
            Obvio que esa comunicación aún no cumple el siglo, pero fue provocada por el inicio de la llamada Revolución Mexicana, la que tuvo como base el Plan de San Luis lanzado por Francisco I. Madero desde su refugio en los Estados Unidos de América, a donde había llegado después de estar en la cárcel en San Luis Potosí por órdenes del Presidente Díaz, a raíz de haberle competido a don Porfirio la Presidencia de la República, en la primera elección por 6 años habida en nuestro país.
            No se debe olvidar que Porfirio Díaz Mori en 1871 firma el Plan de la Noria en contra del Presidente Benito Juárez, y en tal documento expresa: “que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder”, y en 1875 vuelve Díaz a encabezar un levantamiento que derroca al Presidente Sebastián Lerdo de Tejada, bajo los conceptos vertidos en el Plan de Tuxtepec.
            Así Porfirio Díaz llega a ser Presidente bajo el lema de Sufragio Efectivo, No Reelección. El mismo lema que utilizó el Plan de San Luis para sacarlo del poder. Nadie se ha reelegido tantas veces como Díaz, y nadie ha violado el sufragio de la manera tan pertinaz como él.
            Porfirio nació en Oaxaca en el año 1830, de origen mixteco, e hizo estudios de derecho, sin concluirlos; así que cuando escribió esa carta para los Ciudadanos Secretarios de la Honorable Cámara de Diputados al Congreso de la Unión tenían 81 años, y un largo doctorado de 35 años en la cúspide del poder nacional, incluyendo el cuatrienio de su compadre incondicional Manuel González.
            Ese ocurso que cumple hoy 99 años, expresa el lenguaje y pensar del poderoso hasta aquel día: “… respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal, vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales…
            Porfirio Díaz sabía que nunca había respetado la voluntad del pueblo; sabía que la suprema representación de la Nación, en realidad, no estaba en la Cámara de Diputados; sabía que dejando el poder sin hacerles frente con las armas a los grupos levantados, entre ellos se iban a matar, descargando el odio acumulado en los mismos bandos revolucionarios.
            Conocía bien la condición humana, y en su misma dimisión, con su despedida triunfal de la Ciudad de México hasta Veracruz, se portó, en el fondo, como un viejillo peligroso.