miércoles, 16 de julio de 2014

Entre bromas y veras
LOS MEXICANOS PINTADOS POR SÍ MISMOS
        Para encontrar el perfil de los mexicanos se suele recurrir a lo escrito por Samuel Ramos, y a la obra de Octavio Paz; sin embargo, desde el siglo XIX nuestros antepasados tuvieron la inquietud de ir dibujando sus pensamientos sobre el tipo de mexicanos existentes.
        Y escribir es, justamente, dibujar nuestros pensamientos a través de palabras conceptuales que llegan a constituir razonamientos.
        En 1854-1855 la Imprenta M. Murguía y Comp. editó el libro Los mexicanos pintados por sí mismos, Tipos y costumbres nacionales, en donde participaron varios autores, entre otros, Hilarión Frías Soto, José María Rivera, Juan de Dios Arias, Ignacio Ramírez, Pantaleón Tovar, y Niceto de Zamacois.
        La perspectiva de todos ellos fue describir cómo eran los personajes que ejercían las actividades de esos tiempos: el aguador, la chiera, el pulquero, el barbero, el cochero, el cómico de la legua, la costurera, el cajero, el evangelista, el sereno, el alacenero, la china, el poetastro, el vendutero, la coqueta, el abogado, el arriero, el jugador de ajedrez, la cajista, la estanquillera, el escribiente, el ranchero, el maestro de escuela, la casera, el criado, el mercero, la partera, el ministro, el cargador,  el tocinero, y el ministro ejecutor.
        La diversidad de trabajos durante ese siglo en que nació México a la vida independiente, en su pluralismo de identidad, fue tomado por esos escritores como una riqueza social de la época. Y cada uno de estos literatos, con su propio estilo, entre bromas y veras, dejó su huella intelectual en la estampa de su personaje.
        Desde luego la idea de describirse por sí mismos los mexicanos no fue del todo original, ya que mucho antes les dio por describirse a sí mismos a los ingleses, a los franceses, a los españoles, a los italianos, a los griegos, y a muchos otros europeos.
        Pero en nada demerita ni mengua la disposición de esos inteligentes mexicanos del siglo XIX que pintaron literariamente a los connacionales de su entorno, ya que lo hicieron con gracia y precisión.
        De esa obra ha habido muchas ediciones; pero, ahora, desde el mes de octubre del año 2013, CONACULTA y MAPorrua lanzaron una reciente edición agradablemente ilustrada. A esta edición le han agregado un ensayo de un destacado escritor del siglo XX, Andrés Henestrosa, sobre el panadero.
        A finales del siglo XX y lo que va del XXI nos ha dado por pintarnos, como mexicanos, en nuestro perfiles más negativos: borrachos o drogados, llevado a cabo conductas locas y descabelladas. como quien en París se orinó sobre el pebetero del Arco de Triunfo, apagando con sus excreciones líquidas el fuego permanente que honra a los héroes franceses, o como idiotas, faltándole al respeto a una brasileña y lesionaron gravemente a su esposo.
        Sin embargo, la mayoría de los mexicanos no somos así, y bien podríamos describirnos en el campo, industria, comercio, y profesión, como gente honorable y trabajadora.