lunes, 14 de julio de 2014

Einstein, Palestina e Israel
AL ESTE DEL PARAISO
        Albert Einstein, con la sinceridad de quien colaboró para reconfigurar la perdida identidad judía, declaró en entrevista publicada el 21 de junio de 1921 en Jüdische Rundschau: "Hasta hace una generación, los judíos de Alemania no se consideraban miembros del pueblo judío. Simplemente se consideraban miembros de una comunidad religiosa."
        El viaje de Einstein a Palestina, en el 1923, le indujo a escribir en su diario respecto al acervo judío en aquellas tierras: "Compañeros tribales de mente embotada rezan, con el rostro vuelto hacia el muro, balanceando sus cuerpos hacía adelante y hacia atrás. Una lastimera visión de hombres con pasado, pero sin futuro."
        El New York Times publicó el 18 de abril de 1938 que Einstein, ante 3 mil personas, aseveró: "Mi conciencia del carácter esencial del judaísmo se resiste a la idea de un estado judío con fronteras, un ejército y cierta cantidad de poder temporal. Tengo miedo del daño interior que sufrirá el judaísmo, especialmente por el desarrollo de un nacionalismo estrecho de miras en nuestras filas. Nosotros ya no somos los judíos del periodo de los Macabeos."
        Ese mismo diario daba cuenta, el 12 de enero del 1946, que Einstein reafirmaba su criterio en Washington ante una comisión internacional que estudiaba la situación de aquella Palestina integrada por árabes y judíos bajo la hegemonía inglesa, y en donde dos años después fundarían a Israel: "Mi corazón no alberga la idea de fundar el estado de Israel. No entiendo por qué es necesario poner a los judíos en contra de los árabes".
        Fundado el estado de Israel el 14 de mayo del 1948 bajo un plan de la ONU, Einstein escribió a Hans Muehsam el 24 de septiembre de 1948: "Nunca he considerado que la idea de un estado de Israel fuera buena, por razones económicas, políticas y militares. Pero ahora ya no hay vuelta atrás, y hay que luchar hasta el fin."
        A la muerte del primer Presidente de Israel Chaim Weizmann, el 9 de noviembre del 1952, oficialmente el Primer Ministro David Ben Gurion ofreció la Presidencia de Israel a Albert Einstein. Éste declinó: "Me siento profundamente emocionado por el ofrecimiento, y al mismo tiempo avergonzado por no poder aceptar".
        Su posición ante autoridades de Israel, y en su Carta a un árabe, era precisa: "Si no somos capaces de encontrar una forma de cooperación honesta y unos pactos honestos con los árabes, no habremos aprendido absolutamente nada en dos mil años de sufrimiento... Hay que crear un consejo privado de cuatro judíos y cuatro árabes, todos ellos de ideas independientes, encargados de dirimir cualquier disputa... Los dos grandes pueblos semitas tienen un gran futuro común... Si los judíos no se aseguran de que las dos partes vivan en armonía, la guerra les atormentará en las décadas futuras."
        Ante los actuales conflictos, al este del paraíso, vale recordar los conceptos de Einstein.