La Gran Familia
LO IMPORTANTE SON
LOS NIÑOS
Lo sustancial del caso de La Gran
Familia de Zamora, Michoacán, son los centenares de niños que ahí vivían. Todos
y cada uno de ellos.
Rosa Verduzco, "ángel o
demonio", fue la promotora que dio sentido y directriz por varias décadas
a aquel laboratorio humano, hasta la irrupción de las fuerzas armadas en el
albergue para poner fin a esa veterana experiencia.
Ahora se observa que no era necesario el
uso de la fuerza extrema utilizada; como no fue justo que durante días los
medios masivos de comunicación, con la complacencia de la fiscalía federal,
criminalizara a la responsable de ese hospicio.
"Delincuente de alta
peligrosidad" llegaron a denominarle, oficialmente, para después dejarle
en plena libertad, sin cargo penal cual ninguno.
Rosa es, y ha sido, una mujer singular,
fuera de serie, controvertida, con enemigos que la odian y amigos que la
adoran, de carácter fuerte a pesar de su edad avanzada y deterioro a la vista,
de actitudes hombrunas con especial sensibilidad femenina, capaz de lanzar las
peores palabras mal sonantes, como de pronunciar los conceptos más dulces.
Directa para hablar y discutir sobre cualquier
tema, capaz y arrebatada en acciones poco comunes, se decidió a adoptar,
poniéndoles su apellido y sujetándolos a su autoridad, a decenas de miles de
niños, durante años y años de su vida, a contrapelo de la sugestiva frase de:
la familia pequeña vive mejor.
Si existen muchos niños con hambre,
rodeados de un ambiente de drogas, odio y delincuencia, sin escuela y sin
hogar, sin padres responsables, resulta obvio que se generen satisfactores de
diversos tipos y niveles.
Una de esas opciones, con todas sus
aciertos, imperfecciones, éxitos, y fracasos, fue La Gran Familia; empero,
afectada más por actos de autoridad de tipo externo, que por deficiencias
internas a la vista, lo que corresponde, hoy, es trabajar para que todos y cada
uno de los niños que ahí se albergaban, mejoren su condición de aquí en
adelante.
Es menester que el gobierno, que
determinó la liquidación de esa añosa expectativa, asegure con actos eficaces
que dichos niños tenga de hoy en adelante mejor afecto, cultura, habitación,
alimento, vestido, educación, trato humano, trabajo, esparcimiento sano, con futuro
aceptable en su desarrollo.
En la inteligencia de que existen
millones de niños, en nuestro país, mexicanos o migrantes de Centroamérica, a
quienes debemos garantizarles lo mismo. El esfuerzo que nos espera es mucho más
arduo que el que se echó encima Rosa Verduzco en su años juveniles, pero el
nuestro, ahora, junto con el gobierno, debe ser de efectos superiores a los de
ella. Si no fuese así, ¡qué vergüenza!, y que derrota.
Debemos repetirnos, hasta comprenderlo
plenamente, que lo verdaderamente importante del caso de La Gran Familia de
Zamora, Michoacán, son los centenares de niños que ahí vivían; y, con ellos,
los millones de niños que habitan en el territorio de un gran país que se llama
México.