lunes, 30 de marzo de 2015

Algo inteligente
INVERTIR EN PROYECTOS PRODUCTIVOS
        En transportes, energéticos, alimentos, e infraestructura productiva, es en lo que debemos gastar. No debe haber recorte en estos rubros.
        En cambio, en procesos electorales inútiles y carísimos, ni un centavo deberíamos erogar. En todas las entidades federativas del país, y en todos los niveles económicos de la sociedad mexicana, se llega a esa  conclusión.
        Gente de todas las ideologías piensan lo mismo: Un México sin empleos, sin cobertura plena de educación, salud, vivienda, con una deuda pública enorme, con quebranto en sus finanzas, no puede ni debe financiar procesos electorales multimillonarios.
        Antes de recortar en proyectos productivos como la transportación ferrocarrilera, la que incluso puede servir de detonante para dar una nuevo sentido a la política del transporte colectivo de nuestra nación, debe recortarse el enorme gasto en procesos electorales.
        A la fundada crítica por esa descomunal asignación a gastos electorales en los Presupuesto de Egresos del 2015, en la Federación, en las 32 entidades federativas, y en los 2445 municipios, de los Estados Unidos Mexicanos, se han sumando variadas opiniones.
        Hasta el semanario Desde la fe, dedica sus espacios a este asunto terreno, afirmando que es escandaloso el financiamiento y la descomunal asignación de recursos otorgados a los partidos políticos para este proceso electoral 2015
        Por doquier se hace un comparativo entre lo que se va a gastar en salud y asistencia social con lo que se proyecta para erogar en elecciones. Y el monto electoral es superior a esos dos ramos.
        Afirman que es un "Derroche del pueblo a costa del pueblo", lo que no corresponde totalmente a la realidad, ya que ese derroche no lo realiza el pueblo, sino el gobierno representado por autoridades, para el caso, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, órgano encargado de la aprobación de dicho Presupuesto de Egresos de la Federación.
        Lo que sí es cierto, es que ese despilfarro se perpetra a costa del pueblo; y, bien pudieran hacerse, en lo electoral, varios recortes que serían aplaudidos por la mayoría de la población. Si hubiera la voluntad para ello, se podría efectuar todo el proceso electoral sin tanto gastadero. En varios días de trabajo se elaborarían proyectos viables y serios para, con poco dinero, celebrar el próximo proceso electivo, con mayor calidad y certidumbre.
        En este año 2015 se elegirán, el 7 de junio, 500 diputados federales, nueve gobernadores, 993 ayuntamientos, 641 diputados locales, y 16 delegaciones políticas del Distrito Federal. Los costos de estos eventos pueden reducirse al mínimo indispensable, ya que esas elecciones tienen que hacerse.
        Si no se hace ese recorte a lo electoral, ahora y en serio, al final de ese proceso tendremos que padecer nuestros deslices y torpezas.
        Y ese proceso no se termina un día después de la emisión de los votos, sino que prosigue varios meses después, con etapas que, en no pocos casos, alterarán la voluntad popular emitida.
        Todo por una "democracia", inexistente.