Todos desconfían de
todos
PAÍS DE LOS BOBOS
Respecto a la detención de la Tuta,
siendo un acto de autoridad relevante, muchas personas no creen la información
oficial, y esto revela la desconfianza que se tiene en el poder público .
Esa pérdida de confianza es, desgraciadamente,
un denominador común en las actuales relaciones humanas: federación y estados,
estados y municipios, estados entre sí, entre municipios, el fisco y los
contribuyentes en su bilateralidad, patrones y trabajadores, maestros y
sociedad, comerciantes y consumidores, partidos políticos y electores. Todos los
vínculos sociales están minados por el engaño, y la desilusión, de eficaz
mutualismo.
Tanta artimaña y tantos mentirosos dan
lugar a una patología social que frena el desarrollo de México.
Y es que nuestro país teniendo
abundantes riquezas naturales no ha podido despegar del todo, al faltarnos la
confianza entre nosotros mismos, lo que nos ha conducido a una constante lucha
fratricida, de variados formas e intensidades, en diversas etapas de nuestra
historia, alejándonos de la unidad nacional tan necesaria.
Decir la verdad, o al menos nuestra
verdad; expresar con honestidad lo que pensamos y hacemos debe ser apreciado
como un valor humano y, por desgracia, nuestro modelo de organización no
premia, sino castiga a quien de tal manera se conduce.
En cambio, a quien miente con
eficiencia, convirtiéndose en exitoso y rico, le reconocemos como triunfador,
como un admirado gana dinero, llamándolo "Don" o "Doña"; a
éstos, la mayoría de los medios masivos de comunicación, a cambio de pagos
deshonestos, los alaba con adjetivos calificativos melosos y complacientes.
Esa patología social nos conduce al
desastre. Ese mal fue denunciado desde 1897 por Émile Durkheim como
"anomia boba" en su libro El
suicidio, en donde, entre otras formas voluntarias de matarse, analiza la auto
desintegración de una sociedad.
Pero el hecho actual es que el
Presidente Enrique Peña Nieto y el gobierno se enfrentan a un fenómeno de
anomia. Hagan el esfuerzo que hagan, por el camino que van, no se les cree, por
haber quebrantado la confianza.
Y "la vida y la confianza sólo una
vez se pierden". Esta frase es anónima y colectiva, y se conserva y recrea
en el cerebro de todos de manera constante.
Ante esa sentencia necesitamos, con
prudente sensatez, con actos eficientes más que con palabras, haciendo que los
hechos respalden al discurso oficial, esgrimiendo precisas y claras verdades,
relativas al tiempo, espacio y circunstancias, reconocer que esa aprehensión de
la Tuta únicamente es un paso, como lo fue en su momento la detención de Caro
Quintero, Amado Carrillo, Chapo Guzmán, y muchos otros.
No opera aquí, la frase de que
"muerto el perro se acabó la rabia", pues detenido o muerto el
respectivo capo, el mal del crimen organizado y del narcotráfico siguen con su existencia
perniciosa. No sólo es cosa de detener a los cabecillas, sino el detener al mal
que los produce.
¡Confiemos en nosotros!, en el México
inteligente.