Einstein, Palestina
e Israel
AL ESTE DEL PARAISO
Albert Einstein, con la sinceridad de
quien colaboró para reconfigurar la perdida identidad judía, declaró en
entrevista publicada el 21 de junio de 1921 en Jüdische Rundschau: "Hasta hace una generación, los judíos de
Alemania no se consideraban miembros del pueblo judío. Simplemente se
consideraban miembros de una comunidad religiosa."
El viaje de Einstein a Palestina, en el
1923, le indujo a escribir en su diario respecto al acervo judío en aquellas
tierras: "Compañeros tribales
de mente embotada rezan, con el rostro vuelto hacia el muro, balanceando sus
cuerpos hacía adelante y hacia atrás. Una lastimera visión de hombres con
pasado, pero sin futuro."
El New York Times publicó el 18 de abril
de 1938 que Einstein, ante 3 mil personas, aseveró: "Mi conciencia del
carácter esencial del judaísmo se resiste a la idea de un estado judío con
fronteras, un ejército y cierta cantidad de poder temporal. Tengo miedo del
daño interior que sufrirá el judaísmo, especialmente por el desarrollo de un
nacionalismo estrecho de miras en nuestras filas. Nosotros ya no somos los
judíos del periodo de los Macabeos."
Ese mismo diario daba cuenta, el 12 de
enero del 1946, que Einstein reafirmaba su criterio en Washington ante una
comisión internacional que estudiaba la situación de aquella Palestina integrada
por árabes y judíos bajo la hegemonía inglesa, y en donde dos años después
fundarían a Israel: "Mi corazón no alberga la idea de fundar el estado de
Israel. No entiendo por qué es necesario poner a los judíos en contra de los árabes".
Fundado el estado de Israel el 14 de
mayo del 1948 bajo un plan de la ONU, Einstein escribió a Hans Muehsam el 24 de
septiembre de 1948: "Nunca he considerado que la idea de un estado de
Israel fuera buena, por razones económicas, políticas y militares. Pero ahora
ya no hay vuelta atrás, y hay que luchar hasta el fin."
A la muerte del primer Presidente de
Israel Chaim Weizmann, el 9 de noviembre del 1952, oficialmente el Primer
Ministro David Ben Gurion ofreció la Presidencia de Israel a Albert Einstein.
Éste declinó: "Me siento profundamente emocionado por el ofrecimiento, y
al mismo tiempo avergonzado por no poder aceptar".
Su posición ante autoridades de Israel,
y en su Carta a un árabe, era
precisa: "Si no somos capaces de encontrar una forma de cooperación
honesta y unos pactos honestos con los árabes, no habremos aprendido
absolutamente nada en dos mil años de sufrimiento... Hay que crear un consejo
privado de cuatro judíos y cuatro árabes, todos ellos de ideas independientes,
encargados de dirimir cualquier disputa... Los dos grandes pueblos semitas
tienen un gran futuro común... Si los judíos no se aseguran de que las dos
partes vivan en armonía, la guerra les atormentará en las décadas
futuras."
Ante los actuales conflictos, al este
del paraíso, vale recordar los conceptos de Einstein.