lunes, 2 de marzo de 2015

Todos desconfían de todos
PAÍS DE LOS BOBOS
        Respecto a la detención de la Tuta, siendo un acto de autoridad relevante, muchas personas no creen la información oficial, y esto revela la desconfianza que se tiene en el poder público     .
        Esa pérdida de confianza es, desgraciadamente, un denominador común en las actuales relaciones humanas: federación y estados, estados y municipios, estados entre sí, entre municipios, el fisco y los contribuyentes en su bilateralidad, patrones y trabajadores, maestros y sociedad, comerciantes y consumidores, partidos políticos y electores. Todos los vínculos sociales están minados por el engaño, y la desilusión, de eficaz mutualismo.
        Tanta artimaña y tantos mentirosos dan lugar a una patología social que frena el desarrollo de México.
        Y es que nuestro país teniendo abundantes riquezas naturales no ha podido despegar del todo, al faltarnos la confianza entre nosotros mismos, lo que nos ha conducido a una constante lucha fratricida, de variados formas e intensidades, en diversas etapas de nuestra historia, alejándonos de la unidad nacional tan necesaria.
        Decir la verdad, o al menos nuestra verdad; expresar con honestidad lo que pensamos y hacemos debe ser apreciado como un valor humano y, por desgracia, nuestro modelo de organización no premia, sino castiga a quien de tal manera se conduce.
        En cambio, a quien miente con eficiencia, convirtiéndose en exitoso y rico, le reconocemos como triunfador, como un admirado gana dinero, llamándolo "Don" o "Doña"; a éstos, la mayoría de los medios masivos de comunicación, a cambio de pagos deshonestos, los alaba con adjetivos calificativos melosos y complacientes.
        Esa patología social nos conduce al desastre. Ese mal fue denunciado desde 1897 por Émile Durkheim como "anomia boba" en su libro El suicidio, en donde, entre otras formas voluntarias de matarse, analiza la auto desintegración de una sociedad.
        Pero el hecho actual es que el Presidente Enrique Peña Nieto y el gobierno se enfrentan a un fenómeno de anomia. Hagan el esfuerzo que hagan, por el camino que van, no se les cree, por haber quebrantado la confianza.
        Y "la vida y la confianza sólo una vez se pierden". Esta frase es anónima y colectiva, y se conserva y recrea en el cerebro de todos de manera constante.
        Ante esa sentencia necesitamos, con prudente sensatez, con actos eficientes más que con palabras, haciendo que los hechos respalden al discurso oficial, esgrimiendo precisas y claras verdades, relativas al tiempo, espacio y circunstancias, reconocer que esa aprehensión de la Tuta únicamente es un paso, como lo fue en su momento la detención de Caro Quintero, Amado Carrillo, Chapo Guzmán, y muchos otros.
        No opera aquí, la frase de que "muerto el perro se acabó la rabia", pues detenido o muerto el respectivo capo, el mal del crimen organizado y del narcotráfico siguen con su existencia perniciosa. No sólo es cosa de detener a los cabecillas, sino el detener al mal que los produce.
        ¡Confiemos en nosotros!, en el México inteligente.