Extintos los capos
¿QUIÉN OCUPARÁ ESOS
ESPACIOS?
Es un aliento esperanzador el observar
acciones gubernativas que ponen fuera de circulación a los capos, tanto del
narcotráfico como del crimen organizado.
Sin mezquindad, reconozcamos el esfuerzo
que ha venido realizando, en ese sentido, la administración del Presidente
Enrique Peña Nieto.
Empero, muchos mexicanos nos sentimos en
camino hacia un abismo, rumbo a graves problemas económicos, y cargando una
pésima forma de organización social que, en gran medida, es la causa de la
existencia del narco y de la delincuencia organizada.
Parece que la relativa eficacia de las
medidas gubernativas, en los temas delincuenciales en cita, sólo operan en el
follaje, a veces espectacularmente, pero no en la estructura, en el fondo, en
la etiología de tan delicados problemas.
El pueblo aprueba la aplicación de la
ley en los casos de Caro Quintero, Amado Carrillo, Chapo Guzmán, la Tuta, y
muchos otros de renombre en el pernicioso campo de la gran delincuencia.
Pero el vacío, relativo, que ellos han
dejado es invadido ipso facto por otro delincuente, por lo general más inhumano,
avezado y cruel, que sus antecesores.
¿De qué sirve, entonces, el trapear
constantemente un piso mojado, si antes no se cierra eficazmente la llave del
agua que causa la inundación? Estamos aplicando con mucho costo una política
errónea.
Es preferible, primero, suprimir la
atmósfera que genera a tan peligrosa delincuencia, cerrando la llave por donde
se producen tanta inseguridad y tan graves delitos, al mismo tiempo que se
combate a los efectos.
Para el caso que nos ocupa, matar al
perro no es acabar con la rabia, pues detenido o muerto el respectivo capo, el
mal del crimen organizado y del narcotráfico sigue, renovado, con su dañina
presencia. No sólo es tarea de extinguir a los cabecillas de tan perversos
grupos, sino el atajar de raíz al mal estructural que los produce.
El fenómeno de la relatividad general
planteado por Albert Einstein hace 100 años, en su teoría sobre la gravedad, el
espacio, el tiempo, y el universo, superado por varios de sus sucesores, nos
conduce a precisar que no existen los vacíos absolutos, y que todos los
espacios son características de la materia moldeadas por ella, como el tiempo,
y el universo todo, deberíamos con inteligencia socialmente organizada cubrir
esas oquedades relativas con colectivos armados de sistemas culturales, éticos,
económicos y jurídicos eficaces.
No hacerlo, así, da la impresión de
torpeza gubernativa, o de corrupción cómplice.
De poco sirve que se dragonee
presuntuosamente de que se ha hecho una gran cantidad de detenciones, las que
atacan exclusivamente los síntomas, dejando intocables las motivaciones estructurales
y de fondo que ocasionan esos repudiables efectos.
La seriedad de una autoridad
responsable, y eficaz, no requiere de fuegos artificiales frívolos que no
engañan a nadie.
Lo real es que PEMEX, encajuelado en una
reforma energética inoportuna, carga una pérdida de 17,900 millones de dólares,
mientras la depreciación del peso mexicano sigue en caída.