miércoles, 2 de julio de 2014

Decir: Jamás seré político
ES PARTICIPAR EN LA POLÍTICA
        Es común, en los tiempos que vivimos, que haya equivocadamente un desprecio por la política, al considerarla algo sucio, corrupto, mentiroso, lleno de traiciones, y de algunas otras pasiones bajas.
        Realmente esos calificativos de descrédito no corresponden a la política, en sí misma considerada; pueden, sí, concernir a algunos políticos, o a la mayoría de los políticos actuales.
        Es erróneo afirmar que todos los políticos son merecedores de esos despectivos conceptos. Los juicios universales en esta materia de valoración, ya sean afirmativos o negativos, son siempre falsos.
        Recordemos que la política, actualmente, es considerada como una actividad humana que tiene como objeto, de su hacer, al poder público en su concepción más amplia.
        Si alguien piensa, se expresa, mal o bien del poder público, hace política. El que diga que odia a la política, que nunca hará política, que él no es político ni lo será jamás, está haciendo política, y no de la mejor.
        Hacer cosas para destruir al poder público, o para apoyarlo, es engendrar política; en una palabra no hay nadie que no sea político. No es necesario que sea burócrata, o cobré del erario por su acción política, para ser político.
        Hace semanas que Mario Vargas Llosa respondió con sinceridad didáctica algunas preguntas, en Madrid, a los entrevistadores Juan Cruz y Samuel Sánchez. Al menos estos nombres aparecieron en la nota internacional correspondiente como interrogadores.
        "¿Qué le sorprende de lo que habla con los chicos? El enorme desprecio por la política y el compromiso; piensan que es una pérdida de tiempo, que todos los políticos son corruptos. Esa actitud cínica a la que llegan tan pronto es peligrosa para el futuro de la democracia, de la libertad, de todo lo que nos ha sacado de la barbarie."
        "¿Los convence de lo contrario? Es difícil hacerlo si lo que les ofreces es vivir en sociedades donde no hay trabajo sino para minorías. La gran revolución tecnológica transforma el mundo y hace desaparecer cada vez más oportunidades de trabajo."
        Vargas Llosa ha sido político toda su vida; empero, además, ha sido candidato a la Presidencia del Perú, su país natal, y lo sorprende, a su decir, que los jóvenes tengan ese enorme deprecio por la política y el compromiso, pensando que cualquier actividad política es una verdadera pérdida de tiempo, porque, y aquí viene el desafortunado universal afirmativo, "todos los políticos son corruptos".
        Tan falso como: todos los corruptos son políticos de profesión.
        La confusión en la que viven, más que ser peligrosa para el futuro de la democracia y de la libertad, es más amenazadora para ellos mismos y sus seres queridos. La democracia y la libertad sólo tienen sentido en relación a ellos, y al resto de los seres humanos.
        Y agrega Vargas Llosa que es difícil convencerlos para que participen en la política, cuando están participando ya con sus repulsas, por falta de trabajo.