miércoles, 18 de marzo de 2015

Tropiezos del Papa
EL DIABLO A LA VATICANA
        Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco, ha seguido forjándose una personalidad controvertida.
        A mí me parece sincero, y con la decisión de mejorar la posición del catolicismo en el mundo; empero, dentro del enrarecido ambiente de esa alta aristocracia religiosa, su conducta sigue siendo incomoda, a más de dos años de ejercicio papal.
        Cuando visitó Brasil rompió las reglas de seguridad que su escolta había establecido. Eso generó un momento temerario y crítico, en donde el Papa Francisco se vio a sí mismo rodeado de una multitud.
        Y después de que fue rescatado expresó: "He podido estar con la gente, abrazarla, saludarla, sin coches blindados y sin seguridad. La seguridad es fiarse de un pueblo. Siempre existe la posibilidad de que un loco haga algo, pero la verdadera locura es poner un espacio blindado entre el Papa y el pueblo. Prefiero el riesgo a esa locura".
        En esa actitud se encuentra la base de la conducta del vicario en análisis. Por eso durante su marcha se tropezará constantemente con una realidad que le es adversa, debido a que se siente agredida por el pontífice, al romper reglas.
        Con México ya lleva dos atrevimientos. El primero cuando afirmó, quebrando la mesura diplomática: "... Ojalá estemos a tiempo, en Argentina, de evitar la mexicanización... hablé con algunos obispos mexicanos, y la cosa es de terror..."
        Ante la nota del gobierno mexicano, suscrita por su canciller José Antonio Meade, el Papa explicó replicante: "... mexicanización es un término técnico, que no tiene nada que ver con la dignidad de México... como balcanización, por la que ni los serbios ni macedonios ni croatas se enojan". Esta explicación revela el poco cuidado que tiene el pontífice como representante del Vaticano, y más aún como representante del dios católico.
        El segundo atrevimiento del Papa Francisco lo recibimos a través de su curioso diagnóstico desde la basílica de San Pedro, en una entrevista con Televisa: "Quién tiene la culpa de esa violencia, de ese terror, ¿el gobierno? Esa es una respuesta más que superficial. A México el diablo lo castiga con mucha bronca..."
        Todo se puede decir, pero depende en qué forma se exprese, y el tiempo y el lugar en qué se diga, más cuando el que habla es un alto dignatario con niveles de responsabilidad y poder elevados, ya sea en el área religiosa, o en otra.
        Inmediatamente después de lo dicho por el Papa Francisco acerca de las actuales tareas del diablo en México, los diplomáticos del Vaticano trataron de matizar esa afirmación tan satánica, precisando que el pontífice suponía que el enojo del demonio en contra de nuestro país se debe "a la fuerte raigambre católica del pueblo de México".
        Lo que con independencia de su buena intención, provoca insatisfacciones lógicas al respecto, haciendo que el Vaticano se enrede y el Papa se tropiece con su propio lenguaje. ¡Y sin ninguna necesidad!