Tropiezos del Papa
EL DIABLO A LA
VATICANA
Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido
como el Papa Francisco, ha seguido forjándose una personalidad controvertida.
A mí me parece sincero, y con la
decisión de mejorar la posición del catolicismo en el mundo; empero, dentro del
enrarecido ambiente de esa alta aristocracia religiosa, su conducta sigue
siendo incomoda, a más de dos años de ejercicio papal.
Cuando visitó Brasil rompió las reglas
de seguridad que su escolta había establecido. Eso generó un momento temerario
y crítico, en donde el Papa Francisco se vio a sí mismo rodeado de una
multitud.
Y después de que fue rescatado expresó:
"He podido estar con la gente, abrazarla, saludarla, sin coches blindados
y sin seguridad. La seguridad es fiarse de un pueblo. Siempre existe la
posibilidad de que un loco haga algo, pero la verdadera locura es poner un
espacio blindado entre el Papa y el pueblo. Prefiero el riesgo a esa
locura".
En esa actitud se encuentra la base de
la conducta del vicario en análisis. Por eso durante su marcha se tropezará
constantemente con una realidad que le es adversa, debido a que se siente
agredida por el pontífice, al romper reglas.
Con México ya lleva dos atrevimientos.
El primero cuando afirmó, quebrando la mesura diplomática: "... Ojalá
estemos a tiempo, en Argentina, de evitar la mexicanización... hablé con
algunos obispos mexicanos, y la cosa es de terror..."
Ante la nota del gobierno mexicano,
suscrita por su canciller José Antonio Meade, el Papa explicó replicante:
"... mexicanización es un término técnico, que no tiene nada que ver con
la dignidad de México... como balcanización, por la que ni los serbios ni
macedonios ni croatas se enojan". Esta explicación revela el poco cuidado
que tiene el pontífice como representante del Vaticano, y más aún como
representante del dios católico.
El segundo atrevimiento del Papa
Francisco lo recibimos a través de su curioso diagnóstico desde la basílica de
San Pedro, en una entrevista con Televisa: "Quién tiene la culpa de esa
violencia, de ese terror, ¿el gobierno? Esa es una respuesta más que
superficial. A México el diablo lo castiga con mucha bronca..."
Todo se puede decir, pero depende en qué
forma se exprese, y el tiempo y el lugar en qué se diga, más cuando el que
habla es un alto dignatario con niveles de responsabilidad y poder elevados, ya
sea en el área religiosa, o en otra.
Inmediatamente después de lo dicho por
el Papa Francisco acerca de las actuales tareas del diablo en México, los
diplomáticos del Vaticano trataron de matizar esa afirmación tan satánica,
precisando que el pontífice suponía que el enojo del demonio en contra de
nuestro país se debe "a la fuerte raigambre católica del pueblo de
México".
Lo que con independencia de su buena
intención, provoca insatisfacciones lógicas al respecto, haciendo que el Vaticano
se enrede y el Papa se tropiece con su propio lenguaje. ¡Y sin ninguna
necesidad!