Decir: Jamás seré
político
ES PARTICIPAR EN LA
POLÍTICA
Es común, en los tiempos que vivimos,
que haya equivocadamente un desprecio por la política, al considerarla algo
sucio, corrupto, mentiroso, lleno de traiciones, y de algunas otras pasiones
bajas.
Realmente esos calificativos de
descrédito no corresponden a la política, en sí misma considerada; pueden, sí,
concernir a algunos políticos, o a la mayoría de los políticos actuales.
Es erróneo afirmar que todos los
políticos son merecedores de esos despectivos conceptos. Los juicios
universales en esta materia de valoración, ya sean afirmativos o negativos, son
siempre falsos.
Recordemos que la política, actualmente,
es considerada como una actividad humana que tiene como objeto, de su hacer, al
poder público en su concepción más amplia.
Si alguien piensa, se expresa, mal o
bien del poder público, hace política. El que diga que odia a la política, que
nunca hará política, que él no es político ni lo será jamás, está haciendo
política, y no de la mejor.
Hacer cosas para destruir al poder
público, o para apoyarlo, es engendrar política; en una palabra no hay nadie
que no sea político. No es necesario que sea burócrata, o cobré del erario por
su acción política, para ser político.
Hace semanas que Mario Vargas Llosa
respondió con sinceridad didáctica algunas preguntas, en Madrid, a los entrevistadores
Juan Cruz y Samuel Sánchez. Al menos estos nombres aparecieron en la nota
internacional correspondiente como interrogadores.
"¿Qué le sorprende de lo que habla con los chicos? El enorme
desprecio por la política y el compromiso; piensan que es una pérdida de
tiempo, que todos los políticos son corruptos. Esa actitud cínica a la que
llegan tan pronto es peligrosa para el futuro de la democracia, de la libertad,
de todo lo que nos ha sacado de la barbarie."
"¿Los convence de lo contrario? Es difícil hacerlo si lo que
les ofreces es vivir en sociedades donde no hay trabajo sino para minorías. La
gran revolución tecnológica transforma el mundo y hace desaparecer cada vez más
oportunidades de trabajo."
Vargas Llosa ha sido político toda su
vida; empero, además, ha sido candidato a la Presidencia del Perú, su país
natal, y lo sorprende, a su decir, que los jóvenes tengan ese enorme deprecio
por la política y el compromiso, pensando que cualquier actividad política es
una verdadera pérdida de tiempo, porque, y aquí viene el desafortunado
universal afirmativo, "todos los políticos son corruptos".
Tan falso como: todos los corruptos son
políticos de profesión.
La confusión en la que viven, más que
ser peligrosa para el futuro de la democracia y de la libertad, es más amenazadora
para ellos mismos y sus seres queridos. La democracia y la libertad sólo tienen
sentido en relación a ellos, y al resto de los seres humanos.
Y agrega Vargas Llosa que es difícil
convencerlos para que participen en la política, cuando están participando ya
con sus repulsas, por falta de trabajo.