miércoles, 11 de marzo de 2015

Jamás privatizar
NI AL AGUA NI AL AIRE
        Ante tanto reclamo, la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, de nuestro país, decidió por unanimidad "posponer el tiempo que sea necesario la discusión, en el plano, del dictamen de la Ley General de Aguas".
        Los ocho partidos políticos que integran dicha junta pretenden organizar foros de discusión sobre el proyecto de esa ley, y el dictamen realizado por las comisiones legislativas. Lo que en principio se observa como algo correcto.
        Si ese proyecto de ley, y el dictamen de las comisiones legislativas, pretenden privatizar, en todo o en mínima parte, tan preciado y vital líquido, van a provocar un estallido social.
        El siguiente paso sería privatizar el aire como uso personal y constante de los seres humanos. ¡Imagínense!, lo que ganaría una empresa privada cobrándonos diez centavos por cada respiro.
        Parece algo tan alejado y tan absurdo el privatizar el aire, como lo es la privatización del agua y el cobro por ella; salvo que, de alguna manera, ya están privatizadas en parte, esos dos elementos.
        Los empresarios de las televisoras y de la radio explotan a su provecho el aire, el espacio gaseoso en el que los seres vivos del planeta Tierra nos encontramos.
        Y con el agua, las grandes empresas refresqueras han hecho su agosto durante todos los meses de cada año.
        Las políticas públicas sobre el aire y el agua deben revisarse de cara al pueblo de México. Quizá, hemos ido por caminos equivocados, y esto nos ha conducido a un sin fin de crisis.  
        Las crisis en la vida del ser humano no son nuevas ni ajenas a él; de suyo, el hombre es un eterno generador de problemas, de conflictos, y cuando los resuelve bien, vuelve a crear más dificultades, pero serán preñeces del desarrollo.
        Por ejemplo, construir una aula y asignar a un maestro de primer año de primaria, es zanjar un problema educativo escolar, pero se forjan dialécticamente los atolladeros de las necesidades restantes: primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura, y demás grados académicos de carácter escolar.
        Pero si no se edifica esa aula ni se nombra a ese maestro, de primer año de primaria, nos advendrán problemas de subdesarrollo, al igual, si no prosigue nuestro esfuerzo de ir satisfaciendo las propias necesidades. Y cuando estas insuficiencias toman tono de urgencia, de gravedad, entonces se llega a un estado de crisis.
        Pero las crisis son reveladoras de nuestra propia vida, y no deben confundirse con las catástrofes.
        Empero, para superar las crisis debemos identificar clara y precisamente los problemas que las provocan, ya que las hacemos más agudas y prolongadas al no entenderlas, y al no solucionarlas.
        Respeto a nuestros problemas de agua y de aire debemos estudiarlos sin prisas, pero sin pausas, como recomendaba hacerlo, con toda la problemática nacional, el Presidente Adolfo Ruiz Cortines.
        Simplemente habrá que agregar que la responsabilidad social es indispensable.